Capítulo 84. Sí, si es contigo.

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CALLE.

Le quité el seguro al auto para montarme en el asiento del piloto. Quería llorar, soltar lágrimas y hundirme en lo que estaba sintiendo, pero no le iba a dar la satisfacción a María José de verme de esa forma.

-¡Amor espera!- gritó apoyándose en la puerta del auto del copiloto, maldije por haber bajado los vidrios al subirme -Calle, déjame explicarte por favor- su voz estaba agitada y las lágrimas recorrían sus mejillas con desespero.

No le contesté, solo encendí el motor del auto esperando a que se calentara un poco. Mi ser estaba destruido, nunca pensé que ella me diría que no. No lo entendía, estábamos en nuestro mejor momento, volviendo a ser felices, volviendo a estar juntas, era el momento perfecto para formalizar nuestra relación, pero al parecer yo era la única interesada en hacerlo.

-Mi amor, mírame, escúchame, háblame por favor- dijo llorando, intentando llamar mi atención, pero yo no quería verla, no quería escucharla ni mucho menos hablarle, no por ahora; al menos hasta que mi corazón dejara de doler.

Desilusión; era uno de los sentimientos que más me identificaba en este momento. La situación era perfecto, la comida era perfecta, nosotras eramos perfectas pero ella me había dicho que no.

"Perdóname... pero yo no estoy lista para casarme"

Tal vez yo no era la mujer con la que ella quería pasar el resto de su vida y dolía, porque ella si era la mujer con la que yo quería pasar el resto de mi vida.

-Yo te amo, mi amor- dijo con voz entre cortada, sus lágrimas continuaban saliendo y su respiración se agitaba cada vez más. Me rompía aún más verla en ese estado, pero ella lo ocasionó.

-Sube rápido si no quieres que te deje aquí- hablé fría y cortante, en este momento pensaba en como volver por las cosas que dejamos en medio de la nada, ¿A quién quería engañar? Ya nada me importaba.

Poché sorbió sus narices y se subió en el asiento del copiloto sin decir palabra alguna, visualicé como llevó sus manos a sus mejillas, secando las lágrimas que las recorrían. Por un momento pensé que me estaba dejando llevar por el impulso y enojo de la situación, las ganas de abrazarla y besarla, de decirle que no importaba, que la iba a esperar todo el tiempo que necesitara para sentirse lista eran fuertes pero mi orgullo no me dejaba sacarlo a la luz.

Estaba dolida, muy dolida, solo necesitaba tiempo para calmar mis emociones y aclarar todo esto de la forma más sensata posible.

Arranqué el auto en dirección a la casa de Poché, tenía planeado dejarla e ir a mi habitación en el hotel para pensar y reorganizar mi mente, nunca pensé que nuestra velada terminaría de esa forma, pensé que tendría un final feliz en donde ella y yo festejáramos nuestro compromiso con nuestros amigos más cercanos.

Pero no iba a ser así.

El camino hasta su casa fue totalmente incómodo, el ceño fruncido de mi rostro no desaparecía e ignoré todo llamado que salía de la boca de Poché; ella insistía en hablar, recalcaba que no quería que estuviera molesta con ella, ¿Pero qué quería? ¿Qué estuviese feliz porque no se quería casar conmigo? Es imposible.

-No me ignores, Calle- volvió a decir por milésima vez, solté un gran suspiro pero aún así no le respondí, su mano se posó sobre la mía encima de la palanca de cambio del auto intentando tomarla pero se lo negué, la saqué de forma inmediata, confirmándole que aunque me hiciera gestos o me hiciera mimos, no iba a lograr contentarme tan fácil.

Soltó una gran bocanada de aire, intentando contener más sus lágrimas. Una vez estábamos a unas cuadras de llegar, bajé la velocidad y me estacioné al frente de su casa, no dije palabra alguna, solo le quité el seguro a la puerta para que ella se bajara, pero no lo hizo. Se quedó varios minutos callada, sorbiendo sus narices y jugueteando con sus manos.

La Chica Del 269 | Caché (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora