Capítulo 32 - Mykonos

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—¡AAAHHHH! —North corrió desde la cocina a mi habitación, con una sartén en su barriga

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—¡AAAHHHH! —North corrió desde la cocina a mi habitación, con una sartén en su barriga. Saltó sobre la maleta, consiguiendo que se cerrara correctamente por unos segundos. —¡Ahora! —gritó.

Me apresuré a cerrar la cremallera antes de que volviera a abrirse. La maleta por fin decidió cerrarse, y ambas caímos en la cama agotadas.

—Por fin, después de una hora —solté aliviada.

—¿De verdad te llevas dos maletas para unos pocos días? —repitió North.

—Y esa mochila —dije señalando una pequeña mochila en el suelo.

Mi teléfono sonó, al ver el nombre de Seth en la pantalla contesté.

—Llevo aquí abajo treinta minutos, vamos a perder el vuelo —su voz lo decía todo, estaba enfadado.

—Sube a ayudar, así no te aburres.

—¿A ayudar?

—Sí, a bajar las maletas —dije obvia.

—¿Las maletas? —dijo pronunciando de más la s del plural. Lo escuché suspirar y me lo pude imaginar llevándose las manos a la cabeza. —Violet nos vamos cuatro días.

—¿Vas a subir a ayudar o no? —cortó la llamada, lo que para Seth podía significar un sí y ahora subo o un no y me voy, apáñatelas para llegar al aeropuerto.

Recé para que fuera lo primero.

Habíamos pasado más tiempo juntos desde que me presenté en su casa, pero aún me costaba analizar sus intenciones.

—¿Vas a llevarte esto y ponértelo para tu novio? —me enseñó la pieza de lencería negra que me había regalado por navidad.

—No, y no es mi novio. —la cogí y volví a guardarla en el armario.

—¿Entonces qué sois? —Buena pregunta, ni yo sabía la respuesta.

—De momento amigos. Nos estamos conociendo.

—¿Qué clase de amigo te regalaría un viaje romántico a Grecia? —Justo cuando iba a contestar, el timbre de la puerta sonó. —Mira, tu amigo al que estás conociendo ha llegado.

Rodé los ojos y me apresuré a abrir la puerta.

Un somnoliento, enfadado y cansado Seth se presentó al otro lado. Llevaba el pelo alborotado y unas ojeras terribles.

—¿Vienes de la guerra? —no pude evitar reír.

—Chad se ha pasado la noche organizando el viaje, y no exagero, la noche entera. —Entró al salón y suspiró al ver las dos gigantes maletas en la habitación.

—He intentado no coger nada innecesario —aseguré. Seth levantó una ceja y se acercó a las maletas, cogiendo ambas mientras North observaba con curiosidad.

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