XXIV

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Capítulo veinticuatro.

La sala de reuniones de los Santorini era el lugar adecuado para hablar de nuestros planes.

Todos esperamos la llegada de otros aliados que Caitlyn citó aquí para iniciar el contraataque.

–Ya llevan veinte minutos de atraso– Donelle empieza a perder la paciencia.

–Llegaran– es todo lo que Caitlyn responde.

Otros diez minutos transcurren hasta que varias personas atraviesan la puerta. Nueve hombres vestidos con ropa cuero negros y guantes del mismo color. Solo uno de los hombres y tres chicas toman asiento.

La primera chica tiene el cabello rubio y ojos grisáceos, lleva una pequeña fila de cuchillos con sus respectivas protecciones al rededor de su cintura. La que le sigue tiene ojos del mismo color pero su cabello es castaño claro y tiene un arco con varias flechas como arma. La última de ellas se ve mucho menor, sus ojos son verdes y tiene el cabello muy oscuro, ella lleva una espada en espalda.

El hombre tiene los ojos del mismo color que las primeras chicas, su cabello es grisáceo y está totalmente armado.

–Lamento el atraso– dice el hombre.

–No te preocupes, Halek. No iniciamos aún– responde Caitlyn con una sonrisa.

Se que ella estaba escondiendo su miedo con esas sonrisas amistosas.

Estas personas son intimidantes, incluso más que Donelle y Demetre. La única que se ve amigable es la chica más joven que se sentó frente a mí.

–Disculpen a mi padre por su falta de educación. Soy Katrina Stephens– se presenta la chica de cabello castaño y ojos grises. –Ella es Melissa, mi hermana– señala a la rubia –. Y...

–Soy Norah Stratton– se presenta la chica más joven.

Katrina fija su vista en mí y sonríe.

–No quiero ser descortés pero... ¿Quienes son?– pregunta Alessia.

–Los Stephens son fundadores y líderes del clan mas poderoso de toda rusia– explica Caitlyn.

–Clan de...?– indaga Madisson.

–De asesinos– responde la rubia sonriendo.

¡¿En serio?!

Necesito tener una conversación con Caitlyn sobre sus amigos.

Mafiosos italianos, Clan de asesinos, un chico arranca órganos... ¿Que sigue?!

–Buongiorno!– grita un hombre entrando mientras hace un espectáculo llamando la atención de todos.

¿Otro italiano? 

El señor de unos cuarenta años lleva un traje de la armada.

–Cornellios– saluda Donelle levantándose a darle un abrazo de hombres.

–Él es Cornellios, un ex miembro de las fuerzas armadas, gran amigo de mi padre– me susurra Alessia.

De nuevo, Alessia me explica con paciencia.

Esta chica es un amor.

–Con tantos nombres terminaré más loco que Inaham– murmura Jeremiah.

Alessia ríe y todas las miradas caen en nosotros.

–Pasa algo, hija?– Donelle le da una mirada confusa.

Alessia sonríe y niega para que no le tomen importancia a su risa.

Otros hombre de Cornellios entran pero ninguno toma asiento.

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