44. No puedes ser tan influenciable

3.5K 363 225
                                    

Mi celular vibró en el pantalón de mezclilla, zumbando dentro de la bolsa sin intención de detenerse. Metí la mano en el bolsillo y entonces saqué de él el móvil. Diego estaba llamándome, y aunque pensé seriamente en enviarlo a buzón de voz, no lo hice.

-Hola...-escuché la voz lastimada de Diego al otro lado de la línea. Fruncí el entrecejo y no pude devolver el saludo antes de preguntarle al respecto.

-¿Bebé, qué sucede?-le cuestioné. Hacía unos días que no había hablado con él aunque prometí hacerlo todas las noches, y por mucho que no quisiera aceptarlo, él debía estar así por mi culpa. Él sorbió su nariz y susurró un leve "nada" que me hizo preocuparme más:- ¿E-Estás llorando?

-Sólo estoy... enfermo.

No sonaba muy convincente.

»No has llamado ni contestado mis llamadas, ¿todo... está en orden?-preguntó como quien no quiere la cosa, sonaba como si estuviese pensándoselo mucho y como si omitiera una parte de su respuesta, tal vez la parte en la que me manda a la mierda o en la que llora por mi indiferencia. La verdad es que no quiero ninguna de esas dos opciones, no quiero verle triste, pero tampoco quiero verlo con nadie más que no sea conmigo. ¿Qué tan egoísta es eso? Estaba siendo un patán con él.

-Todo en orden, amor.

-Y con Emilio, ¿todo también está en orden?-cuando lo dijo, supe entonces que esa era la parte que había estado omitiendo. Supe que era la razón por la que había estado llamando día y noche y por la que me enviaba mensajes diciéndome que me quería a montones. Y yo estaba actuando como un jodido idiota-, ¿no pasó nada... trascendental?

Pude haber dicho que sí, que había estado durmiendo con él en la misma cama, que habíamos salido a la playa juntos por la noche y que había estado a punto de besarme, que hace dos días desperté con él abrazándome con sus piernas alrededor de mi cintura. Pude decirle, pero no quise. No quise que me odiara o que terminara conmigo ahí mismo porque no me sentía listo y no sabía si alguna vez lo estaría. Era mi zona de confort. Estar con él se sentía tan rutinario que me gustaba, se sentía tan sin presiones que era dificil dejarlo. Era mi hogar, todo lo que conocía hasta el momento. Era él mis primeras veces. Diego fue mi primera vez para muchas cosas: mi primer novio real, mi primer "Te quiero", mi primer beso en público. Emilio había llegado antes, pero mientras nada nunca fue serio con él, con Diego era algo seguro. Casi sencillo. Como respirar.

-Nada trascendental-le aseguré para después aclarar mi garganta.

Hubo un pequeño silencio antes de que él pudiera responderme, quizás estaba pensando en si lo que decía era cierto o no. Suspiró a un lado del micrófono y entonces respondió:-¿Esto es serio para tí, Joaco? Porque si no lo es, necesito que me lo digas, ¿de acuerdo? Necesito que seas sincero conmigo.

-Vamos, bonito...

-No me has respondido-masculló ácidamente, nunca antes lo había escuchado molesto:-, ¿quieres estar conmigo?

-Por supuesto que sí.

-Bueno, entonces dilo-exclamó de un modo en que su voz sonaba frustrada-, dí que quieres estar conmigo.

-Bebé, así es, ¿está bien? Te quiero-le aclaré-. Ahora mismo acabamos de terminar de grabar la última escena, así que estaré en casa para mañana en la tarde. ¿Quieres gastar tu noche del viernes con tu estúpido novio?

-Bien-dijo, aunque no sonaba muy convencido-. Yo también te quiero, te veo mañana.

Y la llamada terminó entonces, con un Diego muy molesto como para seguir hablando conmigo y yo sintiéndome mal porque de verdad estaba arruinándolo todo con él.

IMPOSSIBLE, emiliaco.Where stories live. Discover now