Oodal (Lengua Tamil)

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Hoy os quiero hacer partícipes de la obra. 

Había intentado seguir con el siguiente capítulo pero la decisión del final de este lleva consigo mucha responsabilidad y qué mejor que vosotros para darme ideas y tener en vuestra mano el qué pasará.

Como el anterior se llamaba dilema pues hoy el dilema se planta ante vosotros. 

Estoy muy emocionada con vuestras teorías. 

Millones de gracias.

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Me gustaría agradecer también a todas las personas que se leen varias veces los capítulos para entender todos los detalles. Y en especial, a Irakurtzenean, sabrá por qué cuando lo lea.



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PV Alfred

Abro la puerta y respiro aire. Seguramente me va a costar caro pero si no estoy vivo no puedo vivir. Y es que, la sensación que antaño me provocaba Amaia es la que ahora obtengo solo, amparado bajo su manto y con su simplicidad.

Ella es quien elimina mi necesidad de ahogo y me restablece el alma y los sentidos. Me permite pensar y no me observa. Se detiene cuando yo paro y se ilumina cuando yo lo estimo.

Es capaz de dar nombre a lo desconocido y desdibujar mis temores. Me hace conocer la libertad y me protege. Me hace conocerla y enfadarme cuando me muestra el reflejo en lo que escribo.

Me siento en el piano y noto como el hogar me abraza y no me abandona, yo la dejo salir y sentir conmigo, está satisfecha de que estemos juntos. Ella no se ofendería por la elección. Mi casa, mis reglas, mi música, mi refugio.

En el fondo, los rumores en mi cabeza se disipan en su melodía, contante, perspicaz, sonora y silenciada, aguda y pequeña o grave colosal. Me enamora, es ferviente y me permite lo que venía buscando cuando la elegí, estar tranquilo.

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PV Catalina

Me despierto y ella sigue dormida. Al final tendré que agradecer que me haya permitido conocerla. Si bien yo crezco cuando interpreto, ella parece una niña. Ayer cuando me cantaba con la guitarra noté su delicadez y su temor. Estábamos esperando a la misma persona y a pesar del abandono, encontramos un hilo conductor con el que comunicarnos. No hicieron falta palabras, ¿para qué? Sabíamos lo que esperaba cada una y lo que no se cumplió.

Desde que ella entró en nuestras vidas era la segunda vez que me dejaba, una en la fiesta y otra ayer, pero... ¿habría renunciado a estar con alguna de las dos por el trabajo? No lo creo. Lo que sí que he entendido es que tanto a ella como a mí nos prometió algo al mismo tiempo y eso, salvo con el don de la omnipresencia, era incapaz de cumplirlo.

Me llama la atención su pijama y veo que esperaba una noche interesante por el conjunto que lleva debajo. Ayer estaba tan cansada que no preste atención.

Es bastante llamativo para su vestimenta habitual. No se si es mejor que no la haya visto así porque después de tantos años que dice haber estado en su cabeza, debería de saber que cuanto más simple, más hermoso. Y el rojo no es un color sutil.

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