♡《23》♡

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Christopher ubicó su carro en la parte de atrás de la casa que era donde Matilda le había indicado que se encontraba Dulce.

El tiempo corría en su contra y lo agobiaba. Expulsó el aire de sus pulmones y tomó algo antes de bajar del auto por si a caso ella se resistía en irse con él, cuando pensó que estuvo listo avanzó decidido y a pasos apresurados.

Golpeó con cautela dos veces la puerta, los guardias seguían vigilando la entrada y maldijo por eso sin dejar de maquinar como saldrían de allí.

-¡Sigue! ¡sigue! -Lo invitó apresurada Matilda.

Christopher entró al ritmo rápido, Dulce se encontraba desesperada en el interior de la casa sujetando su cabeza.

-¡Vámonos! -dijo él sin actos de protocolos ni saludos, no había tiempo para eso.

-¡Espera! -ella lo frenó en seco cuando él la sujetaba del brazo intentando levantarla del asiento -No puedo irme contigo ahora, lo siento Christopher. Es que primero tengo algo que decirte -dijo nerviosa buscando las palabras correctas.

Christopher volteó a ver su reloj, mordió su labio y negó, no había tiempo para hablar y menos en esa casa que era la boca del lobo.

No pensó mucho y bajo la no tan atenta mirada de Dulce que estaba viendo hacía arriba sacó de su bolsillo lo que había sacado del auto antes de salir de él, se la llevaría como sea.

-Lo siento Dul -mencionó antes de acercarse a ella y posicionar un trapo entre su boca y nariz que la hizo quedar inconsiente en segundos.

Un pequeño grito de Matilda retumbó en el lugar, Christopher se disculpó y le pidió colaboración para entretener a los sujetos que custodiaban el lugar mientras él se encargaba de ingresar y camuflar a Dulce en los asientos de atrás del auto.

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Enrique manejaba sin dejar de maldecir, lo primero que hizo fue llamar a las enfermeras que cuidaban al padre de Dulce para darles unas indicaciones.

Después llamó al internado donde estudiaba Violeta para informar que pasaría por ella más adelante con auntorización de su esposa.

Tenía en mente reunir a la hermosa familia para el episodio final de dos de ellos, Dulce viviría para sufrirlo.

Por el camino recibió una llamada de su compañero Sánchez con el que se desahogó diciéndole lo de la traición de la que fue víctima.

Colgó el celular frustrado cuando estuvo frente a la entrada de su hacienda.

-¿Todo bien? -preguntó a uno de los guardias conteniendo su mal humor.

-Si señor.

Enrique asintió y avanzó en busca de su esposa, era lo único que veía por todo el camino, quería tenerla en frente, era lo que más deseaba.

Dio un portazo ingresando a la casa y empezó a buscarla por toda la primera planta, pero no la vio, solo a los jardineros, las cocineras y a Matilda que aseaba la sala.

Expulsó todo el aire y subió al único lugar en el que ella podía estar, con un humor de los mil demonios subió las escaleras y abrió la puerta de su habitación de golpe, de modo que no hubiera cabida para tiempo de reacción.

La habitación estaba perfectamente aseada, las camas tendidas, pero ocurría algo muy malo; estaba vacía. Abrió la puerta del baño con esperanzas y el resultado fue el mismo.

Sintió toda la sangre subir a su cabeza, en su cuerpo no cabía más furia, apretó su puño y golpeó fuerte la pared.

Aseguró su arma y decidió volver a revisar la casa, de seguro debía de estar escondida en algún rincón de la hacienda porque sus hombres no serían tan inútiles de dejarla escapar.

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El camino fue largo, pero todo salió bien, Christopher sentía una tranquilidad inexplicable al tener a las chicas a salvo y a Dulce con él. A pesar de que habían perdido el vuelo por el retraso se encontraban a salvo en una propiedad retirada a tres horas del lugar del cual escapaban.

Todo quedaría resuelto para el día siguiente ya que logró por casi un milagro que le reconocieran al menos el cincuenta por ciento de los pasajes.

Por el momento se encontraba contemplándola mientras ella seguía sumida en el sueño bajo los efectos de la sustancia que tuvo que usar y que no causaría ningún daño en ellos.

Dulce era muy bonita, él deseaba protegerla ahora que podía, la amaba más que nunca y deseaba llenar su vida de felicidad después de toda la tormenta que ella tuvo que vivir por causa del maldito de su padrino. Repasaba sus ojos por cada parte del cuerpo de ella.

Sonrió al detenerse en su pequeña panza que aunque casi no se notaba llevaba dentro una vida, no pudo contener la necesidad y el anhelo de acariciarla.

Llevó su mano hasta el vientre de y la repasó varias veces murmurando palabras bonitas para esa pequeña semillita. Si Dulce seguía dispuesta a intentarlo con él, los amaría como a nada en el mundo y eliminaría el sufrimiento de sus vidas para siempre demostrándoles que si era posible ser feliz con la persona indicada.

Estaba perdido y muy entretenido en algunos pensamientos a futuro conformando una hermosa familia hasta que Dulce empezó a hacer sonidos que se escuchaban como quejas.

Estaba despertando.

Abrió los ojos lentamente mientras movía su cabeza a lado y lado buscando reconocer el lugar en el que estaba. Su visión fue haciéndose más clara hasta que ubicó a Christopher y sintió un templón apretujar su corazón.

-¡¿Dónde estoy?! -dijo alterada retirando las cobijas para ponerse de pie.

-Tranquila Dul descansa, ya estás a salvo -lo último lo dijo sonriendo.

A ella le provocó agarralo a golpes cuando se dio cuenta del lugar en el que estaba, Enrique iba a desquitarse con si familia, sintió ganas de llorar y de salir corriendo de ahí, antes de que Enriqie tomara replesarias.

-¡Eres un imbécil! ¡¿Qué hiciste?! -le reprochó furiosa.

-Fue lo mejor que pudimos hacer, Enrique...

-¡Enrique! ¡Mi familia Christopher! ¡Enrique! Él -el llanto por el pánico no le permitía expresarse con libertad, él la recibió en su pecho con un abrazo fuerte.

-Todo está bien mi amor, no te va a pasar nada, todo está arreglado, pero tranquilízate -Susurraba en el oído de ella que no le prestaba atención.

Sin despegarla de su pecho tomó su celular para pedir un favor.

A los tres minutos la puerta se abrió y Dulce quedó impactada, sus lágrimas aumentaron más, pero había atisbo de alegría y tranquidad.

Se separó de él para mirarlo incrédula mientras Christopher sonreía.

-¡Papá! -mencionó Dulce con voz temblorosa, los ojos nubados por las lágrimas y la sensación de haber liberado un tremendo peso de encima.

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Voy a llevar la historia al final en esta semana, si ahora más tarde termino el siguiente capítulo lo subo de una vez...

Gracias por la espera y paciencia 😅... Se que tardo mucho en actualizar la historia.

~Nos leemos 💌...

~Diana 💕....

✔25/01/2019...

Me Declaro Culpable ©Where stories live. Discover now