♡《15》♡

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El sábado llegó pronto y como Dulce se lo prometió a su hermana fue por ella al colegio

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El sábado llegó pronto y como Dulce se lo prometió a su hermana fue por ella al colegio.

A pesar de todo lo que sucedió en los últimos días estaba muy ilusionada por compartir ese día con  Violeta y darle esa alegría también a su padre.

La esperaba en la salida con una gran sonrisa, desde ahora se iba a enfocar en lo que siempre fue suyo; en su familia.

Muchas jovencitas salían alegres por compartir el fin de semana con sus seres queridos y Dulce no estaba ajena a aquellos sentimientos, esperaba impaciente hasta que vio aquella joven de cabellera castaña quien peleaba con el viento, casi nunca se recogía el cabello y siempre se le iba a la cara, Dulce negó un par de veces sabiendo lo necia que era ella con ese tema, así que decidió obviarlo. Cuando la joven la ubicó se lanzó muy feliz a darle un abrazo.

—¡Hola Dulce! ¿Cómo estás?—Aquella sonrisota para Dulce significaba demasiado. Violeta miraba a todos los lados como si fuera un niño pequeño descubriendo el mundo, Dulce pensó que aquella reacción era algo exagerada, pero la realidad es que llevaba unos cuantos meses sin salir de aquel lugar. Ella la observaba con gran gusto y respondió la pregunta.

—Bien, pero no mejor que tú —le sonrío y le sobó la cabeza. —Te quiero mucho peque.

—Que chistosa eres y no soy tan peque, mira —le señaló. —Ya hasta te pasé—Dulce sonrió, le cruzó el brazo por la espalda y avanzaron hasta la camioneta.

—Sube—le guiñó el ojo a su hermana que tenía una enorme "O" en su boca por lo que veía.

—Dulce que genial este coche, está increíble, algún día voy a tener uno de estos.

—Vas a tener uno mejor.

—Quizá—Se quedó pensando y luego la miró sonriente—tu esposo te debe querer mucho para darte algo como esto.

—De seguro—dijo ella sin ninguna expresión recordando todo lo que le costaba aquello, buscó cambiar la conversación—. Mejor vámonos que papá nos espera—juntas ríeron emocionadas.

Violeta se pasó todo el camino mirando hacía la ventana y cantando lo que sonaba en el estéreo de la camioneta.

Cuando llegaron a la casa en la que estaba su padre, la joven se quedó observando curiosa a los cinco hombres que custodiaban el lugar, algunos eran guapos, pero muy serios para su gusto.

—¿Qué hacen ellos aquí?

—Cuidan de papá—dijo Dulce mirando fijo al frente, debía de pensar en ellos cuando vaya a sacar a su padre de ese lugar.

Siguieron su camino hasta que sus ojos se encontraron con aquellas otras perlas brillantes rodeadas de algunas leves marcas de arrugas.

—¡Papá! —Violeta corrió alegre a abrazarlo mientras Dulce contemplaba la escena.

Me Declaro Culpable ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin