Capítulo 20

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Las caricias de Demián se detuvieron y su cuerpo se tensó. Quitó su mano de mi mejilla y la coloco a su lado.

Miraba hacia algún punto de la habitación aún tensó. Al ver que no decía nada mi miedo comenzó a incrementar.

Tenía miedo de que cuando por fin nos estábamos dando una oportunidad, algo tenía que ocurrir.

Y si, una parte de mi no quería que hablara con ella.

-Si quieres le digo que no te encuentras dispuesto y....

-No tomes decisiones por mi. -Habló Demián neutro. Abrí mis ojos sorprendida ya que el nunca me había hablado de aquella forma o decirme algo así.

Baje la mirada dolida y asentí. El suspiro y tomo una camisa limpia de su cajón.

-Tengo que hablar con ella. Tu quédate aquí, por favor.

Yo solo asentí. Sentí como se acercó y planto un beso en mi mejilla para después salir de la habitación.

Tenía miedo, no, era peor que eso, sentía un terror inexplicable al solo pensar en que Demián me dejaría, y esta vez para siempre, temo no poder recuperarme de aquello.

Me he vuelto tan pendiente de el y no hablando económicamente, hablando de su cuerpo, de sus besos, de su calor, de su cariño y ¿amor?.

¿Qué era lo que Demián en verdad sentía hacia Dalia y que sentía hacia mi?.

Claro que Dalia sería su primer amor que por cierta situación tuvo que irse pero ahora que ella regreso, ¿Qué sucederá?. ¿Qué pasará conmigo?. ¿Y mis sentimientos?

Caminaba de un lado a otro por la habitación. Tome mi celular del buró y le mandé un mensaje a Ed.

Estoy en casa de Demián. He pospuesto está conversación con el, no puedo hacerlo más. En un rato iré a casa. Te quiero.

Deje el celular después de ver la hora.

11:30

Dalia había llegado casi dando las 11, llevaban bastante tiempo hablando. Me ponía muy nerviosa al saber que llevaban demaciado tiempo hablando. Mi terror e inseguridad crecía.

Respire tratando de controlarme y abrí la puerta saliendo de la habitación. Caminaba aún paso normal pensando en una escusa válida que decirle a Demián por haber salido. El menor de mis problemas era que se molestará, pero estar tanto tiempo en una habitación se había vuelto fastidioso.

Cuando me di cuenta, no había ruido. No había voces y entonces cuando llegue a la sala supe porque.

¿Porqué?......

Regresé rápidamente a la habitación sin cerrar la puerta o se darían cuenta que salí.

-Lo sabía, lo sabía y no quise verlo realmente. Solo soy un estorbo en la vida de todos. ¿Por qué?. ¿Porqué tengo que pasar por todo esto?. -Con cada palabra una lágrima salía corriendo por mi mejilla.

Me quite la camisa de Demián no quería ponerme la misma ropa de ayer así que busque en el closet de Demián y logré encontrar un par de pantalones cortos, una blusa delgada y un suéter igual de delgado. Me puse los zapatos que no tienen agujeta y salí nuevamente de la habitación.

Caminé un poco rápido y mire a la sala deteniéndome.

Demián y Dalia ya no se besaban, mientras el me daba la espalda, ella sonreía feliz entre lágrimas mientras que el, tenía una mano en su mejilla y otra en su cintura.

Ambos se decían cosas susurrando de modo que no escuchaba nada, regresé a la habitación y me senté en la cama con la mirada agachada una vez que estuvieron listas mis pocas pertenencias que seguían aquí.

Inefable © | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora