♡《10》♡

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Dulce colgó la llamada angustiada y nerviosa, parecía que todo se le venía encima y en realidad sucedía

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Dulce colgó la llamada angustiada y nerviosa, parecía que todo se le venía encima y en realidad sucedía. Guardó el celular y tomó las llaves del auto y el bolso dispuesta a salir.

Caminó rápido ignorando los llamados de Matilda quien al verla en ese estado la persiguió inquieta,pero de manera inútil porque Dulce no tenía tiempo que perder ni mucho menos para dar explicaciones a nadie.

Introdujo la llave en la camioneta y antes de arrancar se desahogó un poco, necesitaba calmarse,  todo su cuerpo temblabla y las lágrimas nublaban su vista. No podía conducir así pero el tiempo corría en su contra. Tomó un pañuelo para limpiar su rostro, quitó las lágrimas y respiró profundo muchas veces hasta que se sintió confiada de poder arrancar.

En el camino se detuvo en el corresponsal bancario para efectuar la transacción del colegio de su hermana, la tarjeta de crédito fue cancelada por lo tanto no tenía un peso, situación que la dejó más angustiada.

Tomó la camioneta rumbo a la  Delegación. Se bajó con varias emociones que la hacían sentir valiente para enfrentar a su esposo, entró y sin mirar ni prestar atención a nadie sujetó la puerta de la oficina de Enrique e ingresó, estando adentro echó seguro,  nadie podía interrumpirlos.

—¿Por qué me haces esto?

Enrique estaba agachado revisando unos documentos,  el grito de Dulce lo desconcertó y tomó por sorpresa,  misma que se esfumó al verle la cara, una expresión burlesca se dibujó en él mientras ella irradiaba rabia.

—Quieres calmarte, estás en mi trabajo y no voy a permitir que todos allá afuera escuchen tus faltas de respeto hacía mi.

—¡Es mi papá! Sabes que es grave. ¿Por qué no han llegado las medicinas? ¿Por qué no me dijiste nada?—trataba de tranquilizarse pero no podía.

—Creí que con tu nuevo trabajito te encargarías de cubrir los gastos de tu familia. No que ahora quieres ser una mujer independiente pues a mi no me vengas a pedir nada.

Sabía que lo de su nuevo trabajo sería un cabo abierto que no se quedaría así, intentó confiar en él,  en que aún guardaba buenos sentimientos pero no, seguía siendo el mismo de siempre.

—Es por eso, Enrique sabes que con ese dinero no voy a a poder cancelar nada,  además dijiste que sí...—Él la interrumpió mientras parecía disfrutar de verla tan desperada.

—Error. Tú aceptaste sin mi consentimiento, yo pensaba que entre nosotros todo estaba claro pero ya veo que no, así que me toca refrescarte la memoria mi amor.—Sonrío mientras servía un vaso de licor—¿Quieres?

Ella ignoró el ofrecimiento.

—Yo te puedo dar todo el dinero que gane en el hospital, pero por favor Enrique mi papá necesita esas medicinas, por favor.—Solo necesitaba una llamada de Enrique en la que autorizara el envío de los medicamentos, conseguirlos por otra parte llevaría trámites de varios días, que no podía darse el lujo de esperar.

Me Declaro Culpable ©Where stories live. Discover now