Interludio - Enfrentando la realidad

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Con un dolor impresionante el cual inundaba todo mi cuerpo prácticamente me arrastré hasta la cocina

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Con un dolor impresionante el cual inundaba todo mi cuerpo prácticamente me arrastré hasta la cocina.

Sin esperar ni un segundo, me hice una taza de café para esperar despertarme. En aquel momento, el dolor físico era secundario, y lo que de verdad me preocupaba era un impresionante dolor de cabeza, junto con imágenes de la noche anterior las cuales asaltaban mi mente como si de una pesadilla se tratara.

Cogí mi taza de café y simplemente me senté en silencio.

Todo lo ocurrido en la noche anterior vino a mi de golpe, provocando que mi dolor de cabeza se agudizara.

Me encontraba realmente enfadado conmigo mismo, era como si mi mente hubiera cambiado de la noche a la mañana y fuera imposible reconocerme.

Ya no encontraba placer en ninguna chica, por mucho que lo intentara no era suficiente, Violet invadía mi mente. Sabía que el alcohol nos había afectado a ambos, y me arrepentía de mis palabras, pero no había nada que pudiera hacer salvo esperar que no se acordase, aunque era probable.

Después de que los celos me comieran vivo y llevar a Violet a aquel reservado mi memoria se nublaba. La recuerdo huyendo entre lágrimas, mi corazón encogerse y un sentimiento de culpa y vergüenza invadiendo mi cuerpo, seguido por un profundo enfado.

Jamás había dicho algo así en voz alta, y tras expresar como me sentía, simplemente huyó, sin dar una razón o un motivo.

De alguna manera me recordó a aquella vez la cual casi tuvimos sexo en esta misma casa, exactamente la misma reacción.

Unos pasos llamaron la atención, elevé la mirada, observando como un desaliñado, adormilado y medio desnudo Chad entraba por la puerta de la cocina.

—Buenos días —murmuró con los ojos aún medio cerrados.

—Buenos días bella durmiente —contesté de vuelta.

—Ya no vuelvo a beber en mi vida —se quejó. Si me dieran un dólar por cada vez que había dicho eso ..

Cogió una taza de café y se sentó a mi lado. A los pocos minutos, Mia apareció por la puerta.

—Putas escaleras —se quejó con la misma cara de zombie que Chad.

—Buenos días a ti también —reprochó Chad.

—Buenos días amor. —Se acercó a él y dejó un beso en sus labios.

Simulé una arcada y seguí bebiendo de mi café.

—Esta noche tenemos que atracar una joyería, espabilad —recordé.

—Mierda, ya ni me acordaba —se quejó Chad.

Rodé los ojos. Vaya profesionales.

Chad y Mia se pusieron a hablar de cosas que realmente no me interesaban, así que me levanté a por un batido y un mix de frutas.

Un poco de frambuesas, piña, fresas, kiwi y unas uvas.

—¿Has despertado a Violet? —le preguntó Mia a Chad. Llevé la mirada hacia ellos al instante.

—¿Violet está aquí? —pregunté.

—En la habitación de invitados —respondió Mia. —Iba demasiado borracha como para dejarla en casa.

Algo en mi cerebro me ordenó subir a despertarla, necesitaba verla, así que cogí una bandeja y puse el batido y el mix de frutas en el mismo.

—¿Qué haces? —preguntó Chad confuso.

—Tendrá que comer —dije obvio.

—¿Vas a llevarle el desayuno? —preguntó totalmente confuso. —¿A la cama? —sus ojos se cruzaron con los míos y me miró como si fuera un completo extraño.

—Ya se lo llevo yo —se ofreció Mia rápidamente.

—Quiero llevárselo yo. —La esquivé directo hacia la puerta dónde Chad me paró.

—No creo que sea la mejor idea —soltó.

Lo observé con una ceja levantada mientras él me miraba preocupado.

—¿Hay algo que queráis contarme? —pregunté al notar que me ocultaban algo.

Ambos se miraron entre si por unos instantes.

—No, nada —contestó Mia.

—Entonces .. —volví hacia Chad. —Déjame pasar.

Chad suspiró y se hizo a un lado.

Pasé por su lado chocando con su hombro.

No tenía ni idea de a que había venido eso pero decidí no darle mucha importancia.

Subí las escaleras y me acerqué a la habitación de invitados. Mi corazón se aceleró ridículamente al llegar a la puerta, así que paré, cogí aire y abrí la puerta con cuidado, intentando no hacer ruido.

Y ahí estaba, tumbada en el lado derecho de la cama, tapada totalmente y de lado, de manera que me daba la espalda.

Di la vuelta a la cama y me arrodillé a su lado dejando la bandeja sobre la mesita de noche.

Tenía la cara totalmente lavada, ni una gota de maquillaje, en su apogeo natural.

No solía utilizar mucho maquillaje, pero sin duda así era como más me gustaba. Sus mejillas brillaban por si solas, al igual que sus labios. Un débil rayo de sol iluminaba sus cerrados párpados.

La observé por unos minutos en silencio, sin llegar a comprender la perfección de su rostro.

De un momento a otro, se removió incómoda, y sus ojos verdes se abrieron, encontrándose con los míos. Pestañeó varias veces, seguramente porque pensaba que se lo estaba imaginando. Instintivamente di un paso hacia atrás tratando de hacer la situación menos violenta.

—Hola —solté con una sonrisa.

—Buenos días —dijo totalmente confusa, incorporándose a la cama. Se dio cuenta que iba en ropa interior y no tardó en taparse con las sabanas.

—Venía a traerte el desayuno —sus ojos se posaron en la bandeja y después en mi sin dar crédito a lo que veía. No la culpaba, yo tampoco me reconocía en ese momento. —Podrás coger ropa de Mia, aunque no creo que te haga falta mucha, hoy es el golpe e iremos preparados. —Violet asintió.

Quería quedarme, hablar con ella, preguntarle el por qué de la noche anterior, pero no quería tornar la situación más extraña de lo que ya era, así que me levanté directo hacia la puerta.

—Seth —su voz me detuvo. —Gracias —dijo sinceramente.

—Nos vemos ahora —dije cerrando la puerta.

———————
No he tenido mucho tiempo para escribir así que he dividido una parte del capítulo y hecho este interludio, en los próximos días, el capítulo.

RUN©Where stories live. Discover now