Capítulo 31

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- Alan! ALAN!!

Apenas yo escuchaba mis propios gritos. La música cubría la atmósfera y el humo de los cigarros se enroscaba en el aire. Corrí hasta alcanzar el cuerpo sudado y grande que recordaba de Alan. Vestía una camisa blanca de manga larga que se le pegaba a la piel por el calor, y unos vaqueros azules ajustados. Andaba descalzo y tenía el cabello café largo y alborotado.

- Tyler... Tyleeeeeer... ¡TYLER! - Alan estaba gritando, como si buscara a ese tal Tyler, que si mal no recuerdo es aquel chico rubio y despistado, amigo cercano de Alan. Me acerqué de manera brusca (mala estrategia)... Posé mi mano sobre su espalda, en cuento lo alcance, para hacer que se detuviera.

Apenas noto mi presencia se hizo a un lado, no sorprendido pero si disgustado.

- Si vienes a besarme otra vez, pensé que ya habíamos tenido nuestra "última vez" o como se que le llamaste tu...- susurró, en conjunto con balbuceos que hacía apenas traducible lo que estaba diciendo. Mi presión paso de su espalda a su brazo, y luego a su antebrazo. - ...déjame solo...- dijo con su mirada perdida en mi mano que lo tocaba... y luego, cuando intento seguir caminando hacia el bosque, la presión paso a su mano.

Entrelace nuestros dedos en un agarre que me permitió empujarlo cerca de mi, atrayendo su atención.

- no estoy aquí para besarte. - su rostro casi pareció confundido, como si no comprendiera que yo no fuera ya la chica que podía coquetearle como quisiera. - estoy aquí para echarte una mano. - dije, y cogi su mejilla con mi mano libre. Alan posó su cabeza en mi palma abierta, el momento hubiese sido tierno si no hubiese sido por lo tambaleante que estaba su cuerpo... estaba apunto de quedarse dormido, y si lo hacía no podría despertarlo ni moverlo. No podía cargarlo yo sola, tendría que pedir ayuda.

Su mejilla sudaba como si se hubiese bañado recién en agua fría. Subí mi mano a su frente, provocando que su rostro diera a parar en un fuerte golpe contra su hombro, ocasionando que recobrara la conciencia. Casi mi río, pero la cosa iba de mal en peor... mi mano podía sentir la temperatura de su frente que ardía de manera fenomenal.

Lleve mis labios a su frente en un movimiento rápido, mi madre me había enseñando a identificar la temperatura con la comparación de los labios. Alan reaccionó rápido

- No me beses! - dijo, apartándose

- No llores! - exclamé en respuesta antes de inclinarme en puntillas sobre el y besarle suavemente la frente.

Podría mentir, y decir que no sentí nada al estar tan cerca de él. Pero como dije, me estaría negando lo que ya se...

- Estás ardiendo.

- Deja de hacerme cumplidos que ya se, Alisson. - fue su respuesta, y me fue inevitable no sonreír. En ese instante, volví a cogerle la mano, el ya había bajado sus defensas y había olvidado por completo que tenía intenciones de sumergirse en el bosque a solas.

- Acompáñame, te conseguiré zapatos y un abrigo... - le susurre cerca de la oreja y uniendo un poco más de lo debido nuestros cuerpos.

...

Cuando pedí un taxi para encaminarnos a las casonas de Alan, el muy borracho me hizo prometerle que no lo dejaría solo. Luego de la novena vez que le prometí que no lo dejaría solo, me permitió subirlo al carro.

Su cuerpo era peso muerto, literalmente. Al subir a los asientos traseros, las piernas de Alan habían quedado chuecas y generaban un muro entre los espacio de los asientos, reduciendo mucho el espacio para que yo cupiera en el taxi. Cerré la puerta del auto, pues el taxista estaba apresurado, pero intenté levantar con mis brazos sus muslos, para así acomodarme. Fue en vano, sus piernas eran musculosas y de huesos grandes, me fue imposible hacer si quiera un par de centímetros extra.

Solo por mi profesor (#2) PAUSADA Where stories live. Discover now