25. Esto no puede estar pasando.

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Esa mañana me levanto por las llamadas insistentes de Andy, quien no me da ni un segundo antes de volver a llamar. Es tan temprano que los rayos del sol son aún muy tenues entrando por las ventanas abiertas. Sonrío ampliamente. Las debía haber olvidado cerrar después de que Emilio se había ido.

Pensar en todo lo que había acontecido anoche era casi un sueño. Había enfrentado a papá, había confesado que era gay abiertamente con mi familia y había besado tanto a Emilio que mis labios se habían hinchado por la succión, la humedad y la fricción. La noche en sí, fue intensa.

Andy volvió a llamarme, así que le contesté finalmente.

-¡Dios mío, popó!-grita desde el otro lado de la línea, haciéndome separar la bocina de mi oreja unos segundos antes de volver a prestarle atención. Ella siempre ha sido ruidosa a morir, creo que es de las cosas que más me gustan de ella, porque siempre es ella misma y se muestra sincera sin rodeos. Es linda, libre y loca a partes iguales. Me enorgullezco mucho de ello-, ¿ya abriste tus redes sociales?

Para ser sincero, no es la razón por la que esperaba tanto alboroto. Ella sabe que odio levantarme temprano, en especial siendo fin de semana. Así que hablarme para preguntar sobre mi reciente actividad en las redes lucía demasiado exagerado para ser cierto.

-¿Qué? No-digo, mirando la hora antes de gruñir por ser tan temprano-, son las seis cuarenta de la mañana de un domingo. ¿Qué haces despierta?

-Vine al gym.

-¿Desde cuándo vas al gimnasio, popó?-rio de su tono de obviedad al responderme. Pero su seriedad me corta la broma instantáneamente.

-¡Eso no es lo importante ahora!

No suena molesta, pero tampoco feliz. Parece extrañamente preocupada por algo que ha visto en Twitter, Facebook o quizás Instagram. No es la primera vez que mira algo en internet que se cree, se preocupa por nada y me llama. Así que me tomo mi tiempo. Sólo quiero volver a dormir.

-¿Podrías... simplemente dejarme dormir?-bostezo. Hasta ese momento sólo he dormido tres horas y pico-. Muero de sueño.

-Déjame adivinar; ¿la visita de Emilio no te dejo dormir temprano?

El tiempo se detiene para mí en ese momento.

-¿Qué?-mascullo. No de nuevo, no de nuevo.

-Abre Twitter-me ordena-A-h-o-r-a.

Hago lo que dice. Me levanto de mi cama para recoger mi computadora y volver a mi cama para taparme del frío matutino. La enciendo, entro a mi cuenta y entonces realmente mi mundo se viene abajo. Ésta no es una de esas veces en las que alguna información falsa la altera o preocupa, en realidad, esto es completamente distinto a lo que es habitual.

Lo primero que encuentro al entrar es la frase 'Emiliaco es real' en el número uno de tendencias nacionales y el tercero en las tendencias globales. Seguido de incontables notificaciones sobre menciones mías. Abro la última de ellas y entonces lo veo.

Ante mis ojos, una foto de Emilio besándome sobre la ventana aparece.

-No... No, no, no.

-Ay, popó-susurra Andrea, siguiendo su pequeño comentario con un suspiro.

-Esto no está pasando.

-Popó.

-¡Esto no puede estar pasando!

-Popó.

-Por todos los dioses, esto no...n-no puede...

-¡Escúchame, popó!-Andy me llama la atención, deteniendo mi momentáneo ataque de pánico en ese instante. Ella mantiene la calma en estos momentos porque sabe que yo no, porque nunca sé realmente como reaccionar-. Tienes que ser fuerte, ¿de acuerdo? Llama a Emilio, será mejor que se entere de tu parte. Tienes que estar tranquilo, popó. Emilio te necesitará tranquilo.

-Sí, sí, sí-respondo exaltado, aún sin poder creerme que una foto de ambos había sido filtrada cuando todo iba tan bien entre los dos-. Eso haré.

-Bien.

-¿Q-Qué se supone que diré?-pregunto, tan nervioso como cuando todo eso del rumor ocurrió-. Papá se volverá loco. Osorio... Dios mío, el papá de Emili-

-¡Joaco!-es la voz de mi hermanita gritando desde el pasillo, tocando repentinamente sus nudillos contra la puerta.

-Debo colgar, popó-le digo a Andy antes de hacerlo sin siquiera esperar una afirmación, respirar hondo y darle libre paso a mi habitación-. ¿Qué ocurre, Reni?

Renata entra a mi cuarto, exaltada. Inhalando y exhalando una y otra vez, parece agotada. Está rojísima, aún en pijama y con el cabello hecho en una trenza completamente despeinada. Traga saliva fuertemente mientras intenta calmar su respiración.

-El señor Osorio está aquí. Te está esperando en la sala.

IMPOSSIBLE, emiliaco.Where stories live. Discover now