Día 134 (parte 2)

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Tras un vuelo sin complicaciones, aterrizamos.
Bajo del avión, recojo mis maletas y me dijo la salida.

Según lo que me había explicado Sara habrá un chofer esperándome para llevarme al apartamento y además que me explicará un poco como funciona todo aquí.

Al acercarme veo un hombre grande y fuerte, en traje, con el típico cartelito de las pelis con mi nombre.
Me río internamente.

Miro el hombre, tendrá alrededor de unos 30 y cinco años con gesto serio y mirada fija.
" no parece que vaya ser muy simpático".

Me paro frente a él que sigue con gesto serio y carraspeo nerviosa.

- hola...yo soy Sofía Carrodeguas- le digo tímida.
- oh, hola- baja la mirada hacia mi sonriendo- déjeme que le ayude con las maletas- dice mientras me las coge.

Habla un español perfecto aunque con un ligero acento italiano.

- no era necesario pero gracias-.
- para eso estoy, señorita. Mi nombre es Juan, un placer conocerla- dice él.
- lo mismo digo- le respondo.
- qué tal el vuelo?- pregunta.
- bien, la verdad es que ha sido tranquilo y se me han pasado las dos horas muy rápido-.
- me alegra. Ahora voy a llevarla al departamento para dejar sus cosas y luego le enseñaré su facultad y un poco la ciudad-.
- muchas gracias- le sonrío sinceramente.
- es la primera vez que viene Milán?-
- sí, bueno, es la primera vez que vengo a Italia directamente...-
- oh vaya, pues tiene que aprovechar y en cuanto pueda visitar el resto de la península-.
- lo sé, en cuanto tenga unos días de descanso me iré por ahí, podrás recomendarme tú algunos lugares?...no hay mejor recomendación que le de una persona que vive aquí-. Le digo cortada.
- por supuesto, además le diré sitios bonitos que no sean demasiado turísticos-.
- me parece estupendo, gracias-.

Llevamos las maletas hasta el coche, Juan me dice que me siente atrás mientras él guarda todo.

Me río sin poder evitarlo pensando en que me siento una señorita rica con chofer.

Acabo de unos 10 minutos de camino, llegamos al frente de un gran edificio bastante alto, blanco, con grandes balcones cristaleras.

- aquí es- me dice.

Nos bajamos, Juan me dan las llaves y me dice que vaya abriendo el portal mientras recoge las maletas.

Una vez dentro cogemos el ascensor pero no tengo ni idea de a qué piso vamos, por lo que me quedo indecisa a la hora de marcar el número.

Juan al ver mi duda se ríe y pulsa él mismo el número ocho.

" viviré en un octavo... eso debe ser alto" me quedo pensando.

- le gustará, tiene unas vistas preciosas desde arriba, ya verá-.

Abro la puerta y me quedo estática, da directamente al salón.
Hay muchísima luz ya que al fondo del mismo está colocado un gran ventanal.

A la derecha de este se sitúa la zona de noche tras un pequeño corredor: el dormitorio principal, un gran baño y la habitación de invitados.
En la zona contraria se sitúa la zona de día: un salón bastante amplio, la cocina y un poco apartada una pequeña oficina.

Todo el departamento está perfectamente decorado.
Una decoración simple sencilla.

Predominan los pocos muebles, la mucha luminosidad natural y la comodidad.

Perdida en tu heterocromíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora