Capítulo 18

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'Cause you are the piece of me I wish I didn't need

Chasing relentlessly, still fight and I don't know why

If our love is tragedy, why are you my remedy?

If our love's insanity, why are you my clarity?

Clarity by Zedd

Tímida luz se filtraba por sus párpados, muy suavemente, como si arrebatarle el sueño fuese un pecado. Parpadeó varias veces, para acostumbrarse al nuevo día. Becca se encontraba tumbada en la cama de su habitación y, aunque no recordaba haber llegado ahí la noche anterior, se sorprendió más cuando llevó la mano a sus labios, donde se encontraba una imborrable sonrisa, que las mañanas anteriores no había estado ahí.

Miles de recuerdos de la noche anterior empezaron a llegarle, como estrellas fugaces en busca de un destino. Recordó bajar por la escalera y encontrarse de pie ante el mundo; recordó elevar las manos a las estrellas, como si su propósito fuese coger una, y lanzar al cielo su magia, fusionándose con él; pero sobretodo recordó a Adam, a Adam en el jardín, a Adam besándola, a Adam tomándole la mano, a Adam hablándole…

Es extraño como cambian las cosas. De repente, una persona que parece odiarte y que tú crees odiar, se convierte en alguien indispensable para ti, y tú para él. Parecía algo irreal, el pensar que eso podía ser posible, que lo que fuera que tuviesen llegase a alguna parte. Pero Becca tenía algo claro. Que cuando le miraba, sentía un calor que le indicaba que había alguien ahí, alguien que le quería y le apoyaría. Y eso era suficiente para quererle.

Retiró las sábanas, dejándolas hechas un montón y se calzó las zapatillas y su bata encima, impaciente por verle. Mientras llegaba a la cocina, se pasó varias veces las manos por el pelo, intentando peinarlo y, tratando de calmarse, no quería parecerle una chica psicópata impaciente por ver su… ¿Novio? ¿Amigo especial? ¿Había alguna palabra capaz de definir su relación en ese momento? Tampoco hay una respuesta correcta para esa pregunta.

Con los nervios a flor de piel, Becca abrió la puerta de la cocina. Iba vestido con una camisa blanca, abierta un poco por el cuello, acompañada de unos vaqueros negros y unos zapatos marrones. Estaba echando el café a la cafetera, como cada mañana. Cualquiera que viese la escena, podía pensar que era igual que la de todos los días, ella se levantaba e iba a la cocina para que Adam le sirviese el café, pero había pequeños, aunque notables detalles, que indicaban lo contrario. Becca no había cogido su libro, como hacía cada mañana, y lo utilizaba para matar el tiempo mientras que el muchacho le servía, pero sentía que ya no podía distraerse con nada que no fuesen los ojos de Adam. Perderse en ellos era su nuevo pasatiempo favorito. Y Adam también tenía algo distinto, no llevaba las gafas, cosa de la que Becca sabía el motivo, y que agradeció.

Adam levantó la vista, y como si hubiera visto un diamante, sonrío como nunca Becca lo había visto hacerlo. Ella también lo hizo, desviando la mirada al suelo, ocultándose del brillo de sus ojos. Adam apagó la cafetera y se acercó a Becca, lo mismo que ella hizo. Cuando estaban a un par de centímetros, ninguno dijo ni hizo nada. Porque ninguno sabía qué hacer o decir. Finalmente, como Becca notaba la inseguridad de Adam por obrar mal, Becca tomó la iniciativa, levantando las manos a su cuello y atrayéndolo a sus labios. Él no se opuso, es más, Becca pudo notar como sonreía.

Se mantuvieron unos segundos así, notando como el calor del otro pasaba a ser parte de sí mismos, y se separaron, al menos sus bocas, pero ni él dejó de sujetarla por la espalda, ni ella de separar las manos de su cuello.

—Buenos días —le dijo Adam, sonriendo de nuevo.

—Buenos días —le contestó Becca, devolviéndole la sonrisa.

Invencible ©Where stories live. Discover now