CAPITULO 38

5.4K 388 89
                                    

1976

Llegamos al final del túnel, Sirius se adelantó levantando una vieja tabla y se asomó.

—Todo despejado—me susurró subió primero, para después ayudarme a mi a subir, nos encontramos en un viejo almacén lleno de cajas y polvo. Unas pisadas nos advirtieron que alguien se acercaba, nos escondimos entre las cajas y vimos a un señor bufar molesto depositando más cajas en el suelo y volvió a subir las escaleras, reímos en voz baja y lo seguimos, nos encontramos en la tienda de dulces, Honeydukes, gente mayor compraba una que otra cosa mientras las risas se escuchaban en el lugar logrando que pasáramos desapercibidos, nos colocamos los abrigos y salimos del lugar. La nieve caía y agradecí el haber traído mi abrigo.

—Vamos—Sirius me guió.

—¿Cómo es que no se dan cuenta que somos menores?—le susurre a Sirius, se encogió de hombros.

—Creo que están tan enfocados en ellos mismos que no se dan cuenta  pero no podemos correr ningún riesgo—me guiño un ojo y me paso un pequeño frasco lo mire pidiendo una explicación—. Es poción envejecedora nos hará unos cuatro años más grande por la cantidad de poción que preparé, si no me equivoco—ambos la tomamos y continuamos nuestro camino hasta el salón de Madame Pudipié. Entramos y las risas se escuchaban mientras el tinte el de cucharas o tazas sonaban, a pesar de ser un pequeño lugar muchas parejas de forma abrigada conversaban alegres y el lugar se sentía cálido.

—Hola jóvenes—nos saludó la mesera—. ¿Tienen reservación?

—Si así es—hablo Sirius imitando una voz más grave—. A nombre del señor y la señora Canuto—la chica buscó en su lista y asintió.

—Síganme—nos guió hasta una mesa redonda cubierta con un mantel color rojo opaco y tenía velas—. En un momento tomó su orden—tan rápido como dijo eso se fue y nos dejó solos, Sirius me sonrió egocéntrico, me ayudo a quitarme el abrigo, abrió la silla y me senté luego el tomo asiento. Reímos fuerte.

—¿Señor y señora Canuto?—le susurre sin aguantar la risa.

—Fue lo único que se me ocurrió al hacer el pedido.

—No sabía que tenías que hacer reservación aquí—mencione extrañada—. Es Madame Pudipié.

—Por las noches normalmente, ya qué hay parejas que salen a tomar algo y es muy pedido cuando no están los adolescentes por todos lados—explicó mientras se quitaba su abrigo.

—¿Qué desean ordenar?—apareció de nuevo la mesera.

—Serán dos tazas de café y dos piezas de pastel de fresa—hablo Sirius, la mesera asintió y se retiró.

—Esto es algo nuevo, eres muy mala influencia para mi Black me haces escaparme de Howgarts con tal de venir a una salida contigo.

—Cita querrás decir Kára—tomó mi mano por sobre la mesa y me regalo una dulce sonrisa que me hizo sonrojar. Cómo odiaba que tuviera ese efecto en mi.

Trajeron la orden y comenzamos a charlar de distintas cosas o temas que nos gustaban, me logro contar que la razón por la que el escape había sido tan fácil fue por que tenía un mapa que le mostraba a todo mundo en Howgarts y yo no quise indagar mucho en el tema sonaba algo bastante incierto. Nos burlábamos del intento de ligar de algunas parejas e incluso comparamos aquello con el gran James Potter por conquistar o aunque sea llamar la atención de su (según él) "futura señora Potter", Lily Evans.
Entonces conversamos de nuestras odiosas familias, aclarando que aún siendo ambos sangre pura no compartíamos el ideal de nuestros padres, tenía miedo de la guerra que se estaba dando fuera de los muros de la escuela, por que yo ya sabía que tanto los Black como los Yaxley cuál bando escogerían.

—Deberías verlos parecen ponerle un altar al condenado ese—apretó el agarre de su taza, luego le dio un trago y la deposito en la mesa.

—Mi familia esta en las mismas, tengo miedo de que en algún momento quieran que nos involucremos de más, si sabes a que me refiero, mi hermano quiere formar parte de esa tonta revolución—suspiré resignada.

—Estaba dispuesto a quedarme—habló tranquilo, decidió contarme que había tomado la elección de abandonar a su familia por su manía al linaje puro y su madre muy indignada no recibió gustosa la noticia, por supuesto, lo despojó de cualquier herencia.

—¿Cuál es la razón?

—Regulus—hizo una mueca—Nunca fuimos muy unidos exceptuando nuestra niñez, mi madre lo arruinó y metió esas ideas en su hueca cabeza, consideré qué tal vez si permanecía, ignorando la arrogancia de mi familia tal vez podría mostrarle a mi hermano otro camino, parece tan cegado...al final no aguanté y me marché. Estaba muy molesto.

—Podría intentar aplazarlo lo más que pueda Sirius—me miro agradecido, Reg y yo éramos buenos amigos a pesar de ser el un año menor—. ¿Y te molesta...?

Un dolor en mi pecho se formó al hacer la cuestión que llevaba martirizándome desde aquel beso.
—¿Qué?—me preguntó confundido.

—Soy...linaje puro y tu igual....pensé que tus principios iban en contra de todo eso Black.

—Yaxley es cierto....efectivamente va en contra de mis principios, solo que todo eso ya no me importa mientras a la persona que yo quiera no me busque solo por formar una familia triste y monótona, si es alguien que yo quiero y el sentimiento es mutuo, quiero estar con esa persona....—nos miramos atentos y el ambiente tenía un aspecto más romántico.

Salimos del lugar satisfechos caminando en silencio disfrutando la compañía del otro como a nosotros nos gustaba, sentí su mano buscar la mía y tomé la delantera envolviendo su mano con la mía, respiré profundo y deje escapar el aire de manera relajada.
—Dicen que quien suspira está enamorado, ¿tan rápido has caído ante mis encantos?—reí al escuchar lo tonto que sonaba eso.

—El encanto de una babosa, no te creas para tanto Black, tal vez no eres suficiente para el apellido Yaxley—río.

—Más bien tú deberías agradecerme, estás saliendo con el mismísimo Sirius Black, es lo que toda chica desearía y mírate tu aquí conmigo—bufe divertida.

—Sigue soñando despierto galán—lo empuje—. A lo mejor me arrepiento de esta cita y me consigo otra pareja, uno más....guapo y menos coqueto, menos cabezota—reímos fuerte, resbale con un hielo y Sirius alcanzó a sujetarme impidiendo por no se cuantas veces este año que mi cara dejara de ser hermosa, lo mire apenada.

—No me di cuenta, perdón—pero su expresión ya no era fanfarrona más bien tenía expresión seria mientras me miraba y se acercaba a mi.

—Pues que se queden con las ganas—me dijo increíblemente cerca de mi, mis nervios se comenzaron a acumular, no era nuestro primer beso pero tampoco era que nos los estuviéramos repartiendo diario por lo cual cuando llegaba la ocasión, eran especiales.

—¿Quiénes?

—Los demás chicos, no voy a dejar que se roben lo mío—sus labios recorrieron mi mejilla hasta llegar a mi boca-. Te quiero Kára—me beso lentamente, dejando que ambos nos probáramos mutuamente y estaba derritiéndome por dentro. Me gustaba tanto este hombre que lo dejaría todo por estar con él, solo que no sabía aún si me agrada o desagradaba esa idea, nos separamos y juntamos nuestras frentes mirándonos a los ojos, gris y azul juntos, solo nosotros dos en un mismo lugar.

—También te quiero Sirius....—le susurré antes de tomar sus mejillas y devolverle el beso con mas intensidad que antes. Correspondió y me abrazo a él pegando su cuerpo al mío, deseando en cada movimiento un poco más del otro, se separo de mi dejándome confundida.

—Se mi chica Kára—me sorprendí de tan repentina propuesta y una sonrisa se formó en mi rostro.

—El Black mayor sentando cabeza....—lance una risita—. Creo que ya e visto todo—lo pensé un momento sin despegar nuestras miradas, creo suponer que nos esperaba a ambos y a mi ya no me importaba eso—. Vale....que yo no necesito de rosas para aceptarte Sirius—guiñe un ojo y nos abrazamos fuerte.

—Novia, suena extraño pero me gusta—dejo un pequeño beso mi cuello—. Será mejor que volvamos bonita.

—Si....—sonreímos abiertamente.

La Black que se enamoró de Potter IIWhere stories live. Discover now