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Los dos primos caminaban juntos, mejor dicho, Blanca estaba sobre la espalda de Freddy, transportándose de esa manera. Abrazaba el cuello de su Primo y apoyaba su cabeza a un lado de la de él.

-Ese lugar tiene ricas cosas, deberíamos volver—habló él con una sonrisa.

-Dudo que Casandra quiera volver ya que está ese chico—murmuro cansada entre el hueco del cuello y el hombro de su primo.

-No necesariamente tenemos que ir con ella, podemos ir nosotros dos...—hizo una pausa—... o tu sola—Blanca se levantó al instante, haciéndolo tambalear— Oye, cuidado o los dos besaremos el suelo.

-No creas que iré sola, además, ¿Qué voy a hacer sola?—volvió a la misma postura de hace un momento.

-Hablar con él...—ante la mirada fulminadora de la chica, tomó aire, dispuesto a continuar— Podrías llevar las cosas del colegio, o sea, la tarea. Total, podrás verlo sin inconveniente y sin parecer una loca.

-Qué ridiculo...—murmuró.

-Si funciona, me debes un mes de mesada—Blanca volvió a incorporarse, tambaleando al chico, pero esta vez saltó de su espalda para poder golpearle el brazo sin ser afectada— ¡Basta! No soy tu saco de boxeo.

-Como si te fuera a dar mi mesada...

-Bien, quiero ser padrino de la boda—la rubia puso los ojos en blanco.

-Eres insoportable—no pudo contener su sonrisa al escuchar la risa de burla de su pariente.

Los dos se detuvieron frente a una amplia reja negra seguida de paredones blancos. La reja tenía un escudo en el medio con unas iniciales, las cuales pertenecían a su apellido.

Blanca se acomodó su mochila y luego fue hacia la pequeña caja negra incrustada a un costado, en el paredón izquierdo. Apretó el botón de la misma y acercó su rostro cuando hizo un ruido sordo.

-Residencia McCarter, ¿en qué puedo ayudarle?—se escuchó una voz femenina desde el aparato y Blanca sonrió.

-Mami, soy yo, Blanca. Frederick está conmigo—se escuchó otra vez el mismo ruido sordo desde el aparato y luego un click en la reja. Una de la puertas de la reja se movió solo un poco hacia el costado, dejándoles pasar al interior del territorio de la familia. Blanca tomó a su Primo de la camisa, jalándolo.

Caminaron por el extenso sendero de piedras que era para las gentes que se transportaba en pie. Blanca asomó su cabeza por uno de los enormes arbustos que decoraban el camino y gritó.

-¡Hola Ricardo!—saludó eufórica al hombre que se encargaba de la jardinería en su casa. El hombre, ya de unos años, le sonrió y devolvió el saludo.

-¡Hola!—le imitó Freddy y el hombre hizo lo mismo con él.

Los primos siguieron caminando hasta que llegaron a la enorme puerta subiendo los peldaños de mármol. Freddy fue quien tomó el golpeador y tocó tres veces. Esperaron un momento antes de que la puerta fuera abierta y apareciera la criada de la familia, ella les sonrió e hizo una inclinación antes de dejarlos pasar.

-La señora está en la sala de estar—Blanca le sonrió— Si Quieren puedo llevar sus bolsos a su cuarto, señorita Blanca.

-No te hagas problema, Harriet—habló primero Freddy, haciendo reír a su prima. La criada asintió con vergüenza y con el rostro colorado— Tómate un descanso, y si te dicen algo, diles que te lo pedimos nosotros—la chica volvió a asentir y se fue por una de las puertas, seguramente a la cocina donde era el lugar más tranquilo.

Los dos se encaminaron hacia la sala de estar, no sin antes Blanca proporcionarle un golpe a su pariente. Freddy le miró de reojo, algo curioso.

-¿Y a ti que te pasa?

Just One More Kiss [COMPLETA]Where stories live. Discover now