Capítulo 32

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La ventana de la habitación estaba abierta, entraba la brisa fría y ráfagas de arena con olor a mar. La olas las escuchaba como si estuviéramos junto a la costa abrazados. Las sábanas se enredaban con mis piernas, y estas se enredaban con las de Alan.

Mi falda de jeans se había perdido en algún rincón de la habitación, al igual que los pantalones de Alan. Sus brazos desnudos me encerraban contra la almohada, con sus codos y antebrazos apoyados por completo en el colchón. Todavía me encontraba con el bra puesto. Gracias a Dios había elegido el negro con encaje hoy en la tarde, y no la ropa interior de Minnie Mouse. Alan me beso los pechos por sobre la tela. Rozó con la lengua la línea de mi estómago que unía mi ombligo con mi vagina.

Mi espalda se curvó y mi estómago se contrajo en un espasmo cuando la boca de Alan llegó a parar allá abajo. No fue delicado, fue salvaje y desesperado. Con ayuda de sus dedos y su lengua, tuve que armarme de fuerzas para no venirme de una vez. Con ambas piernas flechadas y mis pies pegados al colchón, Alan abrazo con las manos mis tobillos, y se impulsó hacia arriba, haciendo que mis muslos quedaran en los hombros de el.

Con una mano, acariciaba el cabello de Alan, insitandolo a continuar. Mi cuerpo convulsionaba con pequeños temblores, y mis caderas se movían al ritmo que sus dedos se sumergían en mi interior y su boca succionaba mi clitoris.

- Más... rápido... - susurre, con las pocas fuerzas que me quedaban... mordí la mano restante que me quedaba, para evitar gritar, pese a que nadie nos estaba escuchando, estaba acostumbrada a no gemir cuando hacíamos el amor, pues el había sido mi profesor y debíamos mantenernos ocultos. Pero ya no, ahora éramos sólo dos personas disfrutando de la otra.- Alan... - dije, de a poco, acostumbrándome a su nombre en mis labios. - Al... Ahhh... Alan!! - su mano restante subió hasta mi pecho derecho y lo tomó. Sus dedo en mi interior se movían con mayor velocidad, complaciendo mi solicitud, y de pronto, un dedo intruso se abrió camino por mi trasero. - ALAN! - dije, en sorpresa.

- Tranquila... - susurre, y lo sumergió un poco. La sensación no fue satisfactoria, fue incomodo y un poco doloroso, pero me concentré en el placer que su lengua me brindaba.

Alan se detuvo y subió otra vez a la altura de mis pechos...

- No haré nada que tú no quieras. - me dijo, con una sonrisa. - pero me gustaría experimentar...

- Ya lo hemos hecho por atrás, Alan. - dije, recordando ese dolor extraño y nuevo. Con impulso de mi cadera, deje a Alan abajo, montando su torso desnudo con mi cuerpo caliente. - veamos si te gusta experimentar en serio... - dije y comencé a bajar.

Sus pectorales se tensaron cuando lleve mis manos por debajo de mi, y comencé a masturbarme sobre el. Con la otra mano tome su pene erecto y empecé a acariciarlo de apoco, subiendo la intensidad de pronto y bajándola de golpe para ver cómo sus respiraciones se agitaban y se reprimían sus gemidos y maldiciones.

Había mantenido los ojos cerrados la mayoría de tiempo, sus manos las tenía en el cabello, casi como arrancándoselo. Cuando los abrió, su torso se inclinó para que nuestras bocas se alcanzaran.

- Jamás había visto una imagen que la tuya, dándote placer sobre mi cuerpo. - dijo, contra mi boca abierta mientras yo mordía su labio.

Aprovechando el momento, subí la intensidad de mis caricias. La espalda de Alan se tensó, y su aliento se contuvo, para luego dejar salir un delicioso suspiro sobre nuestro beso.

- Maldicion, Alisson... jamás te dejare ir denuevo. - me prometió, yo sonreí.

- No me iré a ningún lado... - dije. Con la mano que había usado para tocarme, empuje a Alan otra vez hacia atrás, para que se acostara.

Solo por mi profesor (#2) PAUSADA Where stories live. Discover now