Invencible ©

Capítulo 15

Mejor no mirar la imagen de la multimedia hasta que acabe el capítulo. Saludos.

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I'm waking up

I feel it in my bones

Enough to make my systems blow

Welcome to the new age, to the new age

I'm radioactive

Radioactive by Imagine Dragons

Cálidos rayos de sol acariciaron el rostro de Becca, todavía algo cansada. Se sentía como si todo su cuerpo estuviese adormecido, como si lo tuviese atontado por morfina o algo parecido. Al sentarse, no sintió nada en ninguna parte de su cuerpo, lo sentía como si sus nervios no respondiesen, pero sí podía sentir un peso en el pecho, y entonces supo qué era lo que le ocurría.

A pesar de haber pasado una gran tarde con Henry el día anterior, el dolor que le producía la situación de Delly era imborrable. Al pensar en la pelirroja, Becca tuvo que impedir que se abrieran las compuertas de sus ojos, ya que no quería llorar de nuevo.

Para apartar el sufrimiento, Becca decidió que lo mejor sería bajar a desayunar, y, por un momento, no le importó que Margarett se encontrase allí. Se puso su bata y cogió su libro y su collar, porque le resultaba muy difícil separarse de lo único que le quedaba de ella.

Al entrar en la cocina, Adam se encontraba preparando el desayuno. Iba vestido con unos pantalones vaqueros y una camisa a cuadros roja, y, por supuesto, las gafas de pasta que Becca tanto detestaba. Al ver que la chica había entrado, Adam dejó de cocinar y se giró a saludarle.

­­­­­­—Buenos días —le dijo el muchacho, ofreciéndole un plato de tostadas con queso derretido por encima y su café de siempre.

—Buenos días. Y gracias —le respondió Becca, tomando la tostada y dándole un mordisco. Aunque al principio el queso le quemó la lengua, rápidamente su suave sabor venció—. Por cierto, ¿dónde está Margarett?

—Ha ido a comprar algo más de comida, le he dicho que no quedaba —contestó Adam, mientras se sentaba frente a Becca para tomar él su desayuno—. Además, quería aprovechar para hablar contigo a solas.

Becca tomó la taza de café, que aún estaba caliente, y se la llevó a los labios, soplándole suavemente.

—Pero, no entiendo, ¿qué más da que esté ella? Si no escucha —le confesó Becca, algo confundida.

—Ya, pero es más cómodo cuando no está ella.

Becca dejó la taza sobre la mesa.

—Muy bien, cuéntame —le pidió ella.

Adam cogió su plato de desayuno y se sentó frente a ella, mientras se recolocaba las gafas, pero sin apartar los ojos de la muchacha.

—Creo que lo primero que te debo decir es que siento mucho lo de Delly —le confesó el chico, mirándola a través de los cristales. Becca bajó la cabeza, de modo que su rostro quedaba oculto tras su cortina de cabello castaño, impidiendo que nadie viese como sus ojos comenzaban a derretirse en lágrimas.

Cuando Becca supuso que ya estaba lo suficientemente bien como para continuar con la conversación, ella elevó la cabeza. Durante una milésima de segundo, pudo ver tenso el rostro de Adam, formando una mueca de pena, con la boca ligeramente abierta, las facciones forzadas y sus ojos azules cristalizados. Durante ese mínimo tiempo, Becca pensó que él estaba haciendo un esfuerzo por no hacer algo, aunque no sabía con seguridad de qué se trataba.