♡《Epílogo》♡

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Diez meses después...

-Pa... Pa awa -decía entre balbuceos con su tierna voz de bebé el pequeño Johel que se encontraba sentado en el suelo mientras aplaudía. -awa papa ¡abu! -jugaba a hacer burbujas con su saliva, aplaudía y reía llamando la atención del padre.

Tenía ya ocho meses, su cabello rubio, ojos color café tan aprecido a él cuando era de su edad. Le habían realizado la prueba de ADN, aunque Christopher insistió en que no era necesario y él amaría a ese niño como suyo, Dulce deseaba salir de la duda y ese resultado no pudo salir mejor, Christopher era el padre de ese niño y desde entonces la felicidad fue mayor, le encanta pasar tiempo en familia y disfrutar con ese pequeño que a veces era muy travieso, pero que es su mayor tesoro.

-Pequeño travieso no dejas trabajar a papá -Sonrío Christopher dejando de lado su computadora portátil, no se podía resistir ante esa cosita hermosa y lo cargó, el niño se soltó a reír cuando él empezó a levantarlo por el aire. -te quiero mucho campeón. -lo atacó a besos y cosquillas.

Después de jugar un rato al juego preferido de Johel que era el de esconder juguetes y encontrarlos, Christopher buscó la silla y lo sentó junto a él tenía que hacer su trabajo y su hijo era inquieto, no quería que le sucediera nada malo.

-Tata mama... Mama tata. ¡Ma.. Ma! -empezó a manotear su sillita y a mirar a todas partes con cara de preocupado.

《Ay no》 pensó Christopher, siempre que se acordaba de Dulce y ella no estaba armaba un drama.

-Mamá está haciendo compras con la abuela -Le hizo mimitos- ya no grites que despertarás al abuelito, yo voy a darte de comer mi bebé hermoso -le respasó las manos por la cara, le dio un beso en la frente y se levantó a preparar el biberón mientras el niño rompió a llorar.

-¡Mama! Tata tata ¡Mama!

Christopher se devolvió a cargarlo de la silla para tranquilizarlo.

-Ya no llores lagrimón, o es que ¿No me quieres? Una risita para papá, a ver una risita -buscó entretenerlo mientras se enfriaba el biberón, pero su hijo solo le dedicó una mirada llena de lágrimas y sollozos.

-Mamama.. Ma- reprochaba en medio de pucheros.

Christopher se acercó al lavamanos para entrenerlo con el agua, siempre le ha gustado el agua.... Y así fue, volvió a reír salpicando agua para todas partes.

-Mamá nos matara por esto -sonrío mientras su hijo se carcajeaba arrojando agua- Pero eso le pasa por dejarnos solos ¿cierto?

- Oh Awa papa -lo miró sonriente salpicando agua.

A los pocos minutos se encontraba arrullándolo en su regazo mientras lo alimentaba, lo que más quería era que se quedara dormido, pero el niño tenía los ojos abiertos de par en par, brillantes tomando el biberón y jugando con algunos de los botones de la camisa de Christopher.

-¿Quieres dormir para que papá trabaje? ¿Sí? -dijo y sintió unos pequeños estruendos. -¿Qué es eso? No me digas. No.

-¡Uuhh! -el pequeño soltó una risa y Christopher sintió un peculiar olor invadir sus fosas nasales.

-Esto no me gusta, esto no me gusta -empezó a apretarlo sonriente mientras su hijo no dejaba de reír. No le gustaba mucho cambiar pañales, pero era su hijo y lo amaba con las tareas que tenía que emprender con él.

***

-¡Al fin llegan! -mencionó Christopher en cuanto las vio atravesar la puerta.

-Que exagerado eres ni que hubiéramos tardado una eternidad -su mamá dejaba las bolsas sobre la mesa.

-y ¿El angelito? -dijo Dulce buscando a su hijo.

-El angelito casi me mata, pero al fin se quedó dormido. -dijo en forma de burla. -esto te costará.

-Ay que pesado y que interesado. -sonrió Dulce enrollándolo con sus brazos-Solo te ganaste un pequeño besito -le tocó la punta de la nariz con su dedo índice y le dio un corto beso.

-¡Que coda eres! -refunfuñó él.

-Está tu mamá presente, respeta niño... -lo golpeó suave en el hombro y sonrió -Y mi papá ¿Dónde está?

-Está en el patio, ya sabes que le gusta esa vista.

-Le iré a llevar fruta picada ¿Se te antoja?

-No, a mi se me antoja es otra fruta -alzó la ceja con un gesto coqueto.

Ella sonrío y nego.

-En la noche -le guiñó el ojo y dio la vuelta para preparar la fruta para su padre.

•••

-¿Qué era eso que decías esta mañana?

-Qué se me antojaba otra fruta y que eres la mujer más hermosa de todas. -Se fue acercando a ella con voz ronca, deshizo el nudo de la bata de seda que era lo único que ella llevaba y la arrojó sobre la cama deseoso.

-También eres muy guapo y apuesto -decía ella a la vez que repartía besos y caricias en el pecho desnudo de él.

Mientras se repartían caricias y besos unos balbuceos en la radio instalda en la habitación de su hijo los puso en alerta.

-Y si ¿Nos apúramos? Ya no puedo controlar esto -señaló Chris su gran erección- no me puedes dejar así.

Ella asintió y él bajó su boxer mientras Dulce estaba preparada para recibirlo.

•••

El llanto del niño los había agarrado cuando afortunadamente habían acabado, en ese momento se encontraba con ellos en la habitación.

-Tata mama-introdujo su mano en la bata de Dulce para sacar uno de sus senos, cuando lo hizo soltó una risita y se pegó a él mientras Christopher los observaba lleno de amor.

-Seguro que ¿Quieres más?

-Así me quiten mi mujer, el dinero y el tiempo los hijos son lo más hermoso que podemos crear, los amo y sabes que eso no se pregunta -Se acercó a sobar la cabeza de Johel y besar los labios de Dulce -Gracias mi amor por esto.

-Gracias a ti por enseñarme que el amor si existe, por tratarme como lo haces, te amo y no sé que sería de mí si no te hubiera conocido.

-Yo te amo más. -los envolvió en un abrazo.

Al poco tiempo el niño cerró los ojos.

-Déjalo aquí -pidió Christopher y acomodó el espacio en la mitad de la cama, su hijo lo tenía enamorado.

Dulce lo retiró de ella y lo acomodó con sumo cuidado.

Al cabo de otros minutos los dos hombres dormían placidamente, Christopher rodeó con su brazo al bebé y los dos hacían el mismo gesto con la boca, se veían adorables para Dulce.

Ella no paraba de sonreír, su corazón saltaba de felicidad y ahora deseaba vivir cada día con intensidad, el temor se había ido de su vida, ahora todo era amor y eso la mantenía muy viva. Deseaba terminar el día así y empezarlo igual, junto con Christopher y su pequeño retoño que de seguro pronto tendría hermanitos.

Las heridas habían sanado y ahora esperaba todo lo bueno que le trajera la vida, el amor la había curado, Christopher lo había logrado.

Volvió a sonreír agradeciendo por tanto y se unió a sus amores, rodeó con su brazo a su pequeño de tal manera que también sujetaba la mano de Christopher y cerró los ojos sin dejar de sonreír.

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Muchas gracias por acompañarme en esta historia... Aunque tardé mucho en actualizar 😜🙈...

La historia que reemplazará esta se llama "No te dejaré caer" que ahora sí la seguiré con juicio... La encuentran en mi perfil para aquell@s que quieran seguir conmigo, sino libres son jeje😅...

Gracias por todo su amor y apoyo...

Diana ❤

✔01/03/2019...

Me Declaro Culpable ©Where stories live. Discover now