El nacimiento de una estrella.

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AMAIA:
18 segundos, solo pasan 18 segundos entre que Alfred abandona el escenario y noto como sus brazos me rodean.
Escondo mi cara contra su cuello y aspiro antes de dejar un beso pequeñito pequeñito. Mis labios adquirien un ápice de sabor salado cuando las gotas de sudor que escurren por su cuello pasan a mis labios. Alfred está sudado, pero me da igual, es mas, su característico olor me invade y me gusta. Ni siquiera después de darlo todo en el escenario consigue oler mal. Noto su sonrisa contra mi cuello y entonces me imita y inspira también.

-Alfreeeed, no. Que yo seguro que huelo a sobaco ahora mismo.

Alfred suelta una carcajada y besa mi cabeza antes de que alguien, supongo que alguien de la organización, tire de su brazo y se lo lleve.

ALFRED:
Merda. Vuelvo a intentar meterla pero no lo consigo. Noto tres pares de ojos inquisidores en mi espalda. No fotis. Me siento inútil hasta que oigo su risa a mi espalda. Amaia me coge la mano y detiene el temblor, consigo meter la llave en la cerradura y abro la puerta.

La emoción que me recorre el cuerpo es palpable. Acabo de vivir un antes y un después en mi vida. Estic en shock. Estoy excitado, en el sentido inglés de la palabra, aunque en realidad... con Amaia cerca... Total, que se me ocurren bastantes formas de poner a prueba la flexibilidad de la Amaieta.

Cojo la bolsa de regalos que lleva mi padre para que le sea mas fácil subir las escaleras. Al llegar arriba agradezco que mi madre abra la puerta de arriba así que no tengo que volver a pelearme con las malditas llaves.

El reloj del salón marca las once y media, ha sido un día largo pero no estoy cansado, no estoy cansado para nada.
Mi cuerpo está repleto de energía. Me siento en el sofá y tamborileo mis dedos contra el reposabrazos. Mi pierna se mueve nerviosa, arriba y abajo, abajo y arriba. Me enredo los rizos mojados por la ducha en el dedo índice. Me rasco la ceja derecha.

Me siento absurdo. Però qué estic fent?

Enciendo la televisión pero ninguna de las programaciones de los canales me parecen lo suficientemente interesantes como para prestarles atención. Cuando ya le he dado la vuelta varias veces a toda la lista de canales, veo que están echando Tiburón y se me enciende la bombilla.

Me levanto del sofá como un resorte, oigo el agua correr en el baño del fondo del pasillo y supongo que la Amaix se está duchando.
Genial.
Abro la puerta sin siquiera llamar, en un visto y no visto estoy dentro, cierro el pestillo, sonrío al escucharla y disfruto de las vistas.

-And just let it be and god save the queen. Qué es londres sin ti, qué es Londres sin tiiii.

La mampara de la ducha es trnasparente. Mi intimidad palpita dentro de los pantalones grises del pijama y un bulto empieza a aparecer en ellos.

Amaia canturrea Londres mientras se enjabona el pelo. Está completamente desnuda frente a mi. Sus dedos se pierden en su pelo, masajeando su cuero cabelludo. Está disfrutando del masaje y yo también. El movimiento de sus brazos hace moverse a sus tetas arriba y abajo. Abajo y arriba.

Tentaor. Massa.

Amaia tiene los ojos cerrados y una sonrisa que refleja lo agusto que está le adorna la cara. Su mueca me recuerda a la cara que pone cuando hago que se corra y ese pensamiento no ayuda a mi erección a bajar.

La espuma del champú se le escurre y le llega a los ojos. Busca a tientas el telefonillo de la ducha y cuando el agua moja su cuerpo da un brinco, ha abierto el agua fría sin querer. Su cuerpo reacciona al brusco cambio de temperatura, su piel se eriza y sus pezones se endurecen. Me dan ganas de llevarme uno a la boca. Hay otra parte de mi que también se endurece pero no le hago caso y sigo mirando a Amaia; quien se apresura a abrir el agua caliente, empieza a enjuagarse el pelo y canturrea, ahora sin embargo cambia de canción.

Petit InfinitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora