CAPITULO 8

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Canción: Never tear us apart - bishop briggs

- ¿Esa mujer? - Dice levantando una ceja. - ¿Qué te hace pensar que la aceptaré en mi familia?

- ¿Qué te hace pensar que me importa tu opinion? - el tono del ruso es desafiante, observa al hombre que tiene enfrente como si fuera su peor enemigo, no se cuanto daño Kostantin le haya hecho a Dimitri, pero sin duda alguna es un hombre que te eriza la piel de tan sólo escucharlo.

- No me hables de esa manera, yo soy..

- ¿Yo soy que? ¿El hombre más poderoso de Rusia? Eso era hace algunos años, te retiraste, ahora yo manejo Moscú. Viktor retira a este tipo de mi vista.

- Pero señor..

- ¡Te dije que lo hicieras!

-  No es necesario, me retirare por mi propia cuenta - el padre de Dimitri se aleja en su silla de ruedas y veo como él está apretando sus puños, tanto que sus manos se han colocado rojas.

- Te lastimaras - digo tomandolas.

- ¿Qué se cree? Es un maldito imbécil.

- Es tu padre, no lo llamas asi.

- Ya te he dicho que dejes de ver las cosas con inocencia. Ven, iremos a jugar una partida de póker.

- Yo no se jugar eso.

- Eso no importa - me toma de la mano y me conduce a una mesa en la que hay varios hombres apostando, muchos de ellos con mujeres a su lado.

- Señor Ivanov - Se atreve a mencionar uno de ellos cuando lo ve acercarse.

- ¿Me permiten una partida?

- Por supuesto.

Jamás he jugado poker y jamás he visto como se juega, pero estar ahí sentada sin hacer nada, inhalando el humo de los fumadores, me aburre asi que cuando veo que Dimitri se distrae me voy hacia un punto del lugar a tomar un poco de aire.

- ¿Disfrutas estar con él? - esa voz chillona y fastidiosa.

- ¿Tu labor en el mundo es joder a la gente? Buscate un hobby menos fatidoso que ese.

- No te creas mucho sólo porque eres su prometida.

- ¿Qué quieres Irina? ¿El dinero de Dimitri? ¿Su poder? Toma te los doy - me quito el maldito collar de mi cuello y se lo entrego en sus manos. - Al fin y al cabo son sólo cosas materiales, Dimitri no quiere nada contigo, pero tu cabezita llena de aire y estupideces no comprende esa parte.

- ¡Estúpida! - me grita cuando le doy la espalda.

- Y sorpresa no soy su prometida soy ¡su esposa! - le muestro la argolla y juro que pagaría un millón de dólares porque alguien le tomará una foto a su rostro de sorpresa. Me rio para mis adentros con lo que acabo de hacer, pero esta misma se borra en cuanto veo la cara de amargado del rubio.

- ¿Dónde mierdas estabas? - Me sujeta de la mano fuertemente, apretando sus dientes.

- Estaba tomando aire, el humo me fastidia.

- No te alejes de esa forma, no conoces los hombres con los que trabajo.

- No volverá a suceder.

- Irina me pagó la deuda de su padre.

- ¿Si? Me acabo de cruzar con ella hace unos segundos. Deberías regalarle un perrito, así evita hacerle la vida imposible a las personas.

- Siéntate en la mesa, Viktor estará todo el tiempo contigo, tengo que hablar algunas cosas con Kostantin.

Esencia RusaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora