CAPITULO 32

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Canción: Finneas - Break My Heart Again

En mi vida me había sentido tan aterrada y asustada, el camino se hacía cada vez más largo, estaba allí, en su brazos, en sus fuertes y reconfortantes brazos, que siempre me rodean para protegerme. Lo miro y esta llorando, Dimitri está llorando y jamás lo había visto en ese estado emocional.

Aprieto su mano y lo miro fijamente. Tiene el cabello alborotado, mojado, y apenas esta vestido.

- No llores – le susurro.

- Toma una de mis manos la besa y la pasa por su rostro-. - Solo perdóname – sus palabras se quiebran.

Oh Dios luce tan mal, pero me es difícil, me es difícil perdonarlo. Me es difícil olvidar las palabras tan crudas que me dijo. El hombre que he amado en mi vida, mi esposo, mi alma gemela, me hirió con ellas.

Bajamos del auto, sigo aun en sus brazos, y desesperado empieza a gritar que me ayuden por todo el centro médico. Algunas enfermaras lo frenan y le piden calmarse.

- Por favor hagan lo que sea por ayudarla.

- ¿Qué tiene la paciente?

- Esta hirviendo en fiebre. Ella.. está embarazada. Sufre de una falla cardiaca.

- ¿Que es usted para la paciente?

- Soy su esposo.

- De acuerdo la remitiremos a emergencias usted aguarde en el pasillo.

Suelto su mano y veo como se derrumba en el suelo. Destruido, sintiéndose culpable con él mismo.

- Mis bebés – es lo único que le digo a la mujer que me lleva hasta un pequeño cubículo.

- Contrólese señora, todo va salir bien. ¿Ha tenido gripas? ¿Resfriados?

Niego con la cabeza-. - Nada de ello.

- ¿Alguna situación que la haya alterado?

- Si – asiento con la cabeza.

- Bien, trataremos de controlar la fiebre, ¿recuerda los medicamentos que se le suministran para su enfermedad? Necesito que me los diga.

Le doy la lista de ellos la enfermera mientras dialoga con otra, estoy nerviosa. Me siento tan solitaria en ese pequeño cubículo, tan destruida.

- ¿Ellos están bien? – vuelvo a hablar-. Verifiquen que mis hijos estén bien.

- ¿Cuánto tiempo de gestación tiene?

- Cuatro semanas.

- Muy bien verificáremos con un ultrasonido vaginal que estén bien, lo importante es que se calme.

La mujer suministra un tipo de medicamento y la fiebre empieza bajar, realizan el ultrasonido y los veos, mis dos pequeños puntos, lloro y toco la pantalla.

- Estan bien – paz y tranquilidad experimenta mi cuerpo, y puedo respirar de nuevo, recuperándome de ello-. La remitiremos a una camilla, hasta que su tensión se normalice.

Asiento con la cabeza.

Si tuviera una libreta en la que apuntara las veces que he pasado por una clínica, perdería la cuenta y no me alcanzarían las hojas.

La mujer me conduce hasta una camilla y al poco tiempo vuelve a hablarme.

- Su esposo pregunta si puede verla.

- Dígale que siga.

Dimitri pide permiso para poder pasar a verme. Y solo puedo imaginar su rostro de angustia. Veo como atraviesa la pequeña cortina, sus ojos lucen hinchados, se acerca hasta dónde estoy y se derrumba como un niño en mis piernas tomando entre sus manos la sabana que me cubre.

Esencia RusaWhere stories live. Discover now