CAPITULO 19

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Canción: Ember Island - Creep

Sus brazos se dirigen a mis caderas, y mis manos a desabrochar los botones de su camisa dejando al descubierto su increíble figura, una de sus manos pasa por mis cabellos y con la otra empieza a deshacerse del pequeño cierre que tiene mi vestido dejándolo caer al suelo.

- Joder no tengo ningún preservativo.

- No hace falta, me estoy cuidando.

El ruso me dirige una mirada burlona, mientras me apoya en la cama, mis manos bajan hasta sus pantalones a la vez que las suyas a mi sostén y después a mis bragas. Mi respiración se agita en el momento en que estamos con nuestras pieles al descubierto. Y un gemido se escapa de mis labios cuando entra en mí con total precisión. Sus movimientos en un comienzo son lentos y pausados, para después aumentar el ritmo, no lo juzgo en la cama, es increíble es más que eso, es total adrenalina.

Jamas me había sentido así en mi vida, jamás me había sentido amada en esa forma que tan solo la siento cuando estoy a su lado.

- Quiero ser el único hombre en tu vida – susurra en cada beso. Para mí no habrá ningún otro, así sea en la otra vida, Dimitri será el único que deseare tener a mi lado.

- Lo serás siempre - es lo único que respondo cuando nuestros labios se vuelven a juntar.

Pierdo el momento exacto en el cual caemos a la cama, abrazados.

- Es una casa hermosa – digo con una sonrisa.

- Solo espera a que nos mudemos.

- Nunca imagine esto

- ¿Que? – dice mientras pasa sus manos por mis cabellos.

– Que fuera feliz al menos por un breve lapso de tiempo.

- ¿Porque lo mencionas como si me prepararas para perderte?

- Tu bien sabes que no puedo mantener una vida normal, y que probablemente odies que te recalque mi enfermedad.

- Yo no odio que la recalques, odio que hables como si estuvieras ya muerta – Se levanta de la cama y se dirige a colocarse su ropa. – Solo no lo menciones más, todos los días intento quitarme esa idea de la cabeza.

Recojo mis cosas y me coloco de nuevo el vestido, las lágrimas amanazan con salir, y lo único que hago es cubrirme el rostro con mis manos mientras bajo las escaleras.

- ¡Rossalie espera! ¡Rossalie!

Me devuelvo al auto y cuando estoy en la entrada tomo un taxi. Ni siquiera sé que mierdas estoy haciendo, ni siquiera se porque le miento, supongo que necesito un espacio para mi sola, así que el espacio que escojo es el orfanato. Donde empezó todo.

En el jardín hay algunos niños jugando, a algunos los conozco a otros no porque son nuevos, muchos de ellos llegaron como yo, bebés abandonados a su suerte, se criaron toda la vida ali, sin las palabras consejos de sus padres, ilusionándose con ser adoptados, con encajar en una familia que no lo vio nacer.

Solo puedo sonreír ante eso, pase muchos años sumida en mi tristeza, deprimiéndome por considerarme poco valiosa, hasta que descubrí que no era yo la del problema, que tal vez las cosas necesitaban ser así, para convertirme en una mujer decidida e independiente, durante tres años viví en ese apartamento, el mismo que yo pague con mi primer sueldo en la cafetería, evitando ocasionarle gastos a Melanie, evitando incomodarla.

Y después cuando ya todo lo veía resuelto, apareció él, y Oh Dios quería irme con todas mis fuerzas de ese lugar, me irritaba escucharlo, me irritaba su forma de alardear de las cosas y ahora se ha convertido en una de las razones por las que no quiero abandonar este mundo.

Esencia RusaWhere stories live. Discover now