ºVEINTINUEVE

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La camioneta para de pronto despertandome en el proceso, aunque a decir verdad no estaba del todo dormida ¿como podria, después de todo?

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La camioneta para de pronto despertandome en el proceso, aunque a decir verdad no estaba del todo dormida ¿como podria, después de todo?

Me enderezo en el incómodo aciento de el auto, mirando a Tio Merle sentado a mi lado, y papá del suyo. Al diriguir mi vista por la ventana a mi derecha, me sorprendo de ver los primeros rayos de Sol del día asomandose por las montañas lejanas. Admiro el lugar a donde nos han traído, una fábrica abandonada, adornada por un muro de caminantes, y parte de estos.
El lugar, aunque bastante grande, no deja de mirarse tenebroso y lujubre.

- Hemos llegado - anuncia el hombre del bate desde el aciento del copiloto, girando su rostro apenas.

Alguien abre la puerta de mi lado, un sujeto alto, de la misma edad de papá al parecer. Pero lo que más llama la atención es el gracioso bigote que adorna su rostro. Tio Merle palmea mi espalda suavemente incitandome a bajar, y así lo hagó, recibiendo cientos de miradas, en su mayoria de hombres.

No pasa mucho cuando papá se coloca a mi lado, sobre protector como siempre, escondiendo mi cuerpo detrás del suyo.

- Simón - llama el hombre del bate al sujeto del bigote - Lleva a los Dixon a una habitación.

El hombre del bigote, Simón, asiente para posteriormente, indicarle a mi papá por medio de una seña que lo sigamos. Ambos hombres van detrás de él mientras camino a pequeños pasos detrás, cohibida por todas las personas que nos miran justo ahora. Nos adentramos a la enorme estructura andando por unos pasillos con varias puertas.

- ¿Desde cuando están aquí? - cuestiona papá a Simón.

- Encontré este lugar poco después de que todo comenzará, Negan apenas estaba haciendolo funcionar, y aquí estamos.

Decido dejar de escucharlos y simplemente seguirlos en silencio, admirando el lugar. Es sorprendente la enorme cantidad de puertas que hay, casí parece un laberinto. Un peculiar sonido llama mi atención, haciendome frenar sin que ellos se den cuenta. Una melodía bastante alegre se escucha al final del pasillo, pero al querer ver de que trata una mano se posa en mi hombro, frenando mis pasos.

- No puedes ir hacia allá, muñeca - su voz ronca y varonil llega a mis oídos. Al diriguir mi mirada hacia él, unos ojos verdosos me miran con intensidad acompañada con una simpatica sonrisa.

Ahora que estamos en un lugar más iluminado, me dedico a observar a nuestro "salvador". Debe tener al menos la edad de mi tio Merle, aunque no luce del todo así. Viste una chaqueta de cuero negra con una camisa blanca debajo. Unos vaqueros y botas del mismo color junto a una pañoleta roja en su cuello.

- ¿Que es lo que hay? - le cuestiono curiosa, recibiendo otra sonrisa a cambio.

- Debe ser Tony mirando su viejo programa - responde con naturalidad - Nada interesante, nena.

Fire || Rick Grimes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora