Un Amor Peligroso [Grindeldore]

4

Justo en ese instante Albus sintió su corazón partirse en dos.
"¿Que me recuperaré? ¿Qué quiere decir con eso?"
El joven se sintió herido y rechazado. Nunca pensó que esos sentimientos pudiesen ser tan dolorosos. Es como si una flecha pasase directamente por tu corazón.
Se levantó del frío suelo (que ya no estaba tan frío  porque se pasó allí sentado bastante tiempo) y se secó las lágrimas.
"Esta vez seré más maduro, no dejaré que nadie me haga daño" pensó.
El moreno pensaba que había sido muy débil y muy inocente al creer que alguien como Grindelwald pudiese recambiar sus sentimientos.
Se sentía tonto por no haberlo pensado antes.
Se sentía tonto por haberle ayudado el primer día.

Echó a correr hacia su Sala Común, donde se tumbó en la cama y se perdió en sus pensamientos.

(***)

Pasaron los días y los dos aún no se habían intercambiado ninguna palabra. Tampoco se miraban.
Grindelwald ya no se reía tanto de él con sus nuevos amigos, y Albus intentaba pensar con otra cosa cada vez que la imagen del rubio aparecía en su cabeza.

Algo en ellos había cambiado.

Los días pasaban y ambos ni se hacían caso, hasta que un día Gellert decidió hablar con él.
No sabe si fue por pena o por culpabilidad, pero lo hizo.

El rubio se acercó rápidamente al moreno cuando lo vio sentado en la biblioteca, y lo arrastró hacia afuera.
Obviamente Albus intentó resistirse, pero sin mucho éxito.

—¿Qué estás haciendo?— preguntó enfadado Albus —¿No habías decidido pasar de mi?— dijo intentando librarse del brazo de Gellert.
—Espera, ¡Escúchame! Quiero aclarar esta situación— gritó Gellert
—No hay que hablar de nada, ya lo dejaste claro la otra vez—
—Escuchame... No quería lastimarte, pero no estoy listo para una... Relación— dijo serio Grindelwald.
Albus lo miró frunciendo el ceño —¿Relación? Nunca he dicho nada de una relación—
El rubio lo miró sorprendido —¡Pero si prácticamente te declaraste!—
—Me declaré, sí, pero sólo quería hacerte saber lo que siento para quitarme el peso de encima, nunca dije que quería empezar algo porque yo ya sabía que no estás listo... Y nunca pensé que serías tan cruel... ¡Me has dejado tirado en el baño y antes de irte sólo me has dicho "Te recuperarás"! Creía que ibas a aceptar mis sentimientos, que me hubieras hecho sentir mejor y que continuarías siendo mi amigo—

Los dos se miraron intensamente durante varios minutos.
Grindelwald se sintió muy mal por sacar conclusiones precipitadas.
Al final fue el rubio que decidió a empezar a hablar.
—Vaya... Pues, lo siento... No... No tenía ni idea— dijo avergonzado.

Otro minuto de silencio.

—No pasa nada, de verdad, soy yo el que no se ha expresado con claridad— respondió Albus —En serio, tendría que haber utilizado otras palabras. El modo en que las dije era muy fácil de malinterpretar—

Poco a poco, los dos empezaron a reírse, aliviados de haber resuelto el problema, mientras captaban la atención de varios alumnos que pasaban por allí.
Albus fue el primero en parar.
—¿Amigos?— preguntó tímidamente el moreno.
—Amigos— respondió asintiendo el rubio.