♡《13》♡

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¡Embarazada! ¡Embarazada! Y sola, los nervios la atacaron pensando en todo lo que podía suceder y aunque se sentía muy agotada no podía conciliar el sueño

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¡Embarazada! ¡Embarazada! Y sola, los nervios la atacaron pensando en todo lo que podía suceder y aunque se sentía muy agotada no podía conciliar el sueño.

Christopher se adueñó de sus pensamientos, no podía negar que empezaba a extrañarlo, esperaba más de él, una llamada o mensaje de arrepentimiento, pero no, la dejó ir así sin más, a lo mejor estaba cumpliendo lo que ella le pidió que se olvidara de su historia juntos.

Varias lágrimas recorrieron por sus mejillas mientras recordó todo lo vivido con él, las promesas tiradas a la borda, sus planes juntos, aquellas sonrisas sinceras y hermosas... todo, lloró hasta que sus ojos se sintieron demasiado pesados y se cerraron dejándola caer en un profundo sueño.

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—Primito y ¿Cómo te va con aquello?—Tomó un sorbo de vino mientras no le quitaba la mirada de encima.

—De maravilla—se limpió alrededor de los labios con la servilleta y dejó ver una sonrisa—. Las chicas han resultado realmente de provecho.

—Te lo dije, jamás te quedo mal.

—Es cierto, deberías de regresar por más de esas niñas estúpidas.

—Por ahora no, es que algo me tiene pegada aquí y quisiera divertirme un rato—Sonrío pícara.

—¿Quién es tu víctima?—le sonrío cómplice al indagar que se trataba de un hombre.

Ella lo miró divertida.

—Christopher, tu ahijado.

Él abrió los ojos, su rostro reflejaba alegría.

—¡Ah! Ya es hora que despierte ese hombre, pensaba que era maricón porque nunca le hemos conocido novia y solo se lo pasa en ese consultorio o con la santa de su madre.
Se negaba a ir conmigo a bares donde habían de esas mujeres, ya sabes.

—Yo le haré despertar muchas cosas ya verás.

—Ay Christopher, Christopher—Estalló en una carcajada, ambos lo hicieron mientras terminaban su copa de vino—. Sabes deberíaas de invitarlo una noche de estas a la casa para cenar los cuatro.

—No es mala idea, voy a proponérselo.

El celular de Enrique empezó a sonar reflejando una llamada de su colega Sánchez.

—Te dejo para que contestes.—Catalina le dio un beso en la mejilla y se marchó.

Enrique tomó su celular con flojera de responder.

—¿Qué quieres?

—Uy, que es esa manera de responder, pero ya sé, te tengo la solución... Estoy en mi casa con dos semejantes hembras así como nos gustan bien cariñosas. ¿Vienes?

Me Declaro Culpable ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt