Entelequia

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Mensaje de última hora, Wattpad no quiere que ponga foto así que... como él o ella manda pues... es lo que hay. Después de veinte minutos me rindo. 

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Buenas noches, hoy voy a hacer algo que nunca hago pero no quiero dejaros tanto tiempo sin leer y es, subir solo, la mitad del capítulo. He intentado cortarlo por donde he podido. Espero que me perdonéis.

Esta madrugada me voy al Prat a la Fiesta Mayor a ver a Alfred y he tenido que hacer dos turnos seguidos de 12 horas. Espero poder subir el domingo cuando vuelva el resto, mientras, echádme de menos y quererme.

Lo siento mucho, vienen cosas bastante graciosas

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EN LAS ALEGRÍAS Y EN LAS PENAS, EN LA SALUD Y EN LA ENFERMEDAD, TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA.

SÍ, QUIERO.

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PV Amaia

- Catalina, siento decirte que al menos, de esto, no te vas a tener que preocupar. Las pruebas han salido negativas.

Y ahí sí que sentí como si algo estuviese de verdad dentro de mí, el corazón me dio un vuelco y solo pude reír y llorar a partes iguales. Ellos estaban abrazados y yo, corrí hacia el médico. Se había portado tan... bien. Nos dejó permanecer en aquella pequeña consulta, no hizo más preguntas de las debidas...

Yo les miraba embelesada porque ojalá ella fuese nuestra hija, ojalá existiese ese amor y esa unión entre padres e hijos del mundo. Y daba exactamemnte igual si son de sangre o no porque el amor, en definitiva, no entiende salvo de verdad. Y yo, yo comprendí viéndoles juntos que se trataba de un deshago, de descargar la tensión entre sus cuerpos sintiéndose el uno al otro, se necesitaban y se querían a partes iguales y haber superado esto, haría que se uniesen mucho más.

Estaba aprendiendo a saber cuando había momentos solo de ellos al igual que ella aprendería lo contrario. Nuestro puzle iba engranándose a marchas forzadas, con rumbo y con la prisa que la vida da a los acontecimientos. Él la había acogido en su casa, le estaba dando su vida, una estabilidad y una familia y ella, ella sabía que si hubiese sido positivo, él habría estado ahí de la misma forma, luchando junto a ella.

Cuando el doctor de deshizo de mi abrazo, Alfred me miraba sonriente cogido a Catalina. Yo solo pude abrir los brazos y levantar los hombros. No había querido interrumpirles el momento, entonces, ella se dio la vuelta hacia mi y anduvo los cuatro pasos que nos separaban para unirse a mi cuerpo y situar su cabeza en mi hombro.

Ahora los roles se intercambiaban y mientras nosotras dejamos fluir el nerviosismo con las pocas lágrimas que nos quedaban, él le agradecía al especialista que nos hubiese tratado tan bien.

Es tan importante la empatía en medicina. Un médico ve cada día como personas nacen y mueren, algunos se enfrentan diariamente en los pasillos de oncología de los hospitales de toda España a personas que quieren vivir y perecen. Eso, hace que se enfunden una capa que en ocasiones, resulta incomprensible porque se les ve fríos e impávidos. En este caso no era así. Había observado su cara de felicidad viniendo a darnos la noticia y eso me daba la respuesta que quería oír. Seguro que si hubiese tenido anticuerpos, se habría pensado cómo contarlo y su expresión habría venido envuelta en preocupación. A veces las personas no sabemos cómo mentir y en muchos momentos, al no estar acostumbrados, terminan por darse cuenta porque nuestras palabras juegan en contra de lo que informan nuestros ojos.

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