XI

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Capítulo Once.

No sabía muy bien como reaccionar ante todo esto, por primera vez me sentía en posición de exigir explicaciones. Mi duda era a quien preguntarle, con Olsen sería extraño tomando en cuenta que lo creía muerto,  Tobby es una buena opción pero ella parece odiarme ahora...

Mi última alternativa...

–Caitlyn, podridas venir un minuto?– pregunto observando a la pelinegra.

–Eh... Claro.

Ella se adentra en la casa siguiéndome, a pesar que no conozco el lugar, llegamos a una habitación vacia.

–Ocurre algo?– pregunta.

Pienso mis palabras antes de decir cualquier incoherencia.

–De donde salió el pelirrojo?

–Jaime? No te preocupes por él, es de confianza.

–Solo quiero saber de donde sacaron a un adolescente que disfruta sacarle los órganos a las personas. 

–Es un amigo cercano– Caitlyn le resta importancia al asunto.

Puede que yo este exagerando, sí. Pero hace menos de dos horas vi como las balas lo atravesaban sin hacerle absolutamente nada, luego como le sacó el corazón a un hombre y, por si no fuera suficiente, parecía disfrutar al hacerlo.

–Como se volvió... eso?– pregunto.

–Lo siento pero no es correcto contarte sobre el pasado de otros.

–Esta de nuestro lado?

–No– dice con total sinceridad–Pero tenemos enemigos en común. 

(...)

Mi conversación con Caitlyn no se extendió mucho más, ella solo me pidió que aceptara a Jeremiah en la mansión. Lo hice.

Ya pasaron más de ocho horas desde que llegamos. El sol empieza a desaparecer y hace más frió que antes, por suerte, el uniforme de enfermera que usé para escapar del laboratorio fue quemado y ahora podía usar ropa normal prestada por Tobby.

Los cinco estamos en la cocina. Tobby prepara la cena como la responsable del grupo, Olsen y Jeremiah juegan a lanzar dardos contra el tablero que se encuentra en una esquina de la gigante y lujosa cocina, Caitlyn escribe en una pequeña libreta y yo... los observo a todos.

–La rubia es rara– escucho cuando Jeremiah le susurra a Olsen.  

–Tobby? A mí me parece bastante normal. 

–Esa no. La que Ikol está buscando.

¿Ikol? 

–Su nombre es Haylee, y no es rara... solo no le simpatizas.

–Solo habla con Catt y con la otra rubia. Eso no es normal.

Olsen le da una mirada de desaprobación al pelirrojo y continúa lanzando dardos, ambos son buenos pero no logran darle al blanco. 

El nombre que dijeron hace unos segundos fue el mismo que dijeron los hombres hace pocas horas y ahora el pelirrojo lo repite... Ikol.  Por lo que escuché, Ikol esta buscándome así que las probabilidades de que él sea el dueño del laboratorio o algo parecido son bastante altas.

Tengo una idea para que me digan la verdad...

Me levanto y camino hasta ellos. Al verme, Olsen sonríe. 

–Quieres jugar?– pregunta.

En ese momento el pelirrojo nota mi presencia y ríe por la pregunta de Olsen.

–Puedo saber que te hace gracia?– Pregunto.

–Tu lanzando dardos? Nunca en tu vida haz hecho eso y planeas jugar contra nosotros.

–Déjala, Jaime– ordena Caitlyn levantando la mirada de su libreta.

–No te metas, Catt.

La amistad entre ellos es notable, más que nada por los apodos que ambos se tienen.

–Tengo una idea. Juguemos, el mejor de tres– lo reto.

–Y que obtengo si gano?– pregunta él de forma egocéntrica.  

–Lo que quieras. 

La sonrisa maliciosa vuelve a su rostro –Trato hecho– dice mientras extiende su mano.

Sonrío de la misma forma que él e imito su gesto. Antes de soltar su mano, digo mi parte del trato.

–Si yo gano: Me dirás quien es Ikol.  

Todos dirigen su vista a mí. Olsen y Tobby comparten una clara mueca de horror, Caitlyn parece sorprendida pero no tanto como el resto. Jeremiah se mantiene serio sin mostrar ninguna emoción.

–Bien.

Comenzamos el juego. El primero en tirar es el pelirrojo, el primer dardo cae en el dieciocho. Mi turno.

Observo la diana y el pequeño dardo rojo en mi mano, sin pensar demasiado lo lanzo y cae a unos centímetros del dardo de Jeremiah... mas específicamente... mi dardo cae en el cuatro.

–Iré pensando en mi recompensa– la actitud egocéntrica del chico volvió a ser la de antes.

–No bajes la guardia, es la hermana de Luka– Caitlyn lo dice como si fuera algo que afectara.

Vuelve ser el turno de Jaime, el lanza y... veinte.

–Que decías, Catt?   

No le doy tiempo a reaccionar cuando lanzo el dardo y cae a unos milímetros del otro.

–En tu cara– dice Caitlyn.

Ahora era simple, o empataba o perdía. Jeremiah llevaba dos puntos de tres y yo uno de tres.

Ambos lanzamos, ahora ambos teníamos dos puntos.  En el momento de la definitiva no ocurrió algo que me sorprendiera... Perdí.

–Bien, que es lo que quieres por ganar?– pregunto.

Jaime no lo piensa demasiado.

–Mañana empezaremos tus clases de tiro.

¿Que?

(...)

Al principio creí que era una mala broma de parte de Jeremiah, pero no lo fue. Me encontraba junto a Caitlyn en el patio gigante de mi mansión. Ambas llevemos trajes de camuflaje militar. Veo al pelirrojo acercarse a lo lejos con uno de los maletines metálicos.

Un momento...

–Los maletines que cargamos contenían armas?!– Pregunto.

Me siento estafada, esperaba que hubiera algo bonito en ellos y por eso tanta protección.

–Bueno... no... tal vez... sí... ¡pero no en todos! 

Golpeo mi frente con la palma de mi mano.

–Estas lista, Rubia?– pregunta Jeremiah.

–Mi nombre es Haylee– aclaro con molestia.

–Te molesta que te diga lo que eres?

–Cállate, idiota. Ser rubia es genial.

–Parecen niños de tres años– había olvidado la existencia de Caitlyn.   

Jeremiah abrió el maletín y dejo ver tres pistolas con sus respectivas balas a los lados.

–Que empiece la diversión– dice el pelirrojo entusiasmado.

     

   

    

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