Capítulo 5

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Apoyó la cabeza con fuerza contra el respaldo, intentando calmarse. Adam se encontraba frente a ella, apoyado en la pared con una expresión de indiferencia, pero sin perderse ni un solo detalle de lo que ocurría. Cuando apareció una mujer por la puerta, Becca se erguió de nuevo. Esta se acercó a ella con una aguja y se la colocó en el cuello. Becca comenzó a sentir un dolor agudo en su cuello, que le quemaba y aumentaba a medida que iba apareciendo una estrella blanca sobre su piel. Adam le miraba con un expresión reconfortante, con sus cristalinos ojos en calma. Ya le había explicado que era un tatuaje temporal, solo por un tiempo y luego se lo tendría que hacer de nuevo. O no, no si les descubrían.

Cuando acabó, la mujer le advirtió que le dolería un par de días pero que no se preocupase, que era bastante normal. Adam le agradeció y, sigilosamente, le entregó bastante más dinero del que debe cobrar por un tatuaje. Este apoyó su mano en la espalda de Becca, contacto del que ella se deshizo rápidamente, para conducirla al vehículo. Era un coche de color negro brillante, bastante grande y con cuatro puertas y un amplio maletero. Ella se subió al asiento del copiloto y esperó a que Adam arrancase el coche. Ninguno dijo nada durante un rato. Todo había transcurrido demasiado rápido, realmente Becca ni tenía ni idea de si debería estar ahí, con un desconocido o haberse quedado. La respuesta por la que estaba ahí era muy sencilla: del otro modo, su vida hubiese estado en las manos del gobierno, del Presidente Steven Hilt y sus secuaces, por los que siempre había sentido un tremendo asco, mientras que ahora estaba en las manos de un muchacho que parecía estar más ocupado en su mente que en lo que estaba haciendo.

- Espero que estés bien, ¿lo estás? - dijo, de repente, Adam.

- No lo estoy, si eres tan listo, supongo que lo habrás supuesto mientras que me lo preguntabas - le contestó Becca, enfadada.

- No hace falta que te descargues conmigo, solo intento ayudarte. De hecho, la pregunta era para darte un poco de conversación y te olvidases un poco de todo - le confesó, mientras conducía entre las calles de StrattoNova, llenas de gente apesar de la oscuridad y la hora. Adam volvió a hablarle -. ¿Te duele?

- Un poco, es soportable. Me preocupa más estar tan perdida y sola como estoy, es mucho más frustante - a medida que hablaba le costaba más parar -. Dios, si ser valiosa les importa a ellos muy bien, porque a mí me gustaría ser como todos los demás, como era antes de que pasase esto, una donnadie.

Adam soltó un suspiro, giró en una calle y aparcó el coche frente a una casa de ladrillo rojo oscuro con estructura antigua. Era la única casa de ese estilo en toda la calle. Apagó el coche y tomó el brazo de Becca antes de que ésta se bajase del coche. Comenzó a hablarle sin soltarle, ella tampoco lo intentó.

- Siempre queremos lo que no tenemos, algunos pobres quieren ser ricos porque ansían poder y algunos ricos quieren ser pobres porque su vida es demasiado complicada. Tú tienes poder, tienes voz, algo que la mayoría no tenemos. Tú puedes hacer que las cosas cambien. Tienes ese poder y esa responsabilidad y, tienes que lidiar con ello. Es lo que hay. Solo tienes que saber aprovecharlo - Becca le miraba atónita -. Y claro, no te digo yo que no, claro que podrán surgir complicaciones e incluso muramos alguno o resultemos heridos, pero habremos luchado - Adam tomó aire, había ido demasiado rápido -. Que sepas que te digo esto para que sepas que tienes el poder de hacer grandes cosas y que debes estar orgullosa de ello. Y no estás sola, yo estoy contigo.

Antes de que Becca pudiese responder, Adam ya le había soltado y estaba fuera del coche. Ella también salió y le siguió hasta la puerta de la casa sin decir nada. Adam introdujo la llave en la cerradura y abrió las puertas. Encendió las luces y Becca no pudo omitir su asombro sin un "vaya".

La casa era enorme, mucho más de lo que parecía al entrar. En StrattoNova todo era tan moderno y esto era tan... Clásico. Era como Becca hubiese diseñado su casa. Las baldosas eran de mármol sucio pero era fácil reflejarse en ellas. Los techos eran altísismos, abobedados, con muchas ventanas que permitían ver a la luna en su posición triunfante. Las paderes eran de color crema, lo que otorgaba un aspecto muy elegante. Frente a Becca se alzaba una pequeña mesa de cristal con un florero y dos escaleras de caracol. Entre ellas había otra puerta, arriba de las escaleras dos en los laterales y una que conducía a una terraza, al igual que había dos a los lados del vestíbulo. Adam le pidió la gabardina a Becca y la colgó en un perchero de la entrada. Becca seguía maravillada.

- Veo que te gusta -le dijo Adam.

Becca asintió.

- Sígueme - le dijo él.

Becca le siguió escaleras arriba y tomaron la puerta situada a la derecha. Acabaron en un amplio pasillo con más puertas y una de cristal al fondo. Adam la abrió y entró en la sala. Era una sala circular con una escalera de caracol en el centro, protegida por unos sillones a su alrededor y una gran bóbeda señalando el firmamento. No había paredes, eran altísimas librerías sin un solo hueco. A Becca le faltaba poco para babear. Adam le hizo un gesto para que le siguiera escaleras arriba. A Becca le parecía una bobada ya que esa escalera no llevaba a ningún sitio pero aún así le siguió. Adam le dijo mientras subian.

- Espero que no tengas miedo a las alturas. - Le dijo, mientras recitaba un hechizo que Becca nunca había oído.

Becca le miró extrañada aunque lo comprendió cuando llegaron arriba. A simple vista el suelo parecía de mármol como el resto de la casa, pero si te fijabas veías que no, que era de cristal y podías ver todas la biblioteca, desde abajo no había visto ningún mueble, solo la bóbeda, que era lo que se veía desde ahí arriba. Tenía una gran cama con un cabecero de caoba y mesitas del mismo material a ambos lados, cada una con una lámpara y una alfombrilla a sus pies. También tenía otra librería para ella con un sillón amarillo a su lado, un escritorio, una televisión oculta tras un cuadro para no estropear ese ambiente vintage y un armario repleto de ropa. Sin olvidarnos de la chimenea y de un bonito baño apartado por una pequeña puerta.

- No has podido ver nada de esto desde abajo por un hechizo de invisivilidad. Desde abajo la escalera parece que no conduce a ninguna parte, que es una simple decoración pero no. Este será tu dormitorio, espero que sea de tu agrado. Lo mandé construir así por si alguna vez sucedía esto. Si descubren que vives aquí, tendrás que subir rápidamente aquí. Cualquier persona menos la que sepa este hechizo, llegará al final de la escalera sin encontrar nada. Digamos que te alojas aquí, sin alojarte - le explicó Adam, con una amplia sonrisa -. El armario está repleto de ropa que pensé que te gustaría y la biblioteca puedes utilizarla siempre que quieras, al igual que el resto de la casa. Menos el sótano, que es mi laboratorio privado, y te pido que tampoco entres a mi cuarto, por privacidad.

- Claro.

- Muy bien. Ahora me tengo que ir, tengo una reunión en el Centro Científico de última hora. El hechizo para volver a entrar es este- le tendió un papel -. Si tienes hambre, te he dejado pollo en salsa en la cocina - Becca se sorprendió, ese era su plato favorito -. Volveré tarde, que te aproveche.

Becca sintió que debía hacer algo, como darle la mano o algo así en modo de despedida, ya que se quedaron quietos el uno frente al otro unos segundos. Entonces Adam se encogió de hombros y bajó la escalera de caracol. Entonces Becca no se pudo resistir y se asomó por ella y gritó mientras Adam desaparecía por la puerta.

- ¡Adam! Gracias.

Becca no pudo ver la gran sonrisa que se dibujó en los labios del muchacho.

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Hola a todos, sé que es bastante corto pero sentía la necesidad de cortar lo que quería contar en el capítulo 5 porque son cosas diferentes. Esta es como una introducción. ¿Qué os parece Adam? ¿Qué podrá hacer Becca?¿Volverá a ver a Henry, a Delly o a Jenna? Me encantaría de todo corazón que comentaseis o le dieseis a la estrellita. No es mucho pedir, creo yo. Gracias y creo que podré publicar hoy de nuevo. Saludos

Invencible ©Where stories live. Discover now