34. Medicación

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ALBA POV

He estado bastante ocupada con los exámenes pero porfin he acabado, han sido 2 semanas encerrada en casa estudiando como una loca, yo quería estar más con Natalia porque sé que lo está pasando algo mal con la medicación que le han dado, que no sé ni para que es, pero estamos bien, he quedado con ella esta tarde para estar en casa, mañana es mi graduación y me gustaría que fuese.

-¿que piensas Alba?- interrumpe María mis pensamientos y entra a mi cuarto-
-Mañana me graduo María, es muy heavy ¿eh?- dije tocándome la frente.
-te lo mereces, eres muy trabajadora tía, a ver si encuentras curro o algo para entretenerte- dijo sentándose a mi lado- me gustaría que hicieras algo artístico, que no dejes de ser tú misma por encontrar un trabajo de mierda.
-no te preocupes María, no haré nada que no me guste, de verdad- apoyé mi cabeza en su hombro.
-¿Qué tal Natalia?- preguntó seria.
-bien, me da pena no haber podido estar con ella estos días, sé que la medicación le deja un poco mal, pero en nada se la quitan - suspiré.
-lo siento por decirte todo aquello sobre Natalia, y por todas las veces que me he equivocado...
-no te preocupes Mari, todos nos equivocamos ¿no? No te sientas culpable de nada, ya estamos bien.

Me fui con ella a la cocina para preparar la comida y comer, después me preparé para ir a casa de Natalia dentro de poco.

NATALIA POV

Estaba algo mal, las pastillas de mierda me dejaban fatal de humor y de cansancio, han sido dos semanas de mierda desde que hablé con Alba de todo y nos perdonamos, me arrepiento de muchas cosas que he hecho, pero nunca de las que no he hecho.

Me tumbo en el sofá boca arriba a dormitar, lo que llevo haciendo 2 semanas, no tengo ánimo para hacer nada más, Alba venía esta tarde a hacerme compañía ya había terminado los exámenes y sé que le fueron bien porque aunque no la haya visto mucho, hablábamos continuamente por WhatsApp.
Sonó el teléfonillo y miré la hora, había dormido un montón y no había comido si quiera, que desastre soy.

Me levanto y abro el telefonillo contestando a Alba y dejo la puerta de casa abierta para que no llame dos veces, me vuelvo a mi pequeña madriguera de estos días.
-¡hola!- dijo Alba cerrando la puerta y acercándose a mí.
-¡hola! y lo siento por el desastre pero me cuesta mucho hacer cosas, las pastillas me duermen...-dije mientras se acercaba hacia mi posición.
-no vengo a ver la casa, vengo a verte a ti- se acercó y me dio un abrazo, metí mi cabeza en su cuello respirando su olor, le echaba mucho de menos.
-te quiero mucho Alba- dije aún abrazada a ella.
-y yo- susurró en mi oído, se separó y me dio un beso en la mejilla, de esos que suenan.

Se sentó conmigo en el sofá y se quedó pensativa mirando mi guitarra colgada en la pared, la tenía ahí porque era la que más usaba, el resto estaban en mi habitación-estudio junto al piano.
-¿Que piensas?- dije notando como suspiraba.
-hace mucho que no te oigo cantar...-se giró y me miró suplicando con la mirada- pero si estás muy cansada no pasa nada...
-Alba, estoy cansada de dormir, todo el día tumbada en el sofá- me levanté a por la guitarra y me senté de nuevo- algo de actividad no está de más ¿no?

La verdad es que estaba destrozada, pero por ver a Alba sonreír hago cualquier cosa.
Me miraba expectante a mis movimientos.
-lo siento si me sale fatal, hace nada que me quitaron la escayola y no tengo la mano ágil- dije empezando a tocar algunos acordes, decidí cantar la canción que canté en aquel bar.

Cuando acabé Alba soltaba alguna que otra lágrima, me daba tanta ternura como sujetaba su cabeza con las manos apoyadas en sus rodillas.
-¡Albi! No llores- me acerqué y la abracé.
-eres increíble, de verdad, cuando haces esto- señaló mi guitarra y a mi- me emocionas demasiado.
Me aparté del abrazo quedándome muy cerca de ella, notaba como se ponía nerviosa y miraba mis labios y mis ojos, su piel blanca, su flequillo, era perfecta.

Me incliné un poco y nuestras narices se rozaban, con la mano toco los labios entreabiertos de Alba antes de depositar mi mano en su cuello y cerrar distancias.

Hace mucho tiempo que no sentía como miles de corrientes eléctricas se movían dentro de mí y como me tambaleaba de placer de besar sus labios, besaba tan bien y sabía cómo actuar en cada situación, no podía estar más agradecida.

ALBA POV

Hacía tanto tiempo que no la besaba que se me olvidaba como se siente uno, me siento cómoda, ojalá se parase el tiempo y estuviéramos mucho rato así, solas, queriéndonos y sin ningún contratiempo. Me separé y juntamos nuestras frentes, pude ver como me sonreía y levantaba sus cejas, era tan adorable.

-¿Quieres ver una peli?- dije cogiendo el mando y encendiendo la tele.
-no tengo ganas de nada- dijo algo triste de nuevo.
-ey...-me acerqué para abrazarla- si no quieres no pasa nada.
-es que no me encuentro bien, las pastillas del demonio, me atontan, una hora estoy bien y otra tengo ganas de dormirme en cualquier esquina- explicó tumbándome en el sofá con su cabeza en mis piernas- solo quiero estar tranquila ahora, luego igual vemos algo.
-vale, lo que tú quieras Nat- la di un beso en la cabeza y acerqué una manta para taparla.

Me destrozaba verla así, acabé mis sesiones con Yolanda hace un par de días, me había ayudado mucho, ella y Natalia por su puesto, a pesar de que no le incumbía me ayudó con nuestra pequeña crisis, me dijo como actuar y como sentirme, me ayudó mucho la verdad.

Después de 1 h noté como Natalia se movía y miraba hacia mí, tenía una cara que no pude evitar reírme.
-¿Tan fea estoy?- dijo tapándose la cara con la manta.
-no, estás muy mona- reí de nuevo.
-no me mientas...
-siempre estas mona Nat, cuando duermes más- se levantó y se colocó en mi posición aún con la manta puesta y me tapó con ella.
-tengo que decirte algo- dije mientras nos tapamos y ella asintió con la cabeza- mañana me graduo de la universidad y me gustaría que vinieras.

Se quedó pensativa y me miró de nuevo.
-me encantaría ir, pero no tengo ropa y no sé si estoy preparada para salir ...- dijo algo desanimada.
-no me voy a casar Nat, es una graduación, además si te encuentras mal nos vamos a casa y ya está, no pasa nada- la acerqué a mí y la acurruqué en mi pecho.
-¿seguro que quieres que vaya?- preguntó rozando su mano con la mia.
-no estaba tan segura de algo desde hace mucho tiempo- afirmé sonriendo, Natalia se giró y me miró, tenía esa mirada que echaba de menos, la intensidad de su miraba gritaba muchas cosas, no me dio tiempo a leerlas porque me besó, me besó lento humedeciendo cada esquina de mi boca mientras me tocaba suavemente la cara, estaba tan enamorada de Natalia que ya podría caerse el cielo que no me iba a ir de su vida por mucho tiempo.

Despacio // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora