2

4.9K 293 15
                                    

El primer día que lo vi, fue mi primer día de instituto. Había sido transferida por cambio de hogar; y obviamente él llamaba tanto la atención que fue inevitable que no pasara por alto su menudo cuerpo de adonis cuando cruzó frente a mí. Con una remera de estampado que se adhería a su delgado pecho, unos pantalones sueltos y unas zapatillas negras, pasó frente a mí con su cabeza en alto, revolviendo sus cabellos castaños, con una sonrisa de paletos torcidos que abarcaba gran parte de su rostro y con aquellos anteojos cuadrados y de marco negro que le daban el típico aspecto de nerd.

Aquel día tuve que secarme la baba de la boca. Era una locura que el chico fuera así de celestialmente agraciado; con aquellas facciones de chico rudo, pero con unos ojos que te hacían sentir que estabas en presencia de un adorable chico; aquella musical risa que dejaba escapar mientras sacudía su cabeza y rezongaba como un chanchito, haciendo volar su cabello por los aires. Su belleza iba más allá de lo normal.

Y yo había caído en sus redes desde el primer momento en que lo vi.

Ese día estuvo a punto de verme, a punto de hacer contacto visual conmigo. A punto. Te preguntarás, ¿qué pasó? Fue tan intimidante estar frente a tremendo chico, que subiendo el libro que mantenía apretado entre mi pecho a la altura de mi cabeza, impedí que él pudiera verme. Fue algo estúpido de mi parte, porque yo no era una adonis perteneciente de tal belleza como la suya para pensar que si me veía, caería rendido a mis pies en un santiamén. Como a mí me pasó con él.

Ese día, el primero en que lo vi, caí perdidamente enamorada de su belleza.

Pero poco tiempo después, me enamoraría también de su bonita personalidad.


Él y su imperfecta perfecciónWhere stories live. Discover now