CAPITULO 33

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1991

—No te levantes.
Hice caso omiso a las palabras y con dolor levante mi cuerpo apoyándome en mis codos para poder ver la persona que ya hacía frente a mi, con desprecio le lancé una mirada que aunque sabía que no le afectaba expresaba todo el rencor que sentía por ella, desde su llegada mi vida se había hecho imposible, aumentando el odio así como el miedo de los demás, apenas veían cómo se acercaba todos huían o me molestaban, al principio trate de hacer mi mayor esfuerzo por ignóralo pero nadie, absolutamente NADIE, cooperaba ni lo hacía fácil.

Yo era la piedra grande en un río de personas que parecía más repelente que nada, escupí sobre su pie demostrando que no me había dado por vencida. Su risa resonó en los pasillos en conjunto a sus dos compañías.

—Eres muy valiente, Yaxley—su voz resonó en mis oídos, harta de ella y sus alimañas, levante mi cuerpo hasta quedar frente a frente—. JA, ridícula—con un gran empujón devolvió mi cuerpo al suelo, sintiendo como todos los huesos me ardían del dolor, los pares de pies se alejaron riendo mientras yo decidí permanecer un rato en el suelo, la clase de seguro ya había empezado, no tenía esperanza de llegar a tiempo.

—Maldita sea—sostuve mis costillas intentando recuperar mi aliento, los ojos comenzaron a picar, con trabajo al levantar mi débil brazo los talle intentando evitar....bueno esto, una pequeña lagrima bajo de mi ojo seguida de otra. No. Jamás.

Las limpié, si alguien se acercaba y me veía en este estado sería el motivo de burlas por más tiempo. Mi sueño era muy diferente a lo que me imaginaba mi llegada a Howgarts, medio año y seguía viviendo el mismo infierno.
—Maldita Chang—tosí.

—Tenía que ser—volteé viendo a uno de los que menos necesitaba en este momento— no te dije que era mejor estar conmigo—su bufido mostraba enojo acercándose a mi, trate de reincorporarme pero no lo lograba, tal vez era el dolor a lo mejor el cansancio, quien sabe cuál pesaba más— no, no, no lo hagas, yo te ayudo.

Llego hasta mi con algo de fuerza ayudo a levantarme, bufé al sentir mis piernas temblar.
—Lo van a pagar—siseo— dime quiénes fueron, te juro que cuando sepa se arrep....

—Eso ya no interesa—tosí, con trabajo ambos nos apoyamos uno en el otro en un intento de mantener el equilibro, aún éramos niños y no teníamos mucha fuerza, más yo después de la paliza que me habían metido, me guío cerca de la enfermería y cuando me di cuenta a donde íbamos lo empujé lejos de mi y caí al suelo una vez más, el me siguió cayendo cerca de mi, sobando su espalda.

—Auch—gruñó—. ¿Qué es lo que ocurre contigo?

—Estás loco si voy a ir a la enfermería en este estado.

—No seas terca y tonta—intento ayudarme a parar una vez más pero yo lo único que hice fue alejarlo de mi, no iba a permitir que nadie se enterará, Remus tenía demasiados problemas para agregarle uno extra.

—Mira quien lo dice Malfoy, hazme un favor ayúdame a llegar cerca de mi sala y yo jamás diré nada de cómo Potter te pateo el trasero aquella vez en quidditch—en respuesta exhaló irritado pero al final accedió. Cuando llegamos el me ayudo a acercarme lo que más pudo, incluso consiguió medicamentos que disminuyeron el dolor, tuve que permanecer dos días en cama para curarme completamente y por supuesto que falte, por eso era más difícil hacer amigos, si no voy a clases por estas situaciones cuesta mucho, lo positivo es que me iba bien en los exámenes, lo negativo es que recibía castigos por faltas.

Cuando pude soportar el dolor hasta un punto que podía caminar, me dirigí a clases, para cubrir los golpes que no tenían bonito color llevé mi túnica negra puesta todo el día.
—¿Cómo sigues?—de reojo mire a Draco quien me preguntó dándome una mirada preocupada sin perder su pose de macho alfa, solo suspire, con dificultad le explique en voz baja la situación que aún no era la mejor pero hacía lo que podía, agregue que mi amenaza no era en vano. Fue la única vez que en verdad no odie a Draco aunque ambos manteníamos distancia siempre intentaba acercarse a mi, que no era nada sencillo, debo admitir que el chico tenía persistencia, después de llevarle la contraria seguía intentando convencerme que si me juntaba con él nadie se metería conmigo, la verdad era que en ocasiones como estas me sentía tentada, pero podía valerme sin depender de alguien como Draco Malfoy.

Días más tarde en la navidad permanecí en el castillo para que Remus no viera mi estado actual, el solamente respirar hacia qué mi cuerpo doliera, intensamente. Con muchísimo trabajo fui a sentarme a un árbol cerca del lago para disfrutar de un buen libro agradeciendo la paz que reinaba en Howgarts mientras todos estaban lejos, al final podía tener mi momento.
En mi espalda sentí una mirada cuando me gire realicé que no era nada ni nadie; sin embargo, algo me decía que no era mi imaginación, que SI había alguien vigilándome.

Regrese al castillo, ocultándome, cuando divise un grupo de tres chicos que se apresuraban en mi dirección acercándose hablando de una roca rara de Nicolás Flamel.

La Black que se enamoró de Potter IIWhere stories live. Discover now