Día 252

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POV Sofía

Hoy ha sido el día en que he tenido que comunicar mi decisión, si quedarme o irme. Me ha costado porque realmente era una decisión complicada pero ya lo he decidido. Me quedo.

Lo que ha decantado la balanza hacia reste lado han sido varias razones, la primera es que por fin me siento bien conmigo misma, estoy recuperada, no la he olvidado pero ya no duele. La segunda es que soy feliz junto a Gia, me ha ayudado a madurar , a crecer como persona, he aprendido tanto...; la tercera es que en los estudios me va bien, ya estoy adaptada a los profesores y sus métodos, y si vuelvo a casa ahora sería como comenzar de nuevo el año.

He avisado a la coordinadora y también a Ana que me lo había pedido, se ha alegrado mucho por mi aunque me ha dicho que me echaba de menos.

POV Marta

Otro día más sin noticias. Cada día me siento peor, no tengo ganas de nada y no puedo parar de pensar en otra cosa que no sea Sofía.

Mientras espero en la sala de profesores a que la máquina me haga un café, aparece Ana por mi lado.

- Ei, Martita! Buenos días!- dice toda animada.

- Te he dicho mil veces que no me llames así-.

- Uiii.que humor, aún no te has tomado tu ración matutina de cafeína?-.

- No, aún no, por algo estoy aquí- respondo rodando los ojos.

- Bueno...como estás?- se pone seria.

- Tirando...-.

- Cuando te tomes el café tengo que contarte algo..-.

- Umm.vale, sobre qué?-.

- Luego te lo digo...es delicado-.

Bebo el café lentamente, disfrutando de su sabor y notando como energiza mi cuerpo. Mientras tanto Ana no ha parado de hablar de esto y aquello a lo que yo me he limitado a responder con sentimientos leves de cabeza o con monosílabos.

- Y bien? Qué es eso que me tenías que contar?-.

- Verás....-.

- Me lo vas contando por el camino que tengo clase ahora- la interrumpo.

Comenzamos a caminar por los pasillos.

- Pues...es sobre el Erasmus...-.

- Ajá y..?- pregunto sin entender.

- Sobre Sofía, Marta-.

Me freno en medio del pasillo. Me giro hacia mi derecha y la miro de frente.

- Qué pasa con ella?-.

- Se...va a quedar- dice casi en un susurro.

- Qué qué?-.

- Que ha decidido quedarse allí lo que queda de año...-

Mi ánimo cae completamente, mi vista se nubla, mi cabeza comienza a girar y noto que el suelo desaparece bajo mis pies.

" No puede ser...no...no...no...tiene que volver...".

- Marta, Marta, estás bien?-.

Yo ya no soy capaz de responderle. Extiendo un brazo hacia ella y me noto flaquear. Mis piernas ceden y se niegan a soportar más el peso de mi cuerpo.

- Carla!- escucho decir a Ana a lo lejos.

De repente dejo de escuchar, dejo de sentir mi peso y entro en un sueño involuntario.

Al despertar, noto que estoy sobre una camilla. Miro a los lados y estoy en una habitación de paredes blancas sin adornos.

- Ya estás despierta, menos mal- escucho que me dice alguien al otro lado de la habitación.

Me giro y veo a Carla.

- Carla...que haces aquí?-.

- Ana ha ido un momento a por agua y algo con azúcar y yo me he quedado contigo mientras-.

- No tenías porque...pero gracias...-.

- No me importa Marta-.

Giro la cabeza hacia el otro lado y cierro los ojos.

Tras unos minutos la escucho decirme:

- Sé porque te has puesto así...Ana me ha dicho que te ha contado lo de Sofía-.

- Es cierto no? Se va a quedar allí hasta terminar el año?-.

Carla asiente levemente mirándome.

Rompo a llorar, no puedo aguantarlo más, no puedo soportar siquiera la idea de no verla.

" Que voy hacer todos estos meses sin ella?"

Lloro, lloro desconsoladamente sin importarme la presencia de Carla. Necesito soltar toda la angustia, todo el dolor que siente mi corazón.

Tengo un dolor lacerante en el pecho como si lo estuviesen atravesando un montón de cuchillas afiladas.

Carla al ver mi estado se acerca y me abraza. Me agarro con fuerza.

- Qué voy hacer ahora Carla? La he perdido...- le digo entre hipidos.

- Vas a estar bien- me dice separándose.

Me mira fijamente y pregunta:

- Marta, que sientes realmente por ella?-.

Me quedo quieta, pienso dos segundos y suelto todo lo que me pasa.

- La quiero con toda mi alma, me he enamorado de ella desde el primer día que la vi, es la persona que mejor me ha hecho sentir...pero eso ahora ya no importa, he sido una gilipollas y una cobarde por no decirle lo que sentía en su momento y ellas ahora ya tiene alguien que la valora y la quiere; llego demasiado tarde- digo mientras las lágrimas bajan silenciosas por mis mejillas.

- Marta, mírame- me agarra ambas manos.

La miro como puedo, con los ojos rojos y llenos de lágrimas.

- Nunca es demasiado tarde, nada está perdido todavía.

Pongo cara de no entender.

- Mira....es como mi hermana y la conozco mejor que nadie, y aunque sé que está bien con Gia también sé que no te ha olvidado, que no ha podido sacarte de su corazón, sé que siente todavía algo por ti, asique quizás tienen una oportunidad para hacer las cosas bien esta vez. Y sabes que es lo primero que tienes que hacer verdad?-

- Si...hablaré con él lo más pronto que pueda-.

- Muy bien, ahora sécate esas lágrimas y sé fuerte, vuelve a ser esa mujer dura, esa profesora fría y bruja-

- Oye! Cómo que bruja!- le digo golpeándole el hombro.

Ella se ríe.

Me abraza.

Al separarnos le digo:

- Gracias-.

- De nada, pero más te vale hacerlo bien ahora- dice apuntándome.

- Si señora-.

Ana aparece entonces con una botella de agua, un bocadillo y unas chuches.

La miro levantándole la ceja.

- Calla, encima que lo hago por ti y para que te pongas bien...desagradecida...me has dado un susto de muerte!-

- Lo sé, lo siento...-.

- Estás mejor?-.

- Si, hablé con Carla y estoy mejor-.

- Bueno me alegro pero come algo, por favor-.

- Está bien, está bien, Gracias Anita- le respondo dándole un beso en la mejilla.

Perdida en tu heterocromíaWhere stories live. Discover now