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Al leer la carta sonrió tanto que le empezó a doler la boca. Nunca había encontrado a alguien tan tierno.
Se sentó, apartando la otra carta con una amenaza de muerte, y empezó a escribir la respuesta.

"Hola Albus,
Espaguetis, me gusta.
Y no te preocupes, no pasa nada. Yo también pienso lo mismo de mis padres. Tienen ideas muy anticuadas, como por ejemplo no acostarse con nadie hasta el día del matrimonio (si quieres podemos romper esta regla).
Bueno, yo ayer directamente no cené, no tenía hambre (tenía ganas de compartir este detalle).
¿Sabes? Ayer soñé contigo. Estaba con mis amigos de Slytherin y te veo bajar las escaleras corriendo. Yo me preocupé y te seguí mientras gritaba tu nombre, pero no me hacías caso. De repente te paras y yo te giro para preguntarte algo, pero no eras . No sé quién era, la cara no me sonaba, pero me asusté.
Bueno, mi carta acaba aquí (me empieza a doler la mano).
Con mucho mucho amor,
Gellert.

P.D. "Con mucho mucho amor", demasiado cursi, pero me sacrifico por ti."

Sonrió, satisfecho del contenido del mensaje, y mandó a su lechuza ya que la de Albus parecía cansada.
Al ver su lechuza cada vez más lejos se acordó del otro mensaje.
Lo cogió, lo rompió en miles de pedazos y lo tiró a la papelera.

"Obviamente un niñato como Thomas no será capaz de matarme"

Pensó en miles de formas para vengarse de Thomas, pero al final decidió que no iba a utilizar ninguna. No quería rebajarse a su nivel.
Se levantó y cogió un libro que se encontraba en lo alto de la estantería de su habitación. Quitó el polvo de encima (lo que le provocó varios estornudos) y se sentó.
Estaba decidido a encontrar el propietario de la Piedra de la Resurrección.
Leyó cada uno de los capítulos del volumen, pero al parecer no había información útil.
Por fin en la última página leyó el nombre de la piedra, pero no había ningún nombre o indicio del propietario.
Suspiró.
—Tendré que ir a la biblioteca— se dijo a sí mismo.

Salió de nuevo de casa, esta vez se encontró a más gente por la calle. Avanzó varios cientos de metros y por fin llegó.
Al entrar logró detectar un suave perfume de libros viejos y le agradó mucho. Había mucha gente estudiando, seguramente para hacer algún exámen de recuperación o para entrar en alguna universidad muggle.
Normalmente no hay ningún libro mágico en una biblioteca muggle pero Gellert, a los once años, descubrió un pasaje secreto que llevaba a una pared parecida al muro del andén 9 3/4.
Al llegar lo atravesó (como solía hacer cuando tenía que buscar algo para los deberes) y se adentró en la biblioteca mágica.

Había magos y brujas de diferentes edades que estaban en fila para poder llevarse un libro, entre ellos un pequeño niño que parecía tener sólo un año.
El pequeño tenía pelo marrón rojizo y pecas por toda la cara.
Se encaminó lentamente hacia una sección de libros cuando el niño empezó a correr para llegar hacia su madre y se cayó.
Gellert se acercó y le ayudó a levantarse.
—Parece que te gustan las criaturas mágicas— dijo el rubio al ver un libro ilustrado de animales mágicos en las manos del pequeño.
El niño sonrió y, al ver a su madre acercándose, escondió sin mucho éxito el libro.
—¡Newt! Te he dicho que tenías que esperarme. ¿Por qué no escuchas nunca?
La mujer levantó la mirada y se acordó que Grindelwald estaba allí, mirándoles.
—Joven, gracias por ayudar a mi pequeño a levantarse— dijo sonriendo.
—No pasa nada señora.
Se sonrieron de nuevo y Gellert se dirigió a la sección donde estaba seguro que iba a encontrar el libro.

Media hora buscando sin mucho éxito.
—Puaf, me rindo— dijo leyendo el último párrafo del cuarto libro que sacó de las estanterías.
Iba a cerrar el libro cuando vio una hoja caerse del libro.
Lo único que ponía era un nombre que le resultaba muy familia a Grindelwald: Nicolas Flamel.
Guardò el papelito y corrió a otras estanterías para coger y tomar prestado algunos libros.

"Héroes de la Magia, Magos Famosos, Descubrimientos Estratosféricos..."

Por fin salió de la biblioteca con las manos llenas y se dirigió rápidamente a casa para investigar.

Un Amor Peligroso [Grindeldore]Where stories live. Discover now