43. Es hora de que tomes cartas en el asunto.

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Suspiré un poco antes de tocar con mis nudillos la puerta de la habitación de Azul. Después de la cena incómoda con el señor Osorio y su hijo matándolo con la mirada por su desliz, sólo quería evitar a toda costa estar con alguno de los dos a solas. Cosa que me hizo huir cuando ellos dos pidieron un elevador para volver a sus habitaciones, excusándome con que había olvidado algo y que después los alcazaba o regresaría a la habitación.

La verdad es que no quería hacerlo. No quería volver a la suite sólo para pelear, o confundirme más con las cosas que Emilio jura y que me enloquecen cada vez un poquito más, que me hacen olvidarme de lo importante y que me llevan hasta el punto máximo de la desesperación.

Evitarlo, para algunos, puede sonar infantil. Una parte mía cree que todo lo que estoy haciendo lo es. La cosa es que no sé cómo reaccionar y cómo actuar en una situación que pensé jamás viviría. No hay modo en que pueda actuar sin sentirme culpable por algunas de las partes, pero yo no quería que todo esto acabara como lo estaba haciendo.

No me siento capaz, ni maduro ni todas esas cosas que creí eran características propias de mí. Lo cierto es que me estaba negando a ver la realidad. La misma que me dejaba en claro que después de todo no era capaz, no era maduro y que, por mucho que deseara lo contrario, no había nada especial conmigo que me hiciera diferente a todos los adolescentes hormonales de mi edad. No era diferente a Emilio, que constantemente temía ser él mismo; no era diferente a Roy, que no decía lo que pensaba jamás; no era diferente a Renata, que hería a los demás con sus acciones. No era diferente, a ninguno de ellos, pero al menos tenía el valor para reconocerlo. Sabía que estaba haciendo mal, soy consciente de ello, pero no sabía que más hacer.

Necesitaba a María, quien siempre me había ofrecido su apoyo aunque estaba tan enamorada de Emilio como yo mismo lo estaba, a Andy, quien aunque la había dejado de lado por un largo tiempo volvió a ofrecerme su hombro para llorar y sus pañuelos para secar mis lágrimas, a Diego, quien me quiso con todo el corazón aunque el mío no estaba del todo presente. Pero ninguno estaba, haciéndome sentir solo aunque no era así. Lo supe cuando esa puerta enfrente mío que se levantaba imponente como un obstáculo se abrió, dejándome ver el precioso rostro de Azul. Confiable, sincera y abierta a mí. A veces olvidaba que ella estaba tan dispuesta a ayudarme como todos los demás lo hacían.

-¡Joaco!-chilló emocionada, jalándome del brazo para entrar a su habitación compartida. Vestía una simple bata blanca que parecía de un material suave y brilloso como la seda, con el cabello amarrado en un moño despeinado y un par de sandalias rosadas.

-Estoy listo para hablar-susurré, tragando fuertemente mientras asentía para mí mismo.

Azul sonrió enormemente y cerró la puerta detrás de mí.

-Llegaste en un buen momento-me dice, haciendo un gesto hacia una cama individual de las tres en la habitación. Supuse que era la suya. En la cama, pude observar una buena cantidad de mascarillas y lociones por abrir, pero aún así logré encontrar un lugar para sentarme en ella-. Laura y Jade salieron de fiesta, so... pensaba en tener un tiempo para relajarme. Pero contigo aquí, mejor.

Reí suavemente, mirándola correr hacia el baño y volver de inmediato, traía consigo un par de velas aromáticas color doradas.

»Son aroma a vainilla, ¿te gusta la vainilla?-pregunta, mirándome mal cuando me encogí de hombros-Como sea, te gustará.

Las puso en las mesitas de noche a los lados de la cama y, encendiendo una sola llama, prendió cada mecha de las velas. El aroma pronto invadió mis fosas nasales y supe que tenía razón, me gustó.

Azul tomó uno de los tantos botes sobre la cama y lo abrió, dejando ver una mezcla morada y pastosa. Olió de ella abruptamente y metió dos de sus dedos en la mascarilla, hasta sacar con ellos una buena cantidad de la sustancia. La llevó hasta mi propio rostro y comenzó a untarla por mi piel con cuidado.

IMPOSSIBLE, emiliaco.Where stories live. Discover now