Tiziano Améndola es un hombre de negocios y padre soltero. Desesperado por encontrar a alguien que cuide de su hijo mientras trabaja, conoce a la prima tímida pero con lengua afilada de su mejor amigo. Entre palabras directas e indirectas, ninguno d...
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Tres días después de que Alejo retornara a Buenos Aires, Tiziano llegó a la casa luego de un día agotador de trabajo y le entregó un sobre a Génesis.
―¿Para mí? ―le preguntó sorprendida, tomándolo en sus manos y mirándolo con atención.
―Sí, la verdad es que no sabía qué regalarte y se me ocurrió darte eso.
En el mismo momento en que Tiziano le hablaba, ella sacó del sobre un par de vouchers.
―¿Vouchers de compra? ―le preguntó Génesis sorprendida.
―Sí, para Versace y Gucci. Por lo que quieras, tienes un regalo por marca.
―¿No tienen precios? ―le inquirió con más asombro.
―No. Te elijes la prenda o el accesorio que quieras de cada tienda.
Génesis se quedó totalmente sorprendida y no sabía si de felicidad o de incomodidad porque no habría esperado nunca un regalo como aquel.
―¿Cuánto tiempo tengo en retirarlo?
―Quince días.
―Gracias, pero no tenías porqué hacer eso, sinceramente no esperaba algo así de tu parte, me sorprendió y, ¿te digo la verdad? No puedo aceptarlo. Te lo agradezco mucho y es un súper detalle el que me has dado pero de verdad, no puedo aceptarlo.
―¿Por qué no lo puedes aceptar? Prefiero que te compres algo que te guste antes que yo te compre algo que termines por cambiarlo.
―Te lo entiendo pero es demasiado el regalo y soy solo la niñera.
―Antes que eso, eres la prima de mi mejor amigo ―confesó.
―¿Y qué con eso? ―le inquirió frunciendo el ceño algo molesta―. Parece que lo dices para quedar bien con tu amigo, es decir, parecería que me regalas algo así para quedar bien con Alejo.
―Te estás confundiendo. No le tengo porqué decir las cosas que te regalo por tu pasado cumpleaños a tu primo, déjalo fuera de esto, no tiene nada que ver una cosa con la otra. Acepta mi regalo de cumpleaños, por favor Génesis.
―Bueno, me elegiré los regalos. Te lo agradezco de verdad, Tiziano ―le contestó conformándolo.
―No fue nada, espero que elijas lo que más te guste ―respondió con una sonrisa.
―Lo haré, no te preocupes, en la semana iré ―dijo correspondiéndola.
Quince días después y un poco más, Tiziano llegó a su casa algo molestó por haberse enterado de lo que no había hecho Génesis.
―Acaban de llamarme de las dos tiendas, avisándome que nunca te presentaste a retirar tus regalos ―expresó incrédulo.
Génesis se lo quedó mirando con atención, justo cuando estaba probando con su dedo índice la comida que estaba preparando para la noche.
