Capítulo 15 - El Rey de la ciudad

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— Métete en el coche

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— Métete en el coche. — Casi susurró mientras mantenía su mirada seria en aquellos hombres. Dudé por unos segundos. — Hazme caso por una puta vez y métete en el coche. — Di varios pasos hacia atrás lentamente hasta el coche de Seth.

Abrí la puerta del copiloto y me introduje silenciosamente sin apartar la mirada de la escena. Ninguno decía nada, simplemente guardaban la distancia, mirando serios los unos a los otros, hasta que Seth pareció decir algo que no logré escuchar. Los chicos dieron media vuelta, de vuelta al bar, y Seth se acercó al coche.

— ¿Por qué me persiguen? Pensaba que estaba solucionado. — Pregunté una vez se montón en el coche. Sin contestar, encendió el coche y arrancó. — ¡Eh, para! — Exclamé. — Tengo una cita. — Casi susurré mientras veía el bonito bar quedándose atrás.

— Ya, bueno, va a tener que esperar. — Aceleró, perdiéndonos entre las interminables calles de la ciudad. Suspiré rendida, apoyándome en la ventana.

— ¿Qué quieren de mi?

— Violarte, matarte, darte una paliza .. ¿Quién sabe? — Dirigí mi mirada hacia él aterrorizada.

— Gracias por el alivio. — Contesté seca.

— Eres una soplona, has intentado llevarnos ante la justicia, y tu estupidez ha causado muertes. Seamos claros, no le caes bien a nadie. Tienes suerte que te estuviera vigilando, me debes una, de nuevo. — Se arrepintió al instante de sus palabras.

— ¿Me estabas espiando? — Se puso tenso al instante.

— No, vigilando. — Me corrigió. — Sabíamos que iban a causarte problemas nada más verte, Frank me ha pedido que te eche un ojo. — Explicó. — De nada.

—Gracias, supongo. — Me encogí de hombros.

Mi teléfono vibró en mi bolsillo, lo saqué y el nombre en la pantalla hizo que mi corazón diera un vuelco.

Zach.

¿Cómo se supone que iba a explicar todo esto?

— Hola. — Contesté con la mejor voz que pude.

— ¿Violet? ¿Dónde estás? — Preguntó preocupado.

Dirigí mi mirada hacia Seth, quien me miró de reojo por unos segundos para después volver a fijarse en la carretera.

— Lo siento, no me encontraba bien, he pedido un taxi y estoy de camino a casa. — Seth rió ante mi mala excusa. Lo fulminé con la mirada y continué con mi conversación.

— ¿Por qué no me lo has dicho? Podía haberte llevado a casa sin ningún problema. — Su voz sonó confusa.

— Lo sé, lo siento, no quería molestarte.

De un momento al otro, mi teléfono voló de mis manos. Observé aterrada como Seth me lo arrebataba, colocándoselo en su oreja.

— La señorita no se encuentra bien, de hecho creo que acaba de desmayarse, no se preocupe yo me hago cargo. — Y colgó.

RUN©Where stories live. Discover now