7. Encuentros cercanos parte I

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Daniela Calle se encontraba sentada en una banca del centro comercial, veía a sus lados tratando de entender que pasaba en su vida, veía el ritmo de las personas que pasaban sin cesar a su alrededor, parejas tomadas de la mano mientras compartían un helado, grupos de amigos que reían tan alto que inundaban todo el lugar con sus risas, adultos mayores contando las monedas para subirse al autobús y hasta empresarios estresados de su jornada nocturna. Calle estaba sentimental, ni siquiera había llamado a su chófer para que la recogiera del centro comercial; había pasado 1 hora, desde que había salido de ese cine, había pasado 1 hora desde que conoció a la primera persona que le hacía aceptar su realidad, tenía 1 hora de esperar a la chica de la oscuridad que no aparecía. Daniela tenía la esperanza que la niña con la que habló tan sinceramente en la oscuridad regresara y le dijera su nombre, Calle no entendía por qué se había ido de esa sala, Calle no consideraba justo el hecho de que se había abierto a alguien por primera vez y esa persona desapareciera de un pronto a otro. Estaba desesperada, sabía que necesitaba encontrar a esa chica, aunque fuera lo último que hiciera, normalmente no es algo que Calle acostumbre a hacer, sin embargo, realmente nunca había conectado tan rápido con alguien y la necesitaba en su vida lo más pronto posible. Así pasaron los minutos, nada diferente pasaba, solo personas, y Calle decidió rendirse y seguir con su vida, sabía que tenía que llegar a su casa, su padre debía de estar preguntándose en donde estaba, y no lo quería preocupar.

—¡Oye Javi!, estoy en el centro comercial desde las seis, necesito que vengas por mí, y no le digas a mi padre —Dijo Calle por teléfono al chófer de su padre después de haber esperado a la chica que nunca apareció. Calle no quería que su padre se enterara donde estaba, no porque le montaría un drama o algo parecido, sino porque no quería que le diera la preguntadera que siempre le da cuando ella sale de la casa sola a un lugar público.

—De acuerdo —Respondió Javier, el chófer, él había trabajado para los Calle desde que Daniela tenía 10 años, era como parte de la familia ya.

Calle esperó por unos 20 minutos antes de que Javier la recogiera en el punto que la chica le indicó, después de eso solo veía Bogotá de noche, todo iluminado y lindo como siempre, podía ver las vidas ocupadas de las personas, podía ver las luces de los semáforos y el tránsito inundando las calles, fue un viaje emotivo para Daniela, hacía mucho tiempo que no se perdía así en sus pensamientos, y eso la aterraba pero al mismo tiempo le daba confianza y la relajaba.

Después de 10 minutos de viaje hasta su pent-house, calle se dirigió al último piso, donde se encontraba su hogar dulce hogar al abrir la puerta se dio cuenta que su padre no estaba en la sala y eso la hizo pensar que seguro estaba en su oficina o en una reunión del trabajo.

—Buenas noches Daniela, la consentida de papá que ya no es tan niña —Dijo Melissa, la cocinera de la casa, en tono divertido

—Hola Meli ¿Cómo estás? —Preguntó Calle aun fijándose por todos lados para ver si su padre aparecía

—Muy bien —Respondió Melissa —Él no está, se dirigió a una reunión en el trabajo, está fuera desde que tú te fuiste —

—Ah, si... mm... yo... yo no lo andaba buscando.... Obvio yo sabía donde estaba... —Decía Calle nerviosa

—¿Dónde andabas? —Preguntó Melissa a Calle, la cual estaba un poco pálida

—Con unos amigos —Fue lo único que pudo responder Calle antes de preguntar rápidamente — ¿Hay algo preparado?

—Si, preparé una lasaña hace una hora, está en el horno —Respondió Melissa, sabiendo que Calle solo quería evadir el tema

—Ok gracias Meli —Dijo Calle aún nerviosa —Oye, solo no le digas a mi papá que salí, ¿Puedes? —

El Campo Margarita • Caché (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora