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Dos meses después, en marzo, Génesis cumplía un año en Italia y Tiziano le regaló un cupcake con una pequeña vela para que la soplara por su estadía en su país

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Dos meses después, en marzo, Génesis cumplía un año en Italia y Tiziano le regaló un cupcake con una pequeña vela para que la soplara por su estadía en su país.

Stefano le dio un beso en la mejilla y ella le correspondió otro para luego abrazarlo contra su cuerpo.

Sentimientos profundos, nostalgia, melancolía y amor se entremezclaban en el interior de la joven, porque aunque todo estaba bien entre él y ella, sabía que si la relación no funcionaba, debía volver a Argentina.

―Gracias, fue muy lindo de tu parte esto ―le dijo con una sonrisa.

―No fue nada, fui con el niño, él te eligió el pastelito ―le contestó regalándole una sonrisa.

―Está muy bonito el pastelito, cariño ―le respondió mirándolo atentamente a los ojos y el niño le sonrió.

Bella mamma (Linda mamá) ―le emitió el pequeño y Génesis se lo agradeció para luego sonreírle.

―Ve a traerle con cuidado el regalo que le tenemos a mamá ―le expresó despacio a su hijo para que intentara entender las palabras.

Génesis quedó mirándolo con atención absoluta porque era la primera vez que la nombraba en voz alta como la madre de su hijo y no supo cómo reaccionar ante aquello.

Stefano con cuidado, caminó de a poco hacia el mueble del televisor, para agarrar en su manito la bolsa que estaba al lado del aparato. Cuando volvió hacia ellos, casi se cae al piso de no ser por su padre que lo levantó en el aire y le dio vueltas mientras el pequeño sonreía a carcajadas y el hombre atrayéndolo hacia su cuerpo, lo sostiene de la espalda y nalgas para darle besos en las mejillas del niño.

La muchacha al ver la escena no pudo evitar ponerse melancólica y terminar por sentir sus ojos arder de las lágrimas que intentaban salir de los lagrimales. Se recompuso cuando él la miró y bajó al crío.

El pequeño se acercó más a ella y la joven lo ayudó a sentarlo a su lado, mientras él le hacía entrega de la bolsa.

―Gracias, bonito ―le habló con una sonrisa y él le sonrió también.

Lo que vio a continuación Génesis, la dejó estupefacta. Una cuenta abierta a todas las tiendas de las calles principales de Roma.

―¿Por qué esto? ―le preguntó confundida y asombrada a la misma vez.

―Porque quise, porque eres mi mujer ―le respondió sin dar vueltas.

―¿Tu mujer? ―formuló abriendo más los ojos entre desconcertada y pasmada.

―Aunque no hayamos tenido nada íntimo, te considero como tal. No hay papeles pero eres mi mujer porque lo siento así y por esa razón quise regalarte eso que ves.

―No necesito estas cosas, Tiziano ―le expresó con sinceridad y relamiéndose los labios en señal de nerviosismo.

―Sé que no las necesitas pero si te lo estoy regalando es porque puedo y principalmente porque quise obsequiarte algo así ―le emitió para luego ir hacia ella y sentarse a su lado y abrazarla por los hombros.

De Margaritas y Un Amor italiano ©Where stories live. Discover now