Seth Ford, frío, calculador y terriblemente carismático, adoptado por uno de los mayores criminales de la ciudad se había ganado el respeto de los bajos fondos, inspirando tanto terror como admiración. Nadie se metía en su camino si quería conservar...
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Era hora de dar el paso.
Después de la muerte de Frank, el duro momento en la asamblea, y el peso que tenía que soportar sus hombros, no podía dejar a Seth solo, así que por fin me había tomado en serio su propuesta de mudarme con él. Había preparado antes las maletas y avisado a North de que me iba por un mensaje, aún sin saber como despedirme de ella sin que se me rompiera el corazón en mil pedazos, y ahora me disponía a ir a buscarlas y decir un último adiós a la que había sido mi compañera de piso y mejor amiga en la ciudad.
Observé por la ventanilla como llegábamos al campus de la universidad la cual había dejado de prestar atención absolutamente, y suspiré al pensar en cuantos sueños se habían ahogado ahí dentro.
Aparcamos y uno de los dos gorilas los cuales Seth había ordenado que me acompañaran a todos lados me abrió la puerta. Aquel olor familiar a los jardines del campus inundaron mis fosas nasales, los saboreé por última vez mientras me acercaba a mi edificio con Julius y Elvin como siempre pisándome los talones.
Las mirabas se posaron en mi a medida que llegaba al mismo y subía las escaleras hacia mi planta, y no me extrañaba, tener tal escolta en un campus de universidad era ridículo y realmente raro. Miré hacia atrás unos instantes, repasando con mi mirada el aspecto desaliñado de Julius y Elvin. Ni siquiera tenían pinta de guardaespaldas.
Llegamos hasta mi puerta, y por unos segundos se me hizo enorme, sólo esperaba que North no estuviera dentro. Quizás era una cobarde, pero nunca se me habían dado bien las despedidas, mucho menos sin tener ninguna buena razón. ¿Qué se supone que iba a decirle?
Dirigí mi mirada hacia atrás por otro instante y hablé con mis guardaespaldas.
—Esperadme aquí. —Observé como si miraron entre ellos no muy seguros de mi orden.
—Estaré bien —aseguré.
Finalmente, dieron varios pasos hacia atrás, obedeciéndome.
Saqué las llaves del apartamento y abrí la puerta lentamente.
Entré cuidadosamente, echando un vistazo al interior con timidez. Ahí estaban las maletas, al lado del sofá justo dónde las dejé, y justo al lado, North.
Suspiré al darme cuenta que iba a tener que enfrentarme a sus preguntas, y mis respuestas tenían que sonar convincentes.
—Hey —saludé en voz baja. Su cabeza se dirigió hacia a mi y me dedicó una cálida sonrisa. Avancé con un paso lento a medida que el silencio inundaba el salón. Pude escuchar el sonido del sofá al sentarme bruscamente a su lado, y tras unos segundos de silencio, dirigió la mirada hacia las maletas.
—Así que es cierto .. te marchas —dijo en un fino hilo de voz mientras dirigía sus ojos hacia los míos por unos segundos. Asentí a modo de respuesta mientras ella apartaba la mirada, mirando hacia todos lados menos a mi. —Te mudas con Seth supongo.
