Capítulo 20: No es lo que parece.

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Está bien. Tomó una bocanada de aire, el corazón le iba a cien por hora, no podía moverse, estaba estático con aquel palo blanco con un círculo rosa en un extremo horrorizado de los pies a la cabeza, ¡MALDITO Y ESTÚPIDO PALO! Tiró el palo lejos de él como si eso, en cierta manera alejara el problema que le venía encima, ¿qué iba a hacer ahora? Estar embarazado no era como que te saliera un horrible grano en la punta de la nariz, el grano lo podías tapar con maquillaje, o con una bufanda, o...¡Genial! Ahora se ponía a pensar en cómo liberarse de un grano, sacudió frenéticamente su cabeza, ¿pero en qué? Había tantas cosas que cruzaban su mente, cómo decírselo al idiota, o incluso si decírselo, ¿qué dirían sus padres, la escuela? ¡Por amor de Dios, sólo tenía quince años! Frunció el ceño con disgusto, ya no tendría fiesta de dieciséis, ¿cómo iba a ir con un bombo? Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas, aquello no era justo, era ese tipo de coas que sabes que pasa, y que siempre le pasa a alguien de tu escuela o de tu barrio, pero no a ti, ¡maldita sea!, ¿por qué dejó que lo tocara? Ahora mismo lo odiaba con toda su alma, tenía ganas de ir y sacarle las entrañas para ponerle las suyas, ¡Oh, qué difícil era poder engendrar!

Se desplomó en la cama, y se puso una mano en la frente, la cabeza le iba a estallar, aquello no marchaba bien, tomó la caja blanca donde había residido el palo infernal.

─ 99% de fiabilidad.

Tiró la caja enfadado, 99%... Eso era casi un sí, claro que un casi no era un total, podía ser que ese 1%... ¡mierda, mierda, mierda! ¿a quién quería engañar? Esas cosas no fallaban y si lo hacían seguro que era en plan que no salía ningún color, o algo así, ¿por qué no había salido azul? ¿Por qué el maldito rosa? Aquello le superaba, necesitaba contárselo a alguien, a cualquier persona, ¿pero quién le iba a entender?


-O-


El sueño era casi perfecto, él estaba ahí rodeado por un montón de vendedores con cajas abiertas llenas de pantalones, camisas, ropa interior, sacos, zapatos y todos lo adoraban mientras él lucía resplandeciente probándose Gucci, Calvin Klein... Hasta que sonó aquella canción... frunció el ceño mirando a todos lados, la gente había desaparecido... ya no había ropa bonita... y esa maldita canción sonaba sin parar... Espera un momento, esa canción no era la de...

Abrió los ojos perezosamente parpadeando varias veces antes de mirar a su derecha, en la mesilla donde una pálida luz azul intermitente iluminaba la habitación a oscuras, miró la hora, Dios, ¿quién lo llamaba a las dos de la mañana de un domingo? Suspiró, ¿qué demonios le pasaba? ¿Qué era tan tremendamente urgente que no podía esperar? Cerró levemente los ojos de nuevo ¿y si no contestaba? Podía decir que no lo había oído... Tsk, ya podía ser importante, pensó enfurruñado mientras descolgaba el teléfono.

Resopló.

─ ¿Se está acabando el mundo?

La voz al otro lado del teléfono sonó apesadumbrada.

─ No...

Cerró los ojos, entonces qué podía pasar...

─ ¿Le ha pasado algo malo a Johnny Depp?

─ Ojalá fuera eso...

Se incorporó de un salto, algo muy grave tenía que haber pasado para que alguien prefiriera que le pasara algo malo a Johnny, y más él, por Dios, si había visto todas las películas de pirata del Caribe unas mil veces.

─ ¿Le ha pasado algo malo a alguien?

Era una pregunta tonta, pero su cerebro tardaba en despertarse del todo, y en ese momento sólo se le ocurría que alguien hubiera tenido un accidente o algo así...

¡Como odio Amarte!Where stories live. Discover now