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Fue ella la última en sentarse y poner su plato sobre la mesa para cenar, Stefano estaba muy fastidioso y lo único que quería era calmar su dolor de encías

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Fue ella la última en sentarse y poner su plato sobre la mesa para cenar, Stefano estaba muy fastidioso y lo único que quería era calmar su dolor de encías. Génesis quien ya tenía un mordillo en el refrigerador se levantó de la silla y fue a buscarlo para dárselo al pequeño. Éste cuando lo vio, lo cazó casi al vuelo y con ayuda de la joven se lo llevó a la boca.

―¿De dónde sacaste el mordillo? ―le preguntó Tiziano.

―Del refrigerador, le calma bastante el dolor de encías.

―¿Le duelen mucho? ―le inquirió Alejo.

―Le debe ser terrible porque babea mucho y se pone fastidioso muchas veces al día.

―Pobrecito, yo no recuerdo el dolor de encías ―comentó su primo.

―Alejo, ¿bromeas? Eras un bebé, solo tus padres lo saben ―le respondió ella.

―Bueno, en eso tienes razón. Cambiando el tema, ¿puedo servirme más?

―Sí, sobre la cocina hay una fuente con más lasaña.

―Tiziano, ¿quieres más?

―Sí, me serviré también. ¿Quieres un poco más Génesis?

―No, gracias.

Ambos fueron hacia la cocina mientras Génesis se quedaba con Stefano. Alejo le preguntaba en voz baja sobre lo que le interesaba.

―¿Cuándo piensas decirle algo? ¿Alguna indirecta o algo?

―No diré ni haré nada mientras tú estés de visita. Ella y yo tendremos tiempo para estar a solas y poder charlar tranquilos sin que nadie nos moleste.

―Si quieres me voy, yo no tengo problema.

―Eres mi invitado, no quiero que te vayas, ya te dije que habrá tiempo para los dos.

―Bueno, si eso quieres, me quedaré la semana ―le respondió su amigo, mientras se llevaba una aceituna a la boca y volvía a sentarse.

Pronto se sentó Tiziano y los tres cenaron tranquilos y conversando de varios temas, incluido qué clase de mujer y de hombre le gustaban a cada uno. Ese fue el tópico que sacó Alejo, para ver hasta qué punto su prima gustaba de Tiziano. Luego de que el argentino terminara de decir cómo debía ser su mujer ideal fue el turno del italiano.

―Mi mujer ideal debe de ser centrada, que sea compañera, que sea cariñosa y dulce, que tenga un lindo cuerpo y bien formadito, que le guste el hogar pero que también le guste salir fuera. Y que sobre todo, quiera a Stefano.

―La cosa esa que trajiste anoche, no parecía gustarle mucho el hogar y tu hijo ―comentó Génesis y Alejo se rió.

―Ya que me criticas a quien yo traje, ¿por qué no hablas tú de cómo te gustaría tu hombre ideal? ―le dijo mirándola con atención.

De Margaritas y Un Amor italiano ©Where stories live. Discover now