♡《12》♡

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—Sí

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—Sí...sssí, no quise interrumpir...lo sien...—No pudo terminar la frase, Christopher la agarró antes de que la cabeza de ella golpeara con el suelo.

—¡Dulce!—intentó reanimarla mientras la sostenía en sus brazos. El aspecto físico de Dulce lo dejó quebrantado, las ojeras se distinguían en el contorno de sus ojos que estaba enrojecido, como si hubiera llorado antes. Él maldijo por lo bajo, la cargó y subió en la camilla, tomó el botiquín y empezó a examinarla ignorando la presencia de Catalina que observaba todo.

—¿Qué le sucede?, llamaré a Enrique— la mujer tomó el celular y Christopher la detuvo, lo que menos necesitaba era la presencia de ese hombre.

—¡No! No es nada grave solo se le bajó la presión, lo mejor es que salgas para poder hacer mi trabajo, después hablamos.—Colocó algodón con alcohol en la nariz de Dul quien empezaba a reaccionar.

—¿Estás seguro?—Catalina interrumpió y él se levantó para asegurarse de conducirla a la salida antes de que Dulce reaccionara  por completo.

Volvió con Dulce que ya había abierto los ojos, algunas lágrimas se acumularon en ellos.

Christopher la observaba de lejos,un nudo quemaba su garganta, porqué ella tuvo que llegar en ese momento. Se maldecía una y otra vez antes de pararse  frente a ella. Respiró profundo y se acercó opacado.

—¿Cómo estás?— Ella tenía su mirada perdida puesta en la pared, la única respuesta que recibió fue las lágrimas de Dulce y se sintió tan mal de verla así y más al saber que él era el causante—. Dul, mi amor, déjame expli...

—No tienes nada que decir, ya lo vi todo— Intentó secar su rostro y mirarlo a los ojos aunque le doliera.

—¡No Dulce! Yo te amo y perdón si fui un estúpido por dejarme engatuzar—Sus ojos brillaban por las lágrimas que pronto dejó escapar—¡Maldición mi amor, tú no debiste ver eso!— Se tomó la cabeza con desespero.

—¡Pero lo vi!— lloraba al repetir la escena en su memoria, al sentir el sabor de la traición de su parte, de él le dolía demasiado—. Tú eras todo lo que yo tenía, tú eras mi esperanza en toda mi vida de porquería y... Me fallaste, me fallaste.— En la última palabra la voz se quebró y no pudo continuar.  Christopher intentó tocarla, pero ella se lo impidió.

—Dulce yo te amo, siempre estoy dispuesto a hacer todo por ti, solo perdóname, perdóname fui tan estúpido, me equivoqué, solo entiéndeme—. Lloraba arrepentido, llevaba las manos a su cara por el desespero,  no quería perderla, y mucho menos de esa manera.

Catalina entró a su consultorio con insinuaciones, esto venía sucediendo los últimos días,  ella llegaba con jugos, frutas y aunque él le pidió varias veces que se retirara ese día no quiso, en un impulso ya había un beso que desencadenó otro, la sensación de probar lo condujo a lo que Dulce vio,  si ella no hubiera llegado quizá todo hubiera sido peor.

—Perdóname Dulce,  perdóname mi amor.— la tomó del brazo al observar que ella se levantaba.

Dulce tragó saliva al mismo tiempo que unas cuantas lágrimas resbalaban por sus mejillas.

—Lo mejor es olvidar que juntos tuvimos una historia, igual para ti no será difícil—. Reritó la mano de Christopher del brazo de ella, tomó sus cosas y se marchó con el corazón roto.

—¡Dulce! No... ¡Dulce! No te vayas así.— por más que escuchaba el llanto y gritos de él no quiso mirar atrás.


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—Estás muy callada—Enrique observaba como ella solo removía la comida—. No me has dicho como está tu padre.

—Bien, bien— respondió bastante desanimada sin siquiera levantar la cabeza del plato, igual sabía que a Enrique el tema poco le importaba.

El silencio imperaba, Enrique degustaba tranquilo la comida, disfrutaba cada bocado y cada sorbo de bebida, Dulce no lo pasaba nada bien, solo quería retirarse de ahí y estar sola, además el olor de la comida no era de su agrado.

—¡Primito!— Catalina irrumpió en el lugar, bajaba las escaleras alegre.

—Hola ¿Cómo estás? —Él la saludó— ¿Ya comiste?

—No, pero no quiero incomodarlos.

—Para nada, ahora mismo le pido a Matilda que sirva tu comida, siéntate.

Catalina se ubicó al lado de Enrique y se quedó observando a Dulce que permanecía callada.

—¿No te gustó la comida?  Es que no veo que hayas probado bocado.

Dulce se despabiló de los pensamientos cuando Catalina le habló.

—Eh...solo no tengo mucho apetito.

—Pero deberías de comer que tal y te vuelvas a desmayar como hace rato.—Dulce levantó la cabeza, miró a Catalina y luego a Enrique.

—¿Te desmayaste? ¿Por qué no me habías dicho?—preguntó este alarmado.

—Te lo iba a decir luego, no quería preocuparte— por supuesto que no iba a decirle nada, pero olvidaba esepequeño detalle, decidió meterse algo de comida a la boca para que la dejaran en paz.

—Lo siento no quise ser entrometida.— Se diculpó Catalina, Matilda le servía la comida.

—No te preocupes— Enrique se dirigió a Catalina para fijar su mirada amezante a Dulce—. Que no se vuelva a repetir,  siempre debes decirme todo lo que te suceda— Le recalcó y ella asintió,  estaba demasiado cansada como para discutir.

Dulce probó otro bocado de comida y sintió como su organismo lo rechazó, de inmediato sintió náuseas y sus ganas de salir corriendo de allí aumentaron.

—¿Te sientes bien Dulce? —Preguntó Enrique al observarla.

—No estoy bien quisiera retirarme— luchó por mantener la compostura, no podía demostrar de más.

—Está bien, ahora te alcanzo— mencionó Enrique y ella no esperó más para retirarse.

Subió los escalones lo más rápido que pudo, tapaba su boca por las salvajes arcadas que la atacaban y abrió la puerta de su habitación, se dirigió al baño para expulsar lo poco que había comido.

Estaba muy débil, las náuseas no se detenían, empezaba a ponerse fría y a temblar, además la preocupación de que Enrique llegara y la encontrara así no la dejaba tranquila.

Por fortuna su cuerpo pareció volver a la normalidad, tomó la fuerza para lavarse la cara y boca, después bajó la tapa del inodoro y se sentó.

Llevó sus manos a la cara, cada vez era más claro, tenía diecisiete días de retraso, náuseas, mareos, había tenido relaciones sexuales con Christopher y con Enrique la noche que la tomó a la fuerza y la inyección olvidó aplicarsela con todo lo ocurrido.

Condujo su mano hasta su vientre.

—¿Qué vamos a hacer?— Tenía mucho miedo, sabía que si Enrique se enteraba no iba a ocurrir nada bonito y mucho menos ahora que no contaba con Christopher.

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🔺Nos leemos...

~Diana 💌💖

✔19/10/2018...

Me Declaro Culpable ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang