XXV

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Capítulo veinticinco.

La vida de muchos es como la poesía, difícil de comprender hasta cierto punto y normalmente podemos leerla tan rápido por la poca duración de la misma. También podemos comparar la vida con riesgo, desde la decisión mas simple hasta la mas compleja, todas crean riesgos.

Pero algunas personas no temen a esos riesgos y logran comprender el complicado poema de la vida. Alessia, Jeremiah, Katrina, Cornellios... ellos son claros ejemplos.

Balas, flechas, golpes y gritos llenan la entrada de la mansión Santorini. Hay dos bandos claros, nosotros contra los hombres de Inaham. Aproximadamente unos treinta sicarios armados disparaban en nuestra dirección, Jeremiah corrió hasta ellos y empezó a pelear a puños mientas las balas pasaban por el como el aire.

Katrina le dedicó una sonrisa de malicia a los hombres y cargó su arco para empezar a lanzar flechas. Varios hombres decidieron correr hasta nosotros pero los hombres de Donelle y los de Cornellios les hicieron frente.

Alessia no esperó más para levantar su arma y dar disparos certeros contra los enemigos. Melissa, Caitlyn, Luka y Donelle hicieron lo mismo.

–Haylee, es momento de que saques lo que consideran raro en ti– dice Madisson a la vez que toma la ametralladora entre sus manos.

Todos están en la pelea como si fuera su lugar seguro, por muy extraño que suene.

Oliver sería útil aquí... Pero se fue.

Es el momento de ser lo que llevo años escondiendo.

Camino lentamente hasta uno de los hombres y esquivo cada bala hasta llegar a él. Intenta dispararme  a pesar de que estoy a escasos centímetros, tomo su propia mano y la doblo de tal forma que el disparo sale directo a la mandíbula del hombre.

Volver a matar es... Increíble.

Veo a lo lejos como tres hombres rodean a Demetre y corro hasta ellos. Tomo la cabeza de uno y le parto el cuello sin esfuerzo, Demetre dispara al que esta frente a él y empuja al otra hacia mí y aprovecho para estrellar su cabeza contra la fuente, llenando el agua de sangre.

–Por que mi fuente?!– grita Donelle al ver la escena.

¿En serio? Nos pueden matar y a él le preocupa su entrada.

Mi vista viaja a Jeremiah quien ya tiene una montaña de cadáveres a sus pies y demasiados órganos fuera de cuerpos. Alessia no ha fallado ni un disparo pero ya tiene un rasguño de bala en el hombro.

Varios hombres de Alessia caen al suelo sin vida al igual que uno de los de Cornellios.

–Nos van a matar, son muchos– grita Melissa, la hermana de Katrina.

–Lo intentarán, pero ellos morirán primero– responde Norah.

Ellas luchan espalda con espalda, Norah corta y apuñala con su arma con mucha agilidad a la vez que Melissa usa una daga y sus puños.

Hay demasiados hombres de ambos bandos en el suelo pero aún hay varias filas de los de Inaham.

Vuelvo a luchar sin pensarlo dos veces.

–Bastardo de...!– un grito me hace perder la concentración.

Giro para saber quien fue herido y mis ojos se encuentran con Madisson sosteniendo su vientre que se empieza a llenar de sangre. No esta muerta, pero el hombre que le disparo se acerca hasta ella dispuesto a asesinarla.

No ocurrirá.

Corro a la mayor velocidad que puedo y llego hasta el clavando mi mano en su cuerpo y la muevo hacia la derecha... corté al hombre a la mitad con mis propias manos.

MortalWhere stories live. Discover now