7. Mereces estar en el equipo.

5K 487 140
                                    

1.

Hoy el hermano de Niko, Emilio, me ha mandado a hablar y debo ir a las Canchas para saber la razón de ello. Muero de nervios. En especial porque tendré que encontrarme con las únicas personas que menos quiero ver: Emilio y Adrian, puesto que he escuchado que este último volvió al equipo con condiciones de quedarse en la banca.

Camino a paso lento hasta el lugar, alargando cuanto más pueda el camino a donde entrena el equipo, pero no es suficiente porque he llegado rapidísimo y puntual.

En el centro del campo está el entrenador, esperándome, así que solo me dirijo a él dándole una mirada al resto del equipo que está en gradas, amarrándose los tenis o tomando agua. El hermano de Niko me sonríe cálidamente, me da la mano y le escuchó decir:-Te hemos elegido para que formes parte del equipo de fútbol, ¿qué te parece? ¿aceptas?

Mi emoción es tanta que ahogo un grito y mando todo a la mierda, asintiendo de arriba a abajo energéticamente. No entiendo cómo es posible si mi prueba no terminó y seguramente jugué horrible.

-Por supuesto que sí-le aclaro, riendo de felicidad. Me siento increíblemente patético.

-Genial-dice, riendo también conmigo, entregándome mi uniforme ahí mismo-, porque mi tocayo tiene razón: eres muy bueno. Mereces estar en el equipo.

Mi felicidad se acaba. Estoy ahí porque Emilio me recomendó, no porque lo merezca. Y aunque el hermano de Niko lo oculta muy bien, tiene sus dudas. Estoy a punto de regresarle el uniforme del equipo para retractarme, pero me manda a cambiarme a vestidores y no tengo el valor suficiente para decirle que siempre no quiero estar ahí. El mayor problema de todos es que sí quiero estar ahí, pero por mi cuenta.

Para cuando el entrenamiento llegó a su fin, quedé bastante satisfecho con la dudas de Emilio Caballero borradas en su totalidad. Me dió varias recomendaciones para jugar mejor, pero aún así está bastante feliz con el potencial que me aseguró tener.

Me cuelgo mi mochila en el hombro y salgo de la cancha sin siquiera cambiarme, llego tarde a casa y mamá debe estar muy preocupada por no avisarle que me quedaría a entrenar. Camino tan rápido como puedo, pero Emilio Osorio se me cruzó entonces.

-¿Qué demonios quieres?-le mascullo sin mirarle a los ojos, estoy tan enojado que ni siquiera quiero verle para evitar rendirme rápido.

-Quería pedirte disculpas, obviamente.

Y su tono obvio no hace más que enfurecerme más. ¿Cómo puede portar tales bellezas con esa actitud?

»Mira, sé que hice mal. Sé que estás molesto, pero me muero por que dejemos este problema de una vez-dice, tomando mi mano izquierda mientras busca con sus ojos los míos. Está intentando chantajearme con los efectos que causa él en mí, pero me resisto tanto como puedo-, ¿qué te parece si te compenso saliendo a un sitio hoy por la tarde?

¿Qué?

-Esperate tantito-le digo. No sé cómo sentirme con esto, especialmente porque nunca sé del todo cómo debo sentirme cuando estoy cerca de él-: ¿me estás invitando a salir?

-Bueno..., eso fue lo que dije-responde Emilio, algo más relajado que antes. Sonriéndome con sus enormes dientes blancos en una mueca ladeada-. Pizza, tacos o... uy, ya sé tienes cara de cine.

-No tengo cara de cine ni de nada.

-Vamos, Joaco. Será divertido-ríe suavemente y un par de rizos se mueven con la acción, no estoy seguro de porque tengo la severa necesidad de fijarme en sus pequeños detalles. Es una idiotez cursi que simplemente no puedo evitar-. ¡Además! Mi papá dijo que debemos estar conectados para cuando iniciemos a grabar la serie. ¿Qué mejor que salir juntos?

-¿S-Solos?

Rasco mi brazo izquierdo como rastro de nerviosismo. No puedo creer que esté cayendo tan rápido

-Solos.

-No lo sé, Emilio.

-Venga-me anima, y aunque ya he decidido que aceptaré, me gusta hacerme un tantito del rogar. Me emociona que tenga la paciencia suficiente para ser tan insistente-. ¿Qué tal si paso por ti a tú casa? Podría pedirle prestado el auto a mi mamá.

-No creo que sea una buena idea...

Se detiene, ha estado siguiendo mis pasos. Piensa un poco y entonces una nueva sonrisa se forma. Sus labios rosados parecen tan suaves que van perfectos con sus mejillas. No debería tener otros labios.

-¿Te da frío?

Volteo a verle con un gesto casi cansado, no entiendo cómo piensa que eso hará algún cambio. Estaba decidido a negarme por un buen rato más, pero convencerlo fue imposible. Es un pesado: alegaba que se sentiría culpable todo el resto de su vida por confesar algo tan fuerte como lo es salir del closet. Aunque como es obvio, no tengo porque ayudarle a no sentirse culpable, acepté más rápido de lo planeado porque quizás así pueda descubrir algo nuevo de él.

-Bien...

-¡Perfecto!-espeta con una expresión de absoluta frescura y confianza antes de salir corriendo bastante más animado que antes. Emilio es tan impredecible que no sé cómo tomar esa reacción:-Paso por tí a las siete.

IMPOSSIBLE, emiliaco.Where stories live. Discover now