La Chica Del 269 | Caché (Terminada)

Capítulo 28. 3 días.

POCHÉ.

*Llamada*

-¿Aló?- contesté confundida, el número desconocido que aparecía en la pantalla de mi teléfono me había llamado por completo la atención.

-Poché, hola- dijo una voz muy reconocida para mis oídos.

-Ah, eres tú- dije con un tono de voz amargado-¿Qué quieres?- rodeé los ojos. La verdad que su llamaba de había tomado por completa sorpresa, no pensaba que tuviera el coraje de llamarme.

-Necesito un favor- suspiró al otro lado de la línea. ¿Quería pedirme un favor después de todo lo que me había hecho?

-¿Con que valentía vienes a pedirme un favor después de lo que me hiciste?- le dije algo fastidiada. No quería ser rencorosa pero con ella era imposible no serlo, me había hecho bastante daño y no quería saber de ella por mucho, mucho tiempo.

-Por favor, Poché no te lo estaría pidiendo si no fuera urgente- volvió a insistir. Rodeé mis ojos fijándome en la salida del edificio de H&M, observé como Daniela se subía a un auto con una mujer delgada y rubia, no la conocía pero vi como Pau se despedía animadamente de ella mientras el auto partía.

-¿Qué quieres?- volví a preguntarle. Ella titubeo un poco haciéndome exasperar más de lo que ya estaba- Al grano, Gabriela- dije impaciente mientras Paula se acercaba a mí, le hice un gesto para que esperara.

-Necesito que hables con Barbara- dijo intranquila- Necesito que la convenzas de no ir a buscarte a Los Ángeles.

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CALLE.

-¿Tu que haces aquí?- me volteé a mirarlo con más detenimiento. No puedo creer que después de lo que paso anoche tenga el coraje de aparecerse por aquí.

-Quería pasar una hermosa tarde con mi novia y la mejor suegra del mundo- dijo saludando a mi mamá, ella contenta le devolvió el saludo. Mi cara debe ser épica en este momento.

-Dani, Mario me contó sobre el pequeño desacuerdo que tuvieron el día de ayer- acarició levemente mi mejilla- Y me pareció que lo más conveniente para que arreglaran las cosas era invitándolos a comer- sonrió- Luego les daré una sorpresa que estoy seguro que los alegrara- habló muy emocionada. Las palabras no salían de mi boca. Sé que mi mamá ama a Mario como si fuera un hijo más y no sé que carajos le contó él para hacer que ella lo ayudara.

Era sorprendente la forma en la que mi mamá lo apoya, me esperaba cualquier cosa de él pero no que hablara con mi madre para ayudarlo a salir del agujero en el que había caído el día de ayer.

-¿Estás de acuerdo, amor?- me preguntó Mario e instintivamente le fruncí el ceño.

-Mamá, Mario y yo terminamos- le dije seriamente ignorando completamente las palabras dichas por Mario y que me llamara amor- Así que te pido por favor que lo hagas bajar del auto- traté de sonar calmada para que mi mamá tomara el peso de mis palabras. Estoy segura que si no le ponía un paro a este asunto, se iba a agrandar mucho más.

-Ya lo sé hija- dijo encendiendo nuevamente el auto- Pero sé que estás arrepentida, te conozco, bebé- rodeé los ojos- Te aseguro que después de esta comida y de la sorpresa que les tengo, cambiaras de opinión- aplaudió cual niña pequeña- Ahora bájate y siéntate atrás con tu novio- palmeó mis piernas, bufé y me baje del auto para tomar asiento atrás. Aunque quisiera, no podía reprocharle nada a mi mamá, me caracterizaba por siempre llevarle la contraria pero su estado de ánimo diferente me tenía bastante sorprendida y no quiero ser la responsable de cambiarlo.
Tomé asiento y Mario pasó rápidamente su brazo por encima de mis hombros atrayéndome más a él; decidí no decirle nada y aguantar la comida con mi mamá y él, pero después de eso, le daré un final definitivo a la situación.