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—¡Gellert!— exclamó Dumbledore al verle el día siguiente en uno de los tantos pasillos de Hogwarts.
—Ayer te dejaste el cuaderno en los jardines— dijo enseñándole la libreta.
—Oh, gracias. No la encontraba— respondió el rubio.
—Por cierto, ¿qué son todos esos símbolos que dibujaste?—
Dumbledore vio cómo Grindelwald se volvía pálido. Desde aquel instante, supo que los dibujos no eran hechos a boleo.
—¿Qué? Oh... No, nada. No es nada. Cosas sin sentido— añadió Gellert mientras soltaba una risa nerviosa.
Albus lo miró extrañado.
—Oye, si pasa algo puedes decirmelo—
—No... No pasa nada, de verdad. Ahora, si me disculpas, tengo clase de vuelo— dijo.
El moreno asintió con la cabeza.
—Adiós— dijo Gellert.
Albus vio cómo se tocaba el brazo donde le prohibió levantar la manga el día anterior.

***

Grindelwald se alejó asustado.
"Casi me descubre"
Caminó rápidamente hacia a fuera.
Normalmente se saltaba las clases de vuelo, pero aquél día decidió quedarse. No quería ver otra vez a Dumbledore.

"¿Qué pasa si insiste y no me deja en paz hasta que lo descubre?"

Estaba ya prácticamente corriendo cuando alguien le cogió del brazo y lo arrastró hacia una clase vacía.
Gellert se resistió, pero no consiguió liberarse de aquella persona misteriosa.
—¿Qué quieres? ¡Sueltame!— exclamó asustado el rubio.
Intentó morder el brazo que lo cogía y esto provocó un grito de dolor de parte del atacante.
—¡Quieto! ¿Qué haces? ¡Soy yo, imbécil!— gritó una voz demasiado conocida.
Grindelwald giró la cabeza. Descubrió que el atacante era un chico de Slytherin llamado Thomas. Iban en el mismo curso.
—¿Imbécil? Perdona, pero normalmente no pregunto a alguien que me "rapta" si quiere leche y galletas— dijo enfadado —¿Qué quieres?—
—No pensarás hacerlo todo tú solo, ¿Verdad? Me refiero a lo de las Re...—
—Sí, ya se a qué te refieres. Y sí, lo voy a hacer yo solo. No necesito la ayuda de nadie— dijo el rubio molesto.
Thomas lo miró asombrado.
—¿Te las quieres quedar todas para ti? Eres un egoísta de mierda, ¿lo sabías?— replicó enfadado.
A Grindelwald se le estaba acabando la paciencia.
—Mira, todo esto ha sido idea mía, así que déjame en paz— dijo mientras empujaba a Thomas.
—¿Y piensas decírselo a tu novio?—
—Uno: no es mi novio— dijo sonrojándose.

"Ojalá, pero soy tan tonto que le rechazé"

—Y dos: no se lo diré. No quiero involucrarle en este tema— se giró hacia la puerta, listo para irse.
—¿Y piensas dejar la conversación aquí? ¿Qué hay de mí? ¡EGOÍSTA!— gritó Thomas. El chico estaba rojo de la rabia.
Grindelwald sacó su varita y la apuntó hacia el chico.
—Creo que no me has entendido. Ha sido idea mía y yo decido si puedes unirte o no— respondió. Se giró de nuevo hacia la salida y se marchó sin mirar hacia atrás.
—Pues qué pena, porque yo sé dónde está la varita—
Gellert se paró de repente.
—¿Sabes dónde está?— dijo. Se giró hacia Thomas y se miraron cara a cara.
—Te lo digo sólo si me dejas unirme a ti—
Grindelwald se lo pensó y decidió que valdría la pena.
—Vale, pero dime dónde está o juro que te mato— dijo el rubio.
—La tiene Gregorovitch, un fabricante de varitas bastante famoso—

Los dos chicos se sonrieron en modo cómplice.

Un Amor Peligroso [Grindeldore]Where stories live. Discover now