Capítulo 24

822 55 5
                                    

Sabía de alguna manera que estaba dormida, o más bien, sedada ya que donde me encontraba en este instante era un cuarto gris.

¿Dónde estoy?.

¿Estoy muerta?.

Muchas preguntas llegaron a mi puesto que en ese cuarto no había nada ni nadie, camine y camine y solo veía como el cierto era infinito.

Comenzaba a fastidiarme de ver a nadie que aclarara mis dudas pero lo que pasó antes de que me cedaran llegó a mi de golpe y detenerme de la misma ma era. Una solitaria lágrima cayó por mi mejilla mientras ponía mis manos en mi plano vientre, estaba esperando un hijo de Demián, producto de nuestro amor, una escencia de el en mi que, perdí.

Estaba cansada, está fastidiada y enojada con todo. No podía ser ni por un tiempo feliz porque algo siempre tenía que ocurrir, si mi vida sería así ya no quería estar físicamente en este mundo, solo quería dejar de sufrir, de sentir ese dolor en mi pecho, quería que todo parará.

Astrid....

Escuché el susurró de alguien pero era tan tenue que no distinguía de donde provenía.

Astrid.....

—¿Quién eres?. ¿Dónde estás?. -Gire sobre el mismo lugar donde me hallaba hasta lograr ver una silueta a lo lejos detrás de mí. Corrí hacia esa persona y cuanto más me acercaba me di cuenta que era un señor de unos treinta años que conservaba su físico. -¿Quién eres?. ¿Dónde estoy?.

Pequeña, lamento haberte hecho pasar por todo lo que has pasado. -Dijo sin borrar su sonrisa reflejando ternura. -Pero todo acabará mi pequeña, ya no sufrirás más.

—Tu.... ¿Quién eres?. -El sonrió divertido.

—¿Me has llamado tantas veces y no sabes quien soy?. -Yo fruncí mi seño. -Me encargaré de recompensarte por todo el sufrimiento que has padecido por mucha felicidad mi niña. Un largo camino te espera al despertar pero, lograrás salir adelante con la ayuda de tan buenos amigos y familia que tienes.

No..... Puede......ser.....

—Tu.....tu.....tu e.....ere.....eres.....-Dije aturdida. El adivinando mis pensamientos asintió. Yo seguía  en shock como para decir algo coherente.

Tu tiempo aquí se ha terminado Astrid. Recuerda pequeña, hay que pasar esta última etapa para llegar a donde tanto has anhelado.

Y sin más todo a mi alrededor comenzó a tornarse borroso junto con ese hombre. Cerré mis ojos con fuerza para ver bien pero era en vano. Mi vista se fue tornando más y más borroso hasta ya no ver nada.

Abrí mis ojos acostumbrandome a la luz de la habitación, desperté de aquel sueño tan...... intenso.

A costado de mi cama se encontraba Demián dormido en una silla que se veía sumamente incómoda, lo analice con mi mirada y tenía unas leves ojeras por debajo de sus hermosos ojos. En rostro de veía que había bajado de peso. ¿Estaba comiendo bien?.

Debió sentir mi mirada debido a que abrió los ojos y miró la habitación un poco desorientado hasta que su mirada chocó con la mía. Se levantó de golpe acercándose a mi.

—¡Astrid!. Mi niña.... ¿Estás bien?. ¿Necesitas algo?. ¿Te sientes mal?.

Yo solo pude negar.

—No, yo....estoy bien.

Por su puesto que no lo estaba, estaba decaída, sin ganas de nada, ni de vivir. Solo quería dejar de sufrir, la escasa felicidad que había sentido no había durado lo suficiente como para recordar esa sensación. Odiaba eso.

Inefable © | CompletaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt