Capítulo 1

1.5K 91 1
                                    

5 meses antes....

El clima de estos días ha estado muy fresco, gracias al amable señor del restaurante de a lado los niños y yo tenemos con que cubrirnos del frío.

Lo que menos quiero es que se enfermen y claramente menos yo si no, ¿Quién les traería comida?.

Kira y Abel son dos pequeños que prácticamente toda su corta vida han vivido en la calle.

Kira había sido abandonada en un basurero a la edad de cuatro años. Mientras que Abel, bueno, cuando lo encontré tenía unos siete años y tenía muchos golpes en el rostro.

Ahora, Kira es una pequeña de ocho años, debido a las condiciones en que vivimos, es delgada, claro, menos que Abel y yo. Kira tiene su cabello rubio y ojos azules, es una niña muy hermosa y muy inteligente.

Abel es mayor que Kira, el tiene trece años, siempre trata de que Kira y yo comamos antes que el, y si es el caso, prefiere no comer. Ambos niños son muy inteligentes, Abel siempre nos ha considerado como su familia, sus amigas y hermanas a las que debe de proteger porque el es el hombre. Abel tiene su cabello marrón y sus ojos son color miel.

Los quiero con todo mi corazón, daría mi comida de toda la semana para que ellos no pasen hambre.

En fin, cuando escucho que la puerta que esta a un lado del restaurante se abre quiere decir que es mi hora de levantarme.

Salgo de la "enorme" caja en la que duermo.

-Rayos...

Exclamó al sentir mi cuello y espalda Adolorida. Me estiro y hago algunos movimientos para que desaparezca el dolor. La rutina de siempre.

Después de hacer los movimientos de siempre me acerco al rincón del callejón donde hay un colchón individual y donde se encuentran dormidos Abel y Kira.

-Chicos...Ab...-Así le digo de cariño a Abel.-Kira, vamos es hora de despertar dormilones.

Poco a poco ambos van a abriendo sus ojos.

-Mmm....¿Qué hora es?.-Pregunta una adormilada Kira.

-Es la hora de trabajar pequeña, sabes que si fuera por mi los dejaría dormir más tiempo pero...

-Es peligroso. -Me interrumpe y asiento.

Cada vez que iba a trabajar tenían que cerciorarme de que ambos estuvieran despiertos, no sabría lo que pasaría si alguien malas mañanas encontrara a dos pequeños dormidos e indefensos.

-Si pequeña. Ambos saben que hacer en el caso de que pasara algo. Me voy chicos, se ve que va a llover pronto, no quiero arriesgarme.

-Si. -Dijeron al unísono.

Bese la cabeza de ambos y me levante para ir de nuevo a la caja donde dormía, tome una guitarra y un sombrero que tenía.

Empecé a caminar hacia un parque que había cerca, normalmente iba un poco más lejos pero no me quería arriesgar, llovería pronto y no había donde cubrirme.

Me senté en una banca donde pasaba bastante gente lo cual no era normal.

Coloque el sombrero en el piso y empecé a afinar la guitarra. Una vez todo listo comencé a tocar.

Algunas personas me veían raro, algunas me ignoraban, y otras me barrían con la mirada, en fin.

Cuando empecé a cantar una que otra persona se detenía a ver y así hasta que tuve bastante público, no había visto a tantas personas frente a mi.

El sombrero estaba atestado de dinero, eso me impulsaba a cantar notas altas, me costaba un poco de trabajo pero al fin, lo logre.

En cuanto termine la canción una ola de aplausos resonó en mis oídos. Dios mío, gracias por darme un buen día.

Le doy una y otra vez las gracias a aquellas personas que me apoyaron, aunque sea mínimo, siempre hace la diferencia.

Las personas comienzan a irse y yo estoy feliz, feliz porque por fin me podré ir antes con los chicos de lo esperado, podré darles de comer algo que ellos elijan por primera vez.

Tomo el dinero y lo guardó en la bolsa de mi gastado pantalón. Tomo el sombrero y me dirijo hacia hacia donde están los chicos.

-Hola Astrid.

-Hola señor Thomas.

El señor Thomas es una persona de la tercera edad, en estos años no he conocido a alguien tan amable y solidario que el. El es el dueño del restaurante que esta a lado del callejón en donde vivimos, cada que puede nos regala botellas de agua, un poco de comida, mantas y cuando podía, algunos libros. Sin el, no se que seria de Kira y Abel, le debemos mucho a Thomas.

-¿Regresando del trabajo?.-Thomas sabía que tocaba en los parques para darles de comer a los chicos.

-Si, hoy regreso más temprano.

-Te veo más alegre, ¿A qué se debe hija?.

-Hoy me fue muy bien en el parque señor, estoy muy contenta. Si me disculpa, llevaré a los chicos a comer algo. -Me disculpo con Thomas.

-No te preocupes hija, ve y disfruta tu día con los niños. Nos vemos.

Me despido moviendo mi mano y camino rápido, no puedo esperar a ver las caras de Karin y Abel cuando les cuente como me fue hoy.

Me detengo al ras de la banqueta cuando veo un auto venir, me fijo de ambos lados y del lado contrario viene un auto así que me espero.

Una voz llama mi atención.

-¡Astrid!.

Veo hacia en frente y veo a Kira corriendo y atrás de ella viene Abel, me fijo del lado que va a cruzar y viene un auto.

-¡KIRA NO!.

Corro hacia ella para empujarla pero ya es tarde, el fuerte sonido de las llantas derrapando en el cemento al frenar es demasiado alto.

Solo puedo ver como Kira es arrojada unos metros enfrente. Estoy en shock, veo la cara de Kira manchada de sangre.

-¡¡KIRA!!.

El desgarrador grito de Abel me saca de mi estado, tiro la guitarra y el sombrero y corro hacia donde esta Abel arrodillado cargando a una inmóvil Kira.

-¡Kira!. -Tomo a Kira de los brazos de Abel. -Vamos pequeña reacciona. -Le doy unas leves cachetadas para que reaccione, pero no lo hace. -¡Maldición!. ¡PIDAN UNA AMBULANCIA!.

Le grito a la gente que se ha amontonado alrededor nuestro, unos sacan su celular y otros han colgado.

-La llame y dicen que tardaran media hora en llegar.

Dice alguien. Cuando estoy a punto de reclamar que porque tardan tanto alguien coloca su mano en mi hombro, pero no volteo.

-La ambulancia tardara antes de poder hacer algo, es mi culpa, por favor sube y vamos en mi auto.

La voz debe de ser de un joven, tomo a Kira en mis brazos y me levanto al igual que Abel.

-¡Vámonos!.

Le grito al chico, por que es un chico, que nos demos prisa. Como puedo me subo al auto en la parte de atrás, Abel viene detrás de mi. El chico se sube mientras que las personas despejan el camino, en cuanto terminan el chico arranca a toda velocidad.

-Tranquila Kira, estarás bien. Por mi vida juro que te pasara algo.

Una mano más pequeña que la mía acaricia la cara de Kira. Abel tiene el rostro bañado en lágrimas.

-Estará bien. -Le escucho decir a Abel, y me sorprende la madurez que este pequeño a adquirido desgraciadamente a las malas.

-Lo estará. -Coloco su mano encima de la suya y le sonrío aun llorando.

Si, ella estaría bien.

**********************

Para los que ya lo leyeron muchas cosas no cambiaron aquí pero más adelante si, espero les siga gustando.

Poco a poco volveré a publicar los capítulos

¡Saludos desde México! ❤️

Inefable © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora