Capítulo 6

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El sonido de algo golpeando a algo (vaya, una gran descripción), hace que me levanté adormilada.

Miré detrás de mí y no encuentro  Abel, ¿Habrá ido al baño?. El ruido vuelve a sonar.

—¿Astrid, estás despierta?. -La voz de Demián suena del otro lado de la puerta.

—Si, pasa Demián.

Digo mientras me siento y tallo mis ojos.

—Buenas tardes dormilona. -Cuando dejo de tallar mis ojos, dejo que mi vista se aclare y cuando lo hago, veo a Demián a un lado de la cama con una mesita que contiene mucha comida.

Cuando el olor llega a mis fosas nasales mi estómago gruñe con fuerza y yo me muero de vergüenza. Demián se ríe y coloca la mesita en mis piernas.

—Te traje la comida a la cama, sé que debes estar cansada por el ajetreo de ayer. Además, quiero llevarte a comprar algo de ropa e ir a ver a Kira.

Cuando menciona a Kira mis ojos se abren como platos.

—¿Sabes cómo está?. ¿Ya despertó?. ¿Preguntó por mi?. ¿Pregunto por Abel?. ¿Se la llevaron? Dios Demián dime no te quedes callado. -Le exijo y el solo ríe.

—Dios mujer, si me dejaras de bombardear con tanta pregunta seguida te respondería.

—Oh, lo siento. -Se ríe y yo río con el.

—Ella esta bien, aún tenía efectos de anestesia además de que le han estado suministrando vitaminas porque tiene muy pocas defensas. -Asentí con mucha atención. -Lo demás podrás saberlo luego de comer. Anda que tenemos que ir por su ropa.

—¿Su?. -Frunzo mi ceño. El pone los ojos en blanco.

—¡Tambien me comprara ropa As!. ¡Podré tener ropa limpia por fin!. -Un muy alegre Abel se arroja a la cama haciendo que la mesita donde está la comida casi se caiga.

—Quieto campeón, tú ya desayunaste pero Astrid no, así que hay que dejar que coma agusto.

Abel asiente energéticamente y sale corriendo de la habitación una vez que bajo de la cama.

—¿Le diste chocolate?. -Le pregunto a Demián con mi ceño levemente fruncido y con diversión.

—Si, ¿Porqué?. -Yo solo suelto una risita.

—Abel suele ponerse muy imperativo con el chocolate, aunque sean porciones pequeñas, se altera bastante.

Demián suelta una carcajada y yo río con el, entonces el deja de reír y me mira sin ninguna expresión. Yo solo no puedo dejar de ver esos ojos verdosos que tanto me gustan, su cabello ondulado, ni tan largo pero tampoco tan corto, es lo justo. Demián es un chico muy atractivo en todos los sentidos, física pero lo más importante sentimentalmente. Este chico puede que lo haya conocido hace dos días pero, puedo asegurar que tiene un gran corazón.

—Demián, ¿Cuántos años tienes?. -El me miro con una sonrisa pequeña.

—Tengo veintiuno.

Vaya, y yo que pensé que era más joven, bueno, no está viejo pero me gana dos años. En fin.

Cuando termine a duras penas la comida, y no fue porque no tuviera hambre si no, que Demián no hablo durante ese tiempo y se dedicó a verme, poniéndome nerviosa e hiciera que me ardiera de nuevo el rostro, rayos.

Después de haberme "arreglado" fuimos en su auto al centro comercial a comprar algunas cosas. Si en teoría iba vestida porque, me dió ropa de chica, y cuando le pregunté de quién era, resultó que era de Dalia, ¿Porqué me resulta molesto usar su ropa?. ¿Porqué me molestaba que la mencioné con tanto anhelo?.

Inefable © | CompletaWhere stories live. Discover now